Cap. 24

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Una noche cualquiera entre mimos, mi alfa me sorprendió cuando empezó a hablar.

-Bebé te abrí una cuenta con suficiente dinero para que vivas tranquilo si muero, por lo menos unos años.

Mis ojos casi se salen de las cuencas por la sorpresa.

-Además.. El departamento que compré aquella vez cuando tuve la idea estúpida de esa mujer ahora está a tu nombre.

-Alfa no me dejes... yo te necesito.

-Es en caso de que llegue a faltar amor, si muero quiero que me prometas que solo guardarás lo indispensable y huirás lejos, nadie sabe del dinero y propiedad a tu nombre además de un abogado del que te daré el número en caso de que suceda lo peor... pero te repito, solo desaparece.

Así el tiempo pasó entre peleas, insultos y mi alfa harto de sus padres, me mimaba mucho más eso es cierto pero se notaba el cansancio en su expresión.

Esa noche la cena fue como siempre, la madre del alfa sirvió vino para todos menos para mi,tampoco es como si yo esperara algo amable de su parte,en cambio mi alfa se levantó en silencio y fue a la cocina para traer gaseosa del refrigerador.

Por lo visto Lie aún no tiene un cachorro en camino por el que celebrar ...

Madre, cállate por favor.

En fin tesoro ya no discutiré más contigo, si deseas ser el muñeco de esta basura que te conseguiste puedes hacerlo pero sin mi apoyo.- Brindemos por la puta!

Las lágrimas en mis ojos por tanta humillación alertaron al alfa que sin esperar un segundo más sentenció. "Mañana te quiero fuera de esta casa y de mi vida".

Me abrazo fuerte y cargandome entre sus brazos me subió a la recamara donde me lleno de muchos mimos, como todas las noches iba a caer en el sueño por ese cariño pero algo se sentía diferente en él, no supe que era hasta que me desperté tiempo después con ese sentimiento de vacío extremo, mi cuerpo estaba frío y no tenía fuerzas para levantarme siquiera. Fue cuando sentí un tirón fuerte en mi marca, que rodé sobre mi espalda y vi a Leo sudar...

-Bebé yo te amo...-fue lo último que dijo antes de cerrar los ojos, ni mi llanto de omega ni mis manos pudieron regresarlo a mi.

Lo vi morir, sentí mi marca romper mi alma en pedazos... levante la mirada para encontrarme con el espejo del armario, mi marca que antes era perfecta ahora estaba como si me hubiera mordido un salvaje, las marcas de los colmillos se hicieron moradas y por algún motivo empecé a lamer a Leo como un animal que intenta revivir a su cría.

No me dejaron asistir al funeral de Leo, entre la bruma del dolor y la confusión recordé las palabras de mi marido tomando una pequeña maleta donde acomode algo de ropa, dos fotos de mi boda donde mi marido sonreía contento a mi lado y el teléfono para llamar a la persona que me ayudaría con el tema económico. Salí del cuarto dejando la rosa blanca en la mesita de noche sabiendo que jamás volvería y huí.

A medida que caminaba para alejarme de mi ex hogar entendí mi realidad. Con casi 18 años era viudo y estaba solo en el mundo, tendría que empezar de nuevo una vez más.

Fin

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⏰ Última actualización: Sep 30, 2022 ⏰

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Y es...EL DOLOR DEL SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora