Cap. 19

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"extraño montarte cachorro" no tengo idea del momento exacto en el que apareció Ban en mi espalda y me agarro fuerte contra él.

-Te extraño cachorrito, tú culo me gusta más que el de mi mujer. Te deseo tanto- Me decía sin descaro alguno mientras se frotaba contra mi trasero y me aprisionaba contra la pared.

-Por favor... estoy marcado y tu tienes una omega, no me hagas mas daño.

-Si solo quiero darte placer Lie, ahora que tengo a mi cachorra me doy cuenta que fue un error no dejar que tu bastardo naciera porque probablemente hubiera sido un machito fuerte y hermoso. ¿Me perdonas?

-No quiero- Con la voz más firme que pude emitir le dije - asesino violador déjame o mi alfa te matara.

-Tu alfa soy yo puta, el que te desvirgo fui yo! no tu estúpido marido...¿Sabe que fuiste mi perra tanto tiempo? - estaba tan molesto que no midió su fuerza y quebró mi muñeca al darme la vuelta para seguir hablando,empecé a chillar de dolor y miedo tanto fue el sentimiento que por primera vez me salió mi llanto omega.

Ban se tapó los oídos, cerró su puño y lo estampó en mi cara dejando mi mejilla con un ardor impresionante, justo cuando iba a continuar golpeándome entró Leo y vio la escena sin comprender.

-Tu omega es asqueroso, sabiendo que tengo familia y soy su primo se me insinuó descaradamente. Eres una burla de alfa si permites que te monten los cuernos aun habiendo marcado a la zorra esta.

No podía dar crédito de sus palabras mentirosas, Leo me miró fríamente otra vez y sin decirme nada me cargó al hombro y salió de la recepción. Esperó un taxi y me lanzó sin delicadeza al asiento trasero cerrando la puerta con brusquedad.

Al llegar a "mi" casa poco le importó mi rostro hinchado y mi mano morada, de un empujón me metió dentro.

-Es mentira Leo... yo no... con él no....

-Eres demasiado coqueto amor mío- cerró el puño e igualó el golpe en mi otra mejilla.

-Haz silencio mientras te disciplino.

Puse mis manos en mi boca temblando por lo que me esperaba, otra vez silencio. Se quitó la corbata y ató mis manos juntas mientras me contenía lo más que podía para no gritar de dolor, se quitó el cinturón comenzando el castigo que no merecía, el silbido que resonaba cada vez que el cinturón se separaba de mi cuerpo indicaba la fuerza con la que golpeaba mi carne, se concentró en mis piernas y trasero.

-Esta es la fuente de tu lujuria maldito-repetía Leo cuando el cinto resonaba en mi trasero, la sangre que empezó a fluir hizo que mi ropa de pegara a mi cuerpo, el olor me terminó superando y me desmaye.

Al despertar estaba con un collar en el cuello, la cadena se conectaba a la cabecera de la cama, seguía vestido por lo que asumí que no había pasado nada sexual entre nosotros a pesar del dolor de mi trasero y piernas, especialmente el tobillo que estaba hinchado.

Apareció con una cubeta de agua y me la tiro encima, me rasgó la ropa siendo este un procedimiento doloroso por lo pegada que estaba la ropa a mi cuerpo, puso lubricante en mi intimidad y me monto sin piedad al final me anudo y sin esperar que baje su nudo lo saco lastimando demasiado mi entrada, la sangre teñía la sabana y la tristeza nublaba mi mente.

Apenas podía ver con el ojo derecho por la hinchazón, me acosté de lado cuando Leo se fue a bañar y vi la rosa marchita en la mesa de noche. "mi cachorrito... es mejor que no hayas nacido a un mundo tan cruel, te quiero". Pensando en ese bebe concilie algo parecido al sueño.

El tercer día sentí su mano con algo frío en mi entrada, supuse que era lubricante y que ese día también me tocaba abrir las piernas para mi marido.

-Con esto tus heridas sanarán Lie, ya terminé con tu castigo espero que ya te portes bien.

Bajando la cabeza y mostrando el cuello susurre un poco audible - Si alfa, gracias por tu cuidado.

Levanto mi rostro con su mano y me acarició la mejilla que Ban había golpeado, él fue más fuerte que mi alfa por lo que esa mejilla tenía una herida y estaba con un color morado tirando a negro.

-Descansa, te traeré sopa.

Quise acurrucarme pero me dolía demasiado moverme,quería tomar un baño por el fuerte olor a sangre. "le daré asco a mi alfa y me abandonará'' .Sufría demasiado con ese pensamiento y no estoy seguro si era normal.

Pasaron días hasta que pude sentarme con dificultad en la cama, Leo no quería llevarme a un hospital para que tratarán mis fracturas porque sería un problema explicar las razones de que su omega este tan roto, se limitó a vendar la muñeca y el tobillo con una tablilla y aplicar cremas para el dolor y la inflamación.

Estaba durmiendo cuando sentí como me levanto quitando el collar y me dejó en la tina que estaba tibia, me pasó una esponja con delicadeza por todo el cuerpo, se detuvo en las heridas abiertas de mis piernas hechas por la hebilla de su cinturón y limpio con más cuidado.

Mordía mis labios para que no saliera sonido, no quería enojarle más, con cuidado hizo que levantará mi rostro y lo mirara, nuestros ojos se encontraron pero de inmediato baje la cabeza, puse mi mano sana como una barrera mientras mi cuerpo se sacudía en temblores.

-No quise... no quise faltarle el respeto alfa, perdóname no volveré a mirarlo a menos que me lo pida.

Sentí como su mano se tensaba en su agarre y volví a suplicar.

-Se lo ruego no me castigue más alfa, yo... yo seré obediente. Seré mejor omega- con dificultad aún temblando tomé la mano que tenía en mi rostro.

- Ya son varios días que no me monta alfa¿quiere hacerlo? Solo le pido que sea en la cama por favor.

Se puso de pie para recoger su albornoz, me levanto de la tina con cuidado de no apretujar y me vistió con la prenda que había traído, me recostó en la cama del cuarto de invitados donde se había quedado esa mujer. Por más asqueado que me sintiera estar en ese lugar, mi primer instinto fue abrir mis piernas a pesar del dolor.

Al hacer eso el albornoz se desacomodo dejando ver más mi cuerpo, ya no tenía la piel blanca e inmaculada, intente cubrirme un poco por vergüenza.

-Estoy listo alfa, por favor monteme.

Leo empezó a besarme el cuello y acariciar mi cabello aún mojado, yo permanecía quieto cerrando los ojos preparándome mentalmente para lo que iba a venir, no gemía ni hacía ruido era un muñeco sin alma.

"Si lo satisfaces volverá a cuidarte"

-Bebé... ¿seguro de que podemos?

"no quiero... me duele...llévame a un hospital ''''satisface al alfa..."

-Alfa si usted quiere... - sentí sus colmillos en mi cuello y sus dedos.

Cuando terminó rodé un poco y cerré mis piernas, intenté taparme con la sábana, otra vez sucio, siempre sucio. 

Y es...EL DOLOR DEL SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora