5| Porque te conozco

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𝘿𝙖𝙣𝙞𝙚𝙡:

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𝘿𝙖𝙣𝙞𝙚𝙡:

Pasaron algunos días, algo había cambió de forma radical, eso fue la costumbre de ver a mi hermano, de un tiempo para acá la conexión disminuyó, ya ni siquiera nos miramos a pesar de que chocábamos en los pasillos, era como si no existiera a su rededor, en especial cuando estaba acompañado de sus amigos. Todo el tiempo me orillaba al intentar acercarme.

Cuando llegábamos a casa hablábamos y con mucha suerte pues él volvió a la rutina habitual de salir sin horario de llegada, pasándosela fuera casi todos los días. Mientras que para mí posiblemente habían sido las semanas más largas y agotadoras de mi vida.

Me sentía extraño al estar en este lugar que no conocía para nada, era como verme en cámara lenta y pausarme por momentos pensando en cualquier estupidez distrayéndome de las cosas que me tenían que importar, esto comenzaba a hacerse algo repetitivo, creía que era por la ansiedad de ver tantas personas atentas a mi, logrando desesperarme tanto que provoca que en momentos solo salga de clases sin decir nada, o simplemente no entre sin pensar en lo perjudicial que podría ser para mi, como siempre.

Aun no me sentía del todo cómodo en un sitio como este, mucho menos estando solo, sin amigos, aunque no me esforzaba por tenerlos, ni siquiera me atrevía a dirijirle la palabra a alguno de mis compañeros por mas que los viera todos los días seguia sintiendo esa desconfianza y miedo, miedo a que resulte terriblemente mal.

Cargaba un peso que no me correspondía, uno molesto para alguien tan débil como yo. Definitivamente no nací para caminar por esos pasillos que parecían desfile de modas cada mañana, no nací para ser como ellos, para reírme de aquellos que no cumplen las expectativas sociales de la escuela, o tal vez para creerme el chico mas importante e interesante del colegio, no estoy echo para eso, no era Oliver, no estaba ni cerca de parecerme, eso lo decía todo.

Me encontraba solo, siendo este uno de esos momentos en los que escapaba de mi salon. Caminaba curioso por los pasillos solitarios ya que todos se encontraban en sus respectivas clases, mientras tanto yo hacía la excepción, supuestamente debería estar en el baño hace aproximadamente treinta minutos, sin embargo me encontraba paseando por los amplios corredores, examinándo cada parte de mi alrededor.

Camino hacia el salón de álgebra y observó lo vacío que estaba. Me detengo al ver la pizarra repleta de ecuaciones, sin espacios en blanco, cuestionando mi inteligencia, debían de tener mucha paciencia y dedicación para hacer algo como eso, yo con esfuerzo sabia lo básico, no me consideraba alguien capaz cuando se trata de álgebra.

Después de admirar este, paseo en otros salones.

Sin propósito alguno continuo hasta que entre ellos algo llamativo hizo que me acercara más y mas, al asomarme me di cuenta de que era un tesoro oculto, sin duda lo mejor que había visto en este lugar, detrás de los grandes ventanales del aula vacía, presto atención a una peculiar decoración en las paredes, eran selectivas pinturas notablemente hechas por estudiantes ya que la mayoría llevan firmas diferentes.

𝘛𝘩𝘦 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳𝘴 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘳𝘢𝘪𝘯𝘣𝘰𝘸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora