26 de Julio, 2017.
17 años.
La etapa de secundaria terminó hace poco más de un año, todos los del grupo tomaron decisiones y caminos diferentes a lo que alguna vez habían planeado. El destino cambio. A pesar de ya casi no verlos, nos seguimos llevando muy bien y a veces organizamos alguna salida.
El último día de clases las chicas se reunieron para hablar de mí (como es su costumbre), cosa que no importó. Nunca me sentí mal por caerles mal y creo que nunca lo haré. Entiendo esa frustración que tienen hacía mí y no las culpo, yo también le tendría coraje a una chica que es bonita y que siempre suele ser el centro de atención de un chico.
En vacaciones pensaba que todo eso se había terminado, pero no fue así. Las cosas se volvieron más fuertes e imparables, cada día pasaba algo nuevo y yo cada vez hacía una locura diferente a las que me gustaban.
El día se hoy decidí salir de casa para distraerme un poco. En realidad mi salida se debe gracias a Manuel, nos invitó a salir y dijo que quería presentarnos a dos nuevos amigos. Accedí, solo porque mi abuela no quería seguir viéndome acostada en la cama y en pijama.
–Mariana, estás muy callada. –Camila, me dijo, preocupada– ¿Te sientes bien? ¿Pasa algo?
–No te preocupes, Cami. –le respondí, amable y sonreí– Estoy bien, solo tengo un poco de sueño.
–Te entiendo, estoy en la misma situación. –soltó una risa– Me dormí tarde, todo por estar viendo una serie.
Nos dimos una mirada y reímos.
Después de unos minutos caminando llegamos al lugar donde nuestro amigo nos citó. Estaba a un lado del centro comercial y había muchos restaurantes de todo tipo de comida.
Nuestra conversación seguía, así que solo lo buscamos con la mirada y continuamos caminando hasta que llegamos a dónde se encontraba.
–¡Chicas! ¡Llegaron!
Nos dijo al vernos, estaba emocionado y seguido nos saludó. Tenía mucho tiempo que no salíamos.
–Cansadas, pero llegamos. –los tres, reímos– ¿No han llegado tus amigos?
–No. –hizo un puchero– Hace unos minutos me escribieron, dijeron que si iban a llegar, solo que un poco tarde y que no nos preocupemos. –nos sonrió– ¿Les parece bien si vamos a dar una vuelta y ahorita que lleguen nos vamos al restaurante?
–Claro que sí. –Camila respondió y yo asentí tranquila.
Seguido de eso, tomo nuestras manos y comenzamos a caminar hacia el centro comercial, sabía que íbamos a ir a ese lugar. Nos gustaba pasar tiempo ahí, aunque solo subieramos y bajaramos en el ascensor.
Después de casi cuarenta minutos salimos de ahí y caminamos de regreso a nuestro punto de llegada. Al parecer sus amigos habían llegado.
–Chicas, espérenme aquí. –nos pidió, amable– No voy a tardar mucho. Solo los saludaré y ahorita se los presento.
–Está bien, tranquilo.
Nos dio una sonrisa para luego empezar a caminar hasta donde se encontraban sus amigos. Estaban de espaldas, así no había forma de verles la cara. Camila y yo estábamos un poco emocionadas por conocerlos.
Después de poco tiempo Manuel nos hizo una pequeña seña para que nos acercaramos a saludar. Nos dimos una mirada, soltamos un suspiro y caminamos hasta dónde se encontraba. Al llegar ahí nos dio una sonrisa y sus amigos nos miraron, sonrientes.
–Chicos, me gustaría presentarles a dos de mis amigas. –Les informó, sonriente.
–Ignacio Spallatti. –estrecho nuestras manos en un saludo– Es un gusto conocerlas, señoritas.
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Dulce Traición • Lit Killah
FanfictionLa mejor amistad se puede ver afectada con la llegada de un hombre a sus vidas. ¿Por qué? Simple: su amor y atención. Las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos.