Capítulo 28

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09 de diciembre, 2018.

Un año más está por terminarse. No fue el mejor cómo los anteriores. Esperaba cosas buenas, pero solo recibí dolor. Todo sanará, después de todo, nada es para siempre.

Nunca imaginé que perdería a dos personas muy importantes en mi vida. En mi pecho hay un enorme vacío, pero sé que ellas se encuentran en un lugar mejor y en cualquier momento la herida dejará de doler con profundidad.

Solo es cuestión de tiempo.

Hace unas semanas mi cabello volvió a su tono natural y decidí cortarlo hasta mis hombros. Lo amaba, pero últimamente no tenía humor para lidiar con pequeños detalles. En realidad, lo había pensado desde hace tiempo.

Me encontraba acostada en la cama y escuchaba un poco de música para distraerme. Mauro estaba por llegar.
Tenía tantas cosas en la cabeza, pero ahora solo quería disfrutar el tiempo con él. No quiero que nada de ésto terminé y que todo se vuelva un recuerdo.

Pasaron unos pocos minutos cuando escuché cómo la puerta se abría y una sonrisa se formó en mis labios. No me molesté en levantarme, sabía de quién se trataba.

–¡Preciosa, ya llegué! –Mauro levantó un poco la voz. Estaba emocionado y me gustaba verlo así.

–¡Estoy en la habitación! –Respondo en el mismo tono. Mi sonrisa aún está ahí.

Bajé un poco el volumen de la música y comencé a observar la ventana. Estaba nublado y el viento soplaba, me imaginaba que afuera hacía algo de frío. Mauro tardó unos segundos en entrar a la habitación. Imaginaba lo que pasó. Se puede decir que era la rutina que hacía cuando llegaba.

Caminaba en silencio (y es raro), pero en ningún momento la emoción desapareció. Estaba cansado. No mencionó una palabra, solo se acostó a mi lado, me abrazó por un momento y terminó por besar mis labios con ternura. Solo sonreí.

Me alegraba de que estuviera a mi lado.

–¿Cómo te fue? ¿Qué tal el trabajo? –Le pregunté, curiosa. Una sonrisa se formó en sus labios y asintió.

–Todo bien –responde con tranquilidad y toma mi mano–. Las cosas están surgiendo de maravilla y cada vez me esfuerzo por mejorar.

Mauro está realmente feliz y eso hace que mi corazón se aceleré. Disfruto ver la alegría que hay en su mirada. Él merece recibir todo lo bueno del mundo.

–Me gusta verte feliz –comento y una sonrisa se forma en mis labios–. Y soy la más feliz al ver qué estás cumpliendo ese sueño, Mau.

Luego de unos segundos lo abracé y me acurruque en su pecho. Mauro comenzó a hacer caricias en mi pecho. Llegó el momento en dónde ya no nos molestabamos en hablar, solo nos dedicamos a disfrutar de nuestra compañía. Todo se siente bien.

Quiero estar siempre con él.

–Mauro, tenemos que hablar –Comenté tranquila. Seguido nos incorporamos.

–¿Qué pasa? –su mirada comenzó a indagar en la mía–. ¿Todo bien?

–En mi punto de vista, todo está bien –respondo y suelto un largo suspiro. Mauro comienza a preocuparse–. No tengo la mínima idea de cómo vayas a tomar esto.

Quiero hacer tiempo, pero eso es algo que ya no tenemos.

–Mariana, solo dime –Me pidió un poco desesperado. Tomó mis manos para motivarme y me sonrió.

–Estoy embarazada –bajé la mirada y tomé aire–. Tengo cinco semanas.

Mauro se sorprendió al escucharme y comenzó a observarme. Estaba segura que él pensaba que era una broma, pero no era así. Puso sus manos en su cuello y soltó un suspiro.

Dulce Traición • Lit Killah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora