Capítulo 30

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05 de abril, 2019.

Alemania es un hermoso país, tiene tradiciones maravillosas y comienzo a disfrutar cada momento. La primera vez que estuve aquí era una niña, no conocía nada sobre el lugar y todo se volvía complicado, pero lograba entender algunas cosas.

Regresar me hace tan feliz. Sé que con el tiempo podré aprender nuevas cosas y hacer que todo (en mi mundo) sea mejor. Después de todo, no es tan difícil, solo es cuestión de actitud.

Cuando la emoción se apoderaba de mí me dedicaba a hacerle preguntas a mi padre, una de ella era: ¿por qué no vivimos aquí desde que nacimos? Él solía responder que las condiciones no eran las mejores y que siempre buscaba que crecieramos en un buen ambiente.

En los días que ninguno tiene planes por realizar, vamos a comprar botanas, nos sentamos en los sillones y mi padre se dedica a contarnos pequeñas historias de su infancia. Hansel nos acompaña la mayor parte del tiempo. Los cinco siempre terminamos fascinados por escucharlo, es el mejor plan que tenemos.

El invierno ha terminado, la nieve ha dejado de caer y las flores comienzan a florecer nuevamente. Todo es hermoso. Apesar de que estamos en primavera, el clima frío continúa, pero no es cómo en los meses anteriores.

Tengo seis meses de embarazo y siento que ha sido una eternidad. Hace unas semanas tuve una consulta de revisión y todo se encuentra de maravilla. La doctora pudo ver el sexo del bebé y nos informó que será un varón. Mi familia se alegró demasiado por la noticia y esa noche decidimos celebrarlo con una cena sencilla. He pensado que mi hijo se llamará Luka, me parece un nombre precioso.

El día de hoy me encontraba sentada en un banco de la isla, mientras observaba cómo Hansel y Damián se encargaban de preparar unos panqueques. Yo los iba a preparar, pero ellos se negaron y me hicieron entender que tenían intenciones de consentirnos.

–Mauro me escribió –comenté sin ninguna expresión y comencé a jugar con mis dedos. Los chicos se giraron para darme una mirada e hicieron un sonido para que continuará–. Quiere que hablemos y será por videollamada –Suelto un pesado suspiro y llevó mis manos a mi cabeza. Me siento preocupada y un poco frustrada.

–¿Sobre qué quiere hablar? –Damián pregunta y comienza a fruncir el entrecejo–. ¿Por qué quiere hacerlo ahora? Tú siempre te tomabas el tiempo de escribirle para saber si se encontraba bien, pero él solo buscaba la forma de evitarte.

–Tal vez estaba ocupado... –Intenté justificarlo, pero era inútil. Mi hermano tenía razón y me dolía ver cómo eran las cosas realmente.

Damián hizo un movimiento con sus manos y me quedé en silencio. Él está molesto por la situación, pero busca mantener la calma y así, evitar que ésto nos afecte en cualquier aspecto.

–¡Mariana, deja de justificarlo! –me pidió cansado y bajé la mirada–. Sé cómo te sientes y no te estoy juzgando, no tengo porqué hacerlo. Solo quiero que te des cuenta de cómo son las cosas –lo veo dar unos pasos y seguido siento cómo sus brazos me rodean cálidamente–. La relación dejó de funcionar cuando él dudo sobre su hijo. Fácilmente pudo aclararte las cosas, pero no lo hizo, solo complicó todo.

Sé que no hay nada que decir, mi mente está en blanco y comienzo a sentir una punzada en el pecho. Me duele, pero en ningún momento mis lágrimas se hacen presentes. En diferentes ocasiones he tenido la misma sensación, pero no tengo necesidad de llorar y aunque la tuviera, eso nunca pasa. Solo me quedó ahí, existiendo y viendo como todo se queda en el vacío.

Mis recuerdos comienzan a quedarse en el olvidó, el amor ha dejado de doler y sé que es momento de soltar. No importa si decide irse y nunca volver. No lo necesitaré.

Dulce Traición • Lit Killah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora