Capítulo 21

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27 de abril, 2018.

Ha pasado una semana desde el día de la fiesta en aquel castillo. Disfruté el fin de semana con Mauro, no hubo ninguna necesidad de escondernos o fingir que nos odiamos. Éramos solo nosotros.

Camila regresó de viaje, nos reunimos en mi departamento y nos pusimos al día con lo que pasó desde que se fue. Al momento de hablar me quedé pensando por un momento, le contaría parte de lo que pasó y algunas cosas (la mayoría) decidí guardarlas.

Al día siguiente todos organizamos una salida a un parque que estaba cerca de mi departamento, la estábamos pasando muy bien. En ese lugar salió el tema de las ansias que teníamos de viajar a la playa.

Gracias a esa conversación el día de hoy (viernes) nos encontramos en la playa, disfrutando un poco. Necesitaba salir de mi rutina y relajarme.

Mauro y Camila habían pensando en compartir habitación con Manuel, pero él decidió darles su privacidad. Damián y yo preferimos compartir habitación, no teníamos ningún problema con eso.

–Deberíamos organizar más salidas de este tipo –Damián, sugirió y nos dio una sonrisa. Tenía razón.

–No todos disponemos de tiempo para hacer salidas siempre –Mauro, reprochó y rodó los ojos.

Ellos se llevan muy bien desde que se conocieron. Mi hermano decidió apoyar nuestras locuras y fingir que se llevan mal. Nosotros somos gemelos, entonces, si a uno le cae mal alguien, al otro también y no se discute.

–Según tu eres un hombre ocupado y no dispones de tiempo, pero te veo tan tranquilo, sin preocupaciones –atacó–. No parece que seas lo que dices.

Damián ama ver el mundo arder.

–Alemana, calla a tu perro –Me exigió, fastidiado y reí.

–No –le respondí con tranquilidad–. Él es libre y pude decir lo que quiera. Además, no es mi problema.

Después de que organizamos el pequeño viaje, nosotros tres hicimos planes para disimular todo. Así como la pequeña conversación que acabamos de tener. Todo está planeado.

Cuando llegamos al primer piso salimos del elevador y tomamos un poco de aire. Damián y Mauro se dieron una de esas mirada retadoras, pero sabía que los dos disfrutaban está mentira. Manuel conocía la relación que tenían y parte del plan. Camila era la única que creía este teatro.

Salimos del hotel y comenzamos a caminar hacía el mar. El día estaba hermoso y el clima era lo mejor. Mientras caminábamos podía sentir las miradas de varios chicos. Poco después unas personas comenzaron a acercarse, reconocieron a Mauro y comenzaron a tomarse fotos con él.

–Mari, me quiero ir –Camila, murmuró. Conocía la razón.

–Tranquila, todo está bien –le respondí y tomé sus manos–. Entiendo cómo te sientes al ver a chicas acercarse a tu hombre, pero tranquila. Solo son sus fans –suspiré. Él se veía muy feliz y era lindo verlo así–. En todo caso no puedes  estar huyendo de la situación.

–¡Mariana! –murmuró molesta–. ¡No empieces! ¡Tú porque nunca has estado en mi situación! –Rodé los ojos.

Estaba comenzando con las actitudes que me molestaban. En los últimos días ha estado actuando de una manera tan insoportable. No le puedes decir nada porque se molesta.

–Si voy a estar como tú, prefiero nunca estar en tu situación –la enfrenté y me crucé de brazos–. ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué te vayas y evites la situación? ¡Madura un poco! No eres una niña pequeña.

Ella puso mala cara y bufó.

Después de muy pocos segundos vimos a Mauro acercarse nuevamente. Él tomó su mano y besó su frente.

Dulce Traición • Lit Killah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora