Los siguientes días recibí alimento gracias a Ban por más irónico que suene fue el único que se preocupó sobre el tema de que recibiera 3 platos de comida al día, seguía encerrado y desde mi llegada no he visto a nadie ni he salido de la habitación. Después de una semana con esta dinámica Ban me ha dicho que debe irse por cuestiones de trabajo, despidiéndose de una manera casual y "amistosa" me ha dejado.
Sigo débil, parezco un ladrón en mi propia casa al levantarme cuando pasa la media noche para buscar si hay alguna sobra que pueda comer. Me da miedo sacar algo de la nevera o de la despensa porque no sé cómo reaccionarán ante tal osadía, no es diferente esta noche que me levanto y abro la puerta con sumo cuidado voy de puntillas a la cocina me dan ganas de llorar al ver que todo está asegurado con candados hasta la basura, derrotado camino en la oscuridad hoy podré tomar agua de la llave en el baño "Por lo menos Ban me daba pan" ...que acabo de pensar, me reprendo fuertemente por pensamientos tan tontos, si hablo con mi mamá e intentó convencerla de que me ayude tal vez todo mejore.
Desperté temprano para asearme bien y vestirme decente, no quiero darle asco a mi mamá cuando conversemos. Como ratón asustado abrí la puerta y asomé la cabeza para escuchar lo mas que pueda, con suerte mi padre irá a trabajar y puedo aprovechar para apelar al amor maternal por ayuda. Cuando siento la puerta cerrarse y el auto arrancar me aventuro: Es ahora o nunca.
La encontré tirando las sobras del desayuno a la basura y apilando los platos en el fregadero, debo admitir que por un segundo paso por mi mente lanzarme a esos restos para comerlos, sin embargo, me contuve y la llamé en un balbuceo.
-M-ma...má
Del susto casi tira la taza que tenía en la mano, escuché un suspiro sonoro y me atreví a levantar la mirada para encontrar sus penetrantes ojos cafés sobre mí.
-No quiero hablar contigo Lie, si viniste por algo de comer lamento informarte que tu padre ha prohibido que se te sirva cualquier cosa-
-Por favor soy tu cachorro- Una súplica desesperada de un alma rota.
-Tampoco vas a salir de la casa hasta que se decida tu futuro, por suerte ninguno de tus clientes te marcó, pero eso no borra tu suciedad-
"Sucio"
Tomando su mano, presionando ligeramente, buscaba con toda mi ansiedad un poco de consuelo y amor. Se deshizo de mi toque tan rápido como si quemará peor que el infierno, lentamente dirigió sus pasos a la alacena donde se guardaban algunos alimentos. Sacó una caja de galletas y me la alcanzó.
-Es lo máximo que puedo hacer por ti, escóndelas bien y raciona para que duren el mayor tiempo posible- note como desviaba la mirada al último plato de la mesa que tenía fruta picada y un pedazo de pan – Come esto también.
Sin cubiertos ni modales ataque ese plato de manera voraz, tal vez sí había logrado mi objetivo – Lie vete a tu cuarto y no salgas, no quiero problemas con tu padre- Abrazando mi caja de galletas corrí haciendo caso de su orden encerrándome inmediatamente en el cuarto, en la mesa vacié el contenido de la caja, había 25 galletas redondas con chispas de chocolate, yo sabía dónde esconder mi tesoro. Con una pequeña luz de esperanza empecé a idear un plan para que mi madre me apoyara, si bien no podía contar lo que me había hecho la sangre de mi padre, al menos podría hacerle entender que yo no busqué lo que me pasó.
Me puse un par de medias gruesas, me senté en la cama y no me moví por horas, podría decirse que mi cerebro quería ahorrarle energía a mi cuerpo para sobrevivir.
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Y es...EL DOLOR DEL SILENCIO
RandomCuanto tiempo puedes aguantar el dolor sin gritar desesperado por ayuda... Es algo que descubrirá Lie a sus 15 años. Una historia omegaverse con contenido sensible... No adaptaciones permitidas