Mariana Black.
Desperté.
Cuando pude abrir los ojos encendí la luz tenue de la habitación y me quedé observando el techo. Luego de un momento tomé mi celular para mirar la hora 04:27.
Sentía cómo el frío de la noche recorría mi cuerpo, estaba desnuda y la ventana estaba abierta. Mauro se encontraba en la misma situación.
Cerré mis ojos y tomé una bocanada de aire. Trataba de recordar lo que había pasado, tardé un poco, pero lo logré. Nos acostamos a dormir, después de horas despertamos y tuvimos sexo. La ventana estaba abierta desde la tarde y no nos molestamos en cerrarla o en cobijarnos cómo se debe, solo nos quedamos arriba de las cobijas.
–Mau, bonito –murmuré para despertarlo–. ¿No tienes frío?
Soltó un quejido y se movió.
–Mauro...
Tardó unos segundos en incorporarse.
–Me voy a morir congelado –comentó en un hilo de voz. Tenía los ojos cerrados–. ¿Señorita me podría decir en qué momento viajamos al polo norte?
Solté una risa y lo abracé. Él siempre va a ser todo lo que está bien.
Me levanté de la cama, cerré la ventana y puse mi ropa interior. Mauro abrió sus ojos y se levantó para poner su bóxer.
–Preciosa, me gustaría darte algo –comentó, emocionado–. Pensaba dártelo hace rato, pero muy rápido te quedaste dormida.
–¿Ahora? –le pregunté, quejándome. Él asintió–. Mau, son las cuatro de la madrugada. Vamos a dormir.
–Quiero dártelo ahora –Sentenció. Solo asentí y reí.
Mauro caminó hasta donde me encontraba y me besó con dulzura. Al alejarse tomó su sudadera y comenzó a buscar. Mientras me encargué de acomodar la cama y meterme abajo de las sábanas.
Pasaron unos minutos cuando sacó una pequeña caja negra, dio unos pasos, se sentó a mi lado y abrió la caja. En su interior tenía un hermoso anillo, el diamante era rojo y con forma de corazón. Mauro sonreía.
–Quiero que sepas que no te pediré matrimonio. No ahora –habló y me dio una sonrisa–. Desde que estamos saliendo nunca te he dado un regalo material. Quise hacerlo por primera vez –tomó un poco de aire–. Lo hago porque quiero decirte muchas cosas y quiero que lo recuerdes siempre.
Me quedé en silencio y moví la cabeza para asentir. Saco el anillo y me lo puso en el dedo anular de la mano izquierda. Realmente si parece que me está pidiendo matrimonio.
–Mariana, eres lo más bonito que tengo en la vida –continúo hablando–. No sé si en un futuro estaremos juntos y seguiremos siendo felices. Me gustaría que disfrutemos el tiempo como si el mundo se fuera a terminar –me dio una sonrisa–. Con el anillo quiero decirte que te amo y que siempre tendrás una parte de mí corazón, no importa lo que pase. Recuérdalo siempre, preciosa.
–Mauro, voy a llorar –formé un puchero y él me abrazó–. Ich liebe dich.
Continuamos abrazados por un momento. Nuestros corazones estaban latiendo con fuerza, amenazaban con salirse de nuestros pechos.
–Vamos a dormir –murmuró. Seguido dejó un beso en mi cuello–. Estoy cansado y tengo frío.
Nos separamos y nos acomodamos para dormir. Mauro volvió a abrazarme y está vez me acurruque en su pecho.
Nos quedamos dormidos, otra vez.
Camila Hernández.
En toda la noche no pude dormir.
![](https://img.wattpad.com/cover/313488008-288-k636645.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Dulce Traición • Lit Killah
FanfictionLa mejor amistad se puede ver afectada con la llegada de un hombre a sus vidas. ¿Por qué? Simple: su amor y atención. Las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.