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Omnisciente: Mismo dia

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Omnisciente: Mismo dia.

¿Un cruce de puerta puede definir tu futuro?

No lo creo -pensó Alex.

Temeroso de entrar a la bodega de libros mira a todos lados, como si buscara algo... o alguien, con inquietud entra, al no encontrar nada su cabeza recobra calma, demasiada calma. 

Se llevó la sorpresa de encontrar un desorden en uno de los libreros, al cual no dudó ni un minuto en acercarse con toda la disposición de ordenarlo.

Había llegado diez minutos tarde, pero parecía ser que no sería el único en demorar, y eso le tranquilizaba por muchas razones.

La alegría no le duró mucho tiempo al escuchar como la puerta comenzaba a abrirse en forma de advertencia de que alguien entraba, un miedo se apoderó de su cuerpo, intentando ocultarse entre el estante e ignorando todo a su alrededor, inclusive a quien lo llamaba.

-Hola, Alex -se escucha de sorpresa a su izquierda, era la voz neutra de un chico amable.

Ese chico amable...

-Ah, hola -carraspea un poco, sin llegar a verlo ni por un instante. 

-¿Es mucho lo que tenemos que hacer?

-No, si quieres yo me encargo -responde de manera banal, ocasionando una molesta opresión en el pecho del mas bajito. 

-Bien -la voz fue cortada, algo quebradiza- entonces yo iré por allá... por si me necesitas -menciona con señas al otro lado de la biblioteca. 

-Mmmh -afirma con un ruido desinteresado. Se muerde la mejilla interna evitando tener más contacto con el menor, este solo se aleja cabizbajo.

Alex podía jurar que Daniel hacia esa expresión tierna que siempre mostraba cuando algo le disgustaba, era jodidamente lindo sin tener la intención de serlo, suponía que era por naturaleza.

Su mente se fue aclarando conforme más cerca se encontraba de Daniel, aunque aun seguía sintiendo ese vacío sin repuesta de la noche anterior.

Se escucharon unos pasos a su espalda y un repentino escalofrío le hizo reaccionar, eran provenientes de una tenue voz. 

No habían pasado ni veinte minutos.

-¿Alex, necesitas ayuda?

-No, estoy bien. Gracias -siguió en lo suyo, sin poder verlo a los ojos como es debido, prácticamente lo estaba ignorando duramente. Alex podía detectar la serena presencia del chico a un lado de él, como un fantasma sin habla buscando respuesta. 

Era un idiota al comportarse de esta forma, pero nunca cedería de una manera tan tonta ante sus sentimientos, tenia un orgullo medianamente grande.  

𝘛𝘩𝘦 𝘤𝘰𝘭𝘰𝘳𝘴 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘳𝘢𝘪𝘯𝘣𝘰𝘸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora