Capítulo 4

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19 de junio, 2016.

16 años.

–Mariana, te hubieras visto hermosa con un vestido así. –Me dijo mi amiga y solté un suspiro.

–Eso es lo que dicen, pero yo no creo estar segura de eso. –solté una risa y me quedé pensando– Además, tú muy bien sabes que yo no quería tener una fiesta de quince años.

–De nuestro grupo eres la única chica que no quiso fiesta. –me recordó y asentí, tranquila– Bueno, es probable que asistas a todas las que organicen.

–Así como les caigo, te puedo decir que solo asistiré a la mitad o quizás no me inviten.

En los últimos dos años y medio de secundaria, las chicas del grupo (y quizás de toda la escuela) se han dado cuenta del tipo de chica que soy: una coqueta, engreída, manipuladora, sin sentimientos y que solo uso a los hombres para mi conveniencia. Puede que sea así, pero no hay mucho por hacer. Me he dado cuenta de que le caigo mal a muchas, pero no es algo que me importe o me afecte.

Algunas veces he llegado a escuchar que quieren ser como yo, incluso ser el centro de atención de los chicos. He escuchado que mencionan mucho el tema del físico y las entiendo, la pubertad llego con ganas.

–Mari, estoy nerviosa. –me dijo y se dio una mirada en el espejo– ¡La fiesta es en una semana!

–Tranquila, todo va a estar bien. –le dije, tranquila– En una semana te vas a ver muy hermosa y sé que lo vas a disfrutar demasiado.

Todo va a salir justo cómo lo planearon, ella se va a ver hermosa con su vestido rojo esmeralda. Lo mejor de todo es que estoy lista para ver cómo las chicas ponen una mala cara al verme y como se ponen a murmurar cosas sobre mí.

–Mariana, me hubiera gustado que Edwin estuviera ahí. –Me reprochó y se cruzó de brazos tiernamente.

–Después de lo que te hizo, no creo que sea una buena idea. –suspiré y le di una mirada por el espejo– Él no te merecía. Le diste todo y no lo valoró.

La generación mayor a nosotras (por un año) terminó sus estudios el año pasado y comenzaron con su nueva etapa escolar. Muchos mencionaban que los extrañarían y que nada sería igual, pero yo ya no quería verlos. 

En nuestro primer año Raúl nos dijo que ellos estaban podridos por dentro y tenía razón. Alexander en los primeros meses "me engañó", pensando que eso me iba a lastimar, pero no fue así. Camila y Edwin estuvieron saliendo por dos años, pero él comenzó a comportarse de manera seca y grosera con ella, hasta que nos enteramos que ya la había engañado con varias chicas de la escuela.

Todos son iguales: infieles.

Camila sufrió un poco cuando se enteró de lo que pasó con su adorado amor y puedo decir que tiempo antes se lo había advertido. Todo por unas fotos que vimos en sus redes sociales.

Después de unas semanas ella logró superarlo, no en su totalidad, pero algo es algo. Seguimos con nuestra vida de secundaria y con nuestros planes. No habían pasado muchas cosas interesantes, pero puedo decir qué todo ha ido mejorando.

–Me gustaría ser como tú.

Salí de mis pensamientos, suspiré y terminé por entrecerrar mis ojos. Ella sabe muy bien que odio que alguien me diga ese tipo de cosas, es lo que más me han dicho en la secundaria y comienza a cansar.

–Eres muy inteligente, bonita, alegre y no te enamoras. –murmuró– Sin olvidar que eres la mejor amiga que se puede tener en la vida.

En estos tres años de secundaria no he tenido un amor como las otras chicas de mi edad. Yo sigo sindo una insensible en la mayoría de los temas y no tengo sentimientos de amor por alguna persona, es como si para mí no existiera el amor. En algún momento pensé que Raúl podría despertar algo en mi, pero resultó ser homosexual y ahora somos las mejores amigas.

Dulce Traición • Lit Killah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora