Mariana Black.
23 de mayo, 2018.
Había llegado el día dónde mi hermano y yo nos volveríamos adultos. Nuestro cumpleaños número dieciocho.
Las personas que nos rodean dicen que ya es momento de ser adultos. Siempre que escucho ese tipo de comentarios pienso que es una estupidez. ¿Cómo piensan que vamos a madurar de un día a otro? ¿Piensan que es divertido?
Hablando con los chicos decidimos que era buena idea salir de fiesta, pero será el día viernes. Ninguno tiene cosas por hacer al otro día, así que nos evitaremos muchos problemas.
Desperté por el sonido de mi alarma y por los mensajes que estaban llegando de felicitación. Después de responder algunos, me levanté de la cama y me dirigí a la cocina. Tenía hambre.
–¡Mariana! –escuché la voz de mi hermano–. ¿Estás despierta? ¿Ya has muerto en tu cumpleaños?
Al escucharlo solté una risa y gracias a eso casi me atragantó con mi desayuno. ¿Cómo es posible que sea así?
–Estoy en la cocina –respondo, después de beber un poco de jugo–. ¿Dami, cómo voy a estar muerta? ¡No digas cosas así!
Pasaron muy pocos segundos cuando lo vi, tenía una pequeña sonrisa y se veía emocionado. En otros aspectos mi hermano se veía cansado, tenía ojeras y su cabello estaba un poco desordenado, pero no dejaba de verse tan bien.
–¿Quieres desayunar? –Asintió, sin dudarlo. Me iba a levantar, pero me detuvo. Quería que desayunara bien y no quería interrumpirme.
Se sentó frente a mí. En ese momento me di cuenta de que muy pocas veces comíamos en el comedor, siempre estábamos en la isla.
–¿No ha llegado tu novio? –negué y solté un suspiro–. Esperaba verlo aquí desde que el reloj marco las doce.
Desde que el reloj marcó las doce nosotros nos abrazamos para felicitarnos, preparamos unas palomitas y vimos una película. Fue el mejor plan que hicimos en nuestro cumpleaños.
–Llegará más tarde –me quedé pensando–. ¿Recuerdas que te comenté que habló con su novia sobre un lugar donde quedarse y ella le dijo que aquí? –él asintió–. Llegará la próxima semana con sus cosas.
–Estaré en mi departamento. No quiero escuchar como cogen –solté una carcajada–. Quiero vivir sin traumas.
Nos quedamos en silencio, seguido soltamos una carcajada y continuamos desayunando.
Luego de unos minutos escuchamos el timbre, nos dimos una mirada y nos imaginamos de quién se trataba. Me puse de pie, tomé un poco de aire y caminé hacia la puerta para abrirla. No nos habíamos equivocado, se trataba de Mauro.
Al verme, me dio una sonrisa y me abrazó cálidamente.
–Feliz cumpleaños, preciosa –murmuró emocionado–. Gracias por ser la alegría de mi corazón.
–Hoy amanecimos románticos –respondí divertida y besé su mejilla–. Ich liebe dich.
Segundos después nos separamos y dejó un beso en mi frente. Seguido me entregó una bolsa de regalo, estaba acompañada de un hermoso ramo de rosas rojas. No dijo nada, solo sonrió.
–No te hubieras molestado, Mau –respondí amable–. Tú compañía es el mejor regalo que puedo tener.
Él no respondió, solo hizo un pequeño (y tierno) gesto y terminó por sonreí.
Entramos al departamento, cerré la puerta con cuidado y comencé a oler el ramo de rosas, huelen muy bien. Mauro se acercó a mí hermano para saludarlo y después darle su regalo.
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Dulce Traición • Lit Killah
FanficLa mejor amistad se puede ver afectada con la llegada de un hombre a sus vidas. ¿Por qué? Simple: su amor y atención. Las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.