Cap. 15

380 17 0
                                    

Contacté con el médico que me recomendaron en el trabajo Lie, es beta y tiene 60 años. Así que no tienes porque tener miedo de que se sobrepase, hice la cita para mañana en la tarde.

Agaché la cabeza y brotaron muchas lágrimas saladas, limpiándolas con el dorso de la mano asentí varias veces, si esperaba consuelo podría hacerlo sentado pues Leo no lo haría. Tres celos y no había quedado embarazado, supongo que ese fue el motivo de la frialdad de Leo. " se está cansando de mi".

Con ropa abrigada esperé en la puerta a que Leo llegará para ir a la consulta médica, tenía mucho miedo de lo que pudiera decirme ese doctor ya que si no podía traer cachorros a este mundo lo más seguro es que me devolvieran a mi casa para sufrir el castigo que conlleva la deshonra de ser infértil.

Era una pequeña clínica privada casi en las afueras de la ciudad, el viaje en el auto se hizo en total silencio. Ingresamos por las puertas corredizas y casi inmediatamente llamaron mi nombre, nos levantamos del asiento de espera para entrar al consultorio.

-Buenas tardes, como se encuentra y cual es el motivo de su visita- Ni pude contestar cuando Leo me interrumpió y contesto por mi

- Quiero saber que está mal con él, quiero hijos pero por más intentos de dejarlo preñado no sucede nada.

-Entiendo, haremos algunas pruebas para ver qué está ocurriendo con el muchacho. Primero realizaremos algunas preguntas, para completar tu ficha.

- Inicio de tu vida sexual

" A mis 15"

- Conmigo, hace 10 meses- Sin vacilar un poco contestó el alfa

- Enfermedades... alergias

-No

- Celos regulares o irregulares

-Regulares.

Siguieron algunas preguntas más y luego se levantó rodeando su escritorio, me pidió que me levantara, midió mi estatura y controló mi peso. Bien: mides 1.65, pesas 55 kilos. Estás demasiado delgado y debes aumentar unos kilos. Con el dedo índice me señaló la camilla donde me dijo que me acostará, busque la mirada de Leo en busca de aprobación. Con una señal aprobó que lo hiciera, una vez acostado me subió la camiseta y me puso un gel frío sin previo aviso lo que hizo que me sobresaltara.

La imagen se mostraba en la pantalla como algo que no entendía, era todo negro y blanco, movió el aparato en su mano que tenía la forma extraña, bajo sus lentes y miro encima de estos con un gesto extrañado.

-Joven, presenta cicatrices que me indican que usted se sometió a un aborto. Puede ser una de las causas por las que...

-Aborto dice?- Leo se levantó como un resorte de su asiento y me tomo fuerte de la muñeca casi al punto de quebrarla- En qué momento...no te diste cuenta o que pasó.

Mi mirada suplicante le decía al médico que debía guardar silencio, por suerte al ver la reacción impulsiva de mi marido a su vez de que intentaba evitar un problema en su consultorio, le solicitó suavemente que me soltara y prosiguió.

Debe tener paciencia señor, le haré otros estudios pero en mi opinión es cuestión de tiempo para que esté controlando la evolución del embarazo.

Eso dejó más tranquilo al alfa que dejó ir mi muñeca dolorida, con sus dedos completamente marcados.

En realidad, en estos casos debemos hacer estudios a la pareja para ver la tasa de fertilidad de ambos.

Como si hubieran insultado a su madre, el alfa se paró furioso y tiró al piso todo lo que se encontraba en el escritorio del beta.

Médico de cuarta... vámonos maldito omega.

No pude hacer más que una reverencia de disculpa cuando con empujones fui sacado de ese lugar. Ya en el auto veía como las manos de Leo se volvían blancas por la presión con la que cogía el volante. Insultaron su orgullo alfa al insinuar que el infértil era él y no yo.

-Cuando lleguemos, seguiremos intentando maldita sea.

Frente a su tono frío y seco no me dieron ganas de responder, otro error más en mi vida, frenó de golpe por lo que me asuste. Con su mano me jalo del cabello y me acerco a su rostro.

-Responde cuando te hablo mierda.

"Dónde estaba el hombre que me prometió respetarme"

-Como órdenes alfa.

Aflojó la presión de su mano y aceleró para volver, al llegar no espere que me abriera la puerta como siempre, desabroche el cinturón de seguridad y baje del vehículo para entrar en mi casa. Esa noche el sexo me recordó a Ban, sin delicadeza ni cariño y con mucha violencia.

Cubrí las marcas de mis brazos y cuerpo con vendas y ropa grande de Leo, debíamos visitar a sus padres así que me esmere en mi maquillaje y peinado.

-Qué es toda esa porquería que te pusiste a la cara, me case con un omega no con un payaso de circo. Lávate la cara y quítate ese ridículo adorno del cabello... es por tu bien, evitó que hagas el ridículo bebé.

Me desate la coleta quitando el adorno que llevaba puesto, con una toalla húmeda deje mi rostro sin una pizca de producto.

-Mi bebé es precioso natural, vámonos.

La madre del alfa me criticó bastante esa noche, empezando porque "veía más delgado a su hijo" y terminando en que a pesar de mi juventud no era capaz de tener un cachorro, aunque intente comer en silencio, ayudar lavando los platos además de ofrecerme a limpiar la cocina, las críticas por mi manera floja y mimada de ser se hicieron sentir.

-Tal vez mi madre tiene razón Lie, te mime demasiado para que no respondas como debes.

Con el paso de los días los moretones de mis muñecas ya estaban perdiéndose, por lo que me puse una camiseta sin mangas por el clima tan caliente en conjunto con un pantalón corto negro, salí al jardín para cuidar las rosas blancas, tengo la costumbre de cortar una todos los días y colocarla en un florero en la mesa de noche recordando a mi pequeño cachorro que no pudo nacer . Como estaba concentrado en mi labor escuchando música y haciendo un pequeño baile no me percaté de la mirada fija del alfa,tampoco el momento en el que conectó la manguera al grifo de agua y la abrió por completo. Sin hacer mucho ruido avanzó a mi posición y me tomó del brazo hundiendo sus uñas en mi piel.

Me arrancó los audífonos y el teléfono, levantó la manguera hasta mi rostro mojando por completo casi ahogándome, el agua estaba helada.

-Para que te enfríes un poco perra- Soltó mi brazo, me dio una cachetada y me agarró del cabello hizo que me arrodillara en el charco de lodo que se había formado.

-Alfa ya no me pegues por favor no hice nada malo.

Sin aflojar su agarre me mojó nuevamente con el agua helada, mientras tosía logré ver como cerraba el grifo y volvía por mi, me sujetó del cabello nuevamente y me arrastró dentro de la casa.

-Por que me provocas tanto bebé, por qué insistes en seducir a extraños con tu cuerpo. No soy suficiente para ti? Sácate la ropa, hoy no tienes permitido vestirte- Primero quite la camiseta abrazando mi cintura, el resto lo sacó Leo de un tirón.

Cocine y le serví la cena desnudo, me iba a sentar a comer a su lado como siempre sin embargo, con voz ronca me dijo- Estoy aburrido, arrodíllate. Usarás tu boca para algo más útil que comer, estás muy gordo.

Debajo de la mesa y entre sus piernas torpemente lamí y chupe, me dolían las rodillas aun así no me detuve, por alguna razón quería que regresará el hombre tierno que me levantaría del piso y me cobijaría entre sus brazos haciendo que me sintiera seguro. Algo impaciente empujó mi cabeza y me atragante con su extensión, me dieron arcadas pero las contuve, unas embestidas más lo llevaron al orgasmo.

-Sube al cuarto,prepárate sólo. Hoy te haré sentir por que no necesitas andar de puta si estás conmigo a tu lado. 

Y es...EL DOLOR DEL SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora