Capítulo 17

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Salí de la habitación con cuidado de no despertarlos, cerré la puerta con cuidado y me quedé de pie por segundos. Tomé mi celular y miré la hora: 00:45. Tengo tiempo antes de que la doctora Gutiérrez se vaya a su casa.

Tengo que actuar en silencio y con mucho cuidado. Lo que menos quiero es armar un escándalo en el piso y que llamen a la policía o al señor Axel. Tiene una mirada de querer matarme, no sé por qué, pero no quiero empeorar las cosas y en silencio todo es mejor.

Lo primero que hice fue caminar hacia una máquina de cafés, preparé un capuchino, bebí un poco y después regresé hasta la recepción. Pensaba en ir a buscar a la doctora a su consultorio, pero sentía que no era prudente, así que decidí esperarla aquí.

Pasaron unos pocos minutos cuando escuché cómo la puerta de una habitación se abría, era ella. Salió con cuidado y comenzó a caminar hacía mí dirección. Se veía cansada.

–Doctora. –hablé y se detuvo– Me gustaría hablar con usted. ¿Se puede?

–¿Tú eres uno de los amigos de Mariana Black? –asentí, nosotros éramos más que amigos– Joven, me gustaría tener la conversación que quiere, pero me encuentro muy cansada, quisiera descansar.

–Doctora. –alargué la a– Esto se trata de Mariana. Sé que está cansada, pero si usted no accede me tomaré el tiempo de joderla, hasta que no me soporté.

Me dio una mala mirada y termino por asentir con fastidio. Empezó a caminar, la seguí, nos dirigimos a su oficina. Cuando llegamos entró primero, se sentó en su silla y me miró, me encargaba de cerrar la puerta para luego sentarme enfrente de ella.

–Doctora, agradezco que accediera a la petición de está pobre alma. –Hablé con un poco de burla y rodó los ojos.

–¿Y bien? –Preguntó, cansada y un poco desesperada.

–Hace unas horas usted nos comentó que Mariana tiene un diminuto cuadro se anemia, eso puede ser posible, pero me parece que no ha sido totalmente sincera con nosotros. –hice una pausa y la miré– ¿Por qué se acercó primero al señor Black? ¿Por qué no dijo las cosas desde un principio? ¿Por qué nos dijo algo y en su momento esperaba que el señor Black lo aprobará?

–Joven, me encantaría responder a sus preguntas, pero no lo haré. Así que le pido que se retire de mi oficina.

–Doctora, usted me va a responder a mis preguntas o me quedaré aquí hasta que amanezca. –Le dije, tranquilo. Estaba dispuesto a hacerlo.

Le podría pedir a la policía que me saquen de aquí. La doctora me dio una mala mirada, bufó y termino por asentir, al parecer se dio por vencida. Aún tenía mi mirada fija en ella, estaba atento a cada movimiento y  sus próximas palabras.

–La señorita no tiene anemia –lo sabía–, ella se encuentra muy bien de salud y los estudios que se le realizaron lo demuestran.

–¿Entonces? ¿Qué es lo que tiene? –Le pregunté, curioso.

–Los estudios indicaron un embarazo de alto riesgo y al llegar al hospital tenía un sangrado por amenaza de aborto. –respondió, tranquila– Antes de hacer cualquier cosa, hablamos con ella, le explicamos la situación y estuvo de acuerdo con que se realizará el aborto.

¿Mariana estaba embarazada? ¿Por qué no sabía nada?

–¿Cuántas semanas tenía?

–Seis semanas.

En el momento que respondió sentí como todo se iba abajo. Tomé mi celular y comencé a contar las semanas. Coincidían con las últimas veces que estuvimos juntos, antes de que comenzaramos a discutir.

Dulce Traición • Lit Killah Donde viven las historias. Descúbrelo ahora