Cap. 10

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Las reglas impuestas en el desayuno eran muy simples, mi madre estaría presente en las visitas vigilando que no cometiera errores todo con la excusa de cuidarme. Lo segundo era que debía aparentar que éramos la familia feliz y unida que nunca fuimos, ante cualquier error cometido recibiría un fuerte castigo. Finalmente, si el alfa desistía de casarse conmigo me llevarían lejos dejándome en un prostíbulo y me harían pasar por muerto.

Una vez analicé las opciones que tenía decidí que lo mejor sería pertenecer a un solo alfa que ser sometido por varios hasta el fin de mis días. Esa tarde la primera visita transcurrió con normalidad. Leo me llevó flores y un osito con un moño blanco en el cuello, cuidé cada palabra y gesto para no molestarlo, el momento que mi madre se levantó para traernos limonada Leo me tomó de la mano cosa que me asustó mucho.

- ¿Quieres casarte conmigo? Sé honesto por favor, yo prometo tratarte bien.

- Gracias

- Eso no responde mi pregunta, pero si aceptas nos podemos casar después de tu cumpleaños 16. Te llevaré a vivir a mi casa y tendrás todo lo que me pidas porque gano muy bien.

- El dinero no es importante, si acepto ¿prometes respetarme y esperar a que yo decida estar contigo? – Creo que me sonroje hasta el cuello- De esa manera...ya sabes- Cubriendo mi cara con ambas manos.

- Eso tenlo por seguro mi niño bonito.

- Entonces...acepto.

Terminada la última frase mi madre entró con la bandeja y la puso delante de Leo que tomó ambos vasos y me dio uno acariciando suavemente mi mano. Tal vez sea un error confiar en alguien más pues si iba a vivir quería dejar de hacerlo sufriendo.

- Lie escuche todo, tu padre estará contento.

Tal como dijo mi madre, esa noche en la cena cuando se le informó de los planes del alfa, mi padre se puso feliz.

- Me alegra que lo hayas logrado y poder salvar mi cara sin que nadie se entere de tus andanzas. Escúchame zorrita, cuando Leo te hable de la boda le dirás que quieres la ceremonia más íntima posible porque eres tímido, no pienso gastar mucho y lo que gaste veras la manera de devolverlo.

Escucharlo referirse a mí de esa manera seguía doliendo como al principio, tal vez un poco más ahora porque dentro de mi cabeza algo me decía que era cierto "Si me hubiera cuidado mejor...si hubiera cerrado la puerta...si hubiera escapado antes... Tu culpa Lie, todo es tu culpa. Eres una zorra sucia"

- Como ordenes padre.

Y es...EL DOLOR DEL SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora