18| Sentimientos

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Omnisciente:

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Omnisciente:

-¡¿Qué carajos te pasa?!

Un fuerte estruendo se escuchó desde el otro lado de los estantes.

Una furia incontenible se avecinaba, impactando con violencia en el chico inocente frente a él.

-Yo... lo lamento.

-¡Idiota! -un fuerte empujón bastó para descolocar al más alto, derribándolo por completo.

Lleno de ira se levantó dentro del reducido espacio que ambos compartían entre los angostos libreros.

-Daniel, escúchame -seguido de el, iba Alex, no dudó en intentar seguirle el paso- Daniel -Alex se detuvo al ver que este estaba furioso, después de azotar la puerta con una fuerza brutal, sin mirar atrás ni por un solo instante, se perdió.

El pelinegro quedó expectante ante lo que acababa de ocasionar, por un segundo pensó en seguirlo y hablar con él, pero este pensamiento fue fugaz, después de comprender que no era un buen momento, debido a lo que hizo.

Estaba agradecido de no recibir un golpe, estaba agradecido de que Daniel no lo rechazó al instante en que lo hizo, de que por un momento tuvo su aprobación, aunque solo fuese una ilusión tonta no podía devolver el tiempo atrás para asegurarse de que así fue.

Daniel:

7:30 am

Un día que pensaría sería normal, casual, e irrelevante, de no ser por los pocos recuerdos borrosos de ayer, leves flashazos mentales viene a mi cabeza apenas despierto, cuando me doy cuenta de que me levante sin dolor de cabeza o algún malestar procedente a lo que paso anoche, juró que podría hincarme y agradecer lo infalible que me he hecho al alcohol a lo largo de mi corta e insignificante vida.

Me levanté para reflexionar unos segundos sobre mi existencia frente al espejo del baño, después de salir de una fría ducha, e irme directo al guardarropa de junto, mientras seguía pasmado, intentando recordar qué tan jodido me puse ayer como para no recordar absolutamente nada, por más que intentara forzando mi cerebro, este no cedía a los recuerdos.

Es horrible esa sensación de creer que en el fondo, tal vez has hecho algo de lo que te puedas arrepentir y ni siquiera eres consciente, hasta que ves a miles de personas quemandote en redes sociales, porque vomitaste en la piscina de la casa de la chica más popular del instituto, esa es la historia de mi hermano cada fin de semana. Afortunadamente no soy él, así que creo que no lo arruine, o eso espero.

Ir con Oliver de copiloto, mientras conduce, significa pelear por absolutamente todo y nada, somos dos imbéciles en un auto, todas las mañanas, en riesgo de que nos pase un accidente, causado por literalmente pelear qué tipo de música escuchar, al final no nos decidimos mi playlist.

𝘛𝘩𝘦 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳𝘴 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘳𝘢𝘪𝘯𝘣𝘰𝘸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora