Cap. 11

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Los anuncios formales se dieron a los tres meses de iniciado el cortejo por decisión de Leo ya que de esa manera nadie pensaría que la boda era por otro motivo. Como me dijo mi padre una vez formalizado el compromiso le suplique a Leo que sea lo más pequeño posible porque me daba miedo la gente extraña, también le dije que no me gustaba gastar dinero de manera innecesaria y que lo importante era la unión y no la fiesta.

Por suerte aceptó todo lo que le pedí, la ceremonia se fijó para una semana después de mi cumpleaños, con excusa de mi próxima boda convencí a Leo de que no hiciéramos nada extravagante para mis 16 años. Pase ese día en casa de mis futuros suegros con él.

La semana pasó volando y pronto desperté el día de mi boda. La ceremonia se haría en casa de los padres de Leo con una pequeña recepción al finalizar para luego irnos a la casa de mi alfa a empezar nuestra nueva vida, empaque en la pequeña maleta todas mis pertenencias y la baje al primer piso para que se la llevaran.

Supongo que en otra circunstancia me estaría sintiendo emocionado y feliz sin embargo, ahora mismo solo tengo ansiedad de que todo salga bien y al final de la noche pueda dejar esta casa. Leo prometió no tocarme hasta que yo se lo permitiese, espero en el fondo de mi corazón que cumpla su promesa.

Con el traje puesto y el maquillaje listo me subieron al último auto disponible dado que para la ocasión habían llegado mis hermanos con sus familias, ninguno estaba enterado ni de la punta del iceberg de mi situación.

Llegamos a la casa de mis futuros suegros y todo se llevó a cabo como estaba previsto, para finalizar mi padre hizo la entrega del sobre donde se encontraba la clave de mi collar a mi esposo dando a entender que mi nuevo guardián era él. Después de unas fotos, abrazos, felicitaciones y bastantes tragos Leo decidió que era tiempo de irnos del lugar, se despedía de todos mientras mi padre me abrazaba y me susurraba al oído "mañana te visitaremos con tu madre y quiero ver tu marca, si te devuelve vivirás un infierno".

Una lágrima gruesa mojo mi mejilla, no importa lo mucho que pensará que la vida me daba oportunidades para ser libre era ella misma las que me las arrebataba. Leo me acarició suavemente y me habló con mucho cariño

-Bebé no llores, visitaremos a tu familia cuantas veces quieras- Era muy bueno, aunque me leía muy mal.

El viaje en auto no tomó ni 10 minutos y ya nos encontrábamos en la casa donde pasaría el resto de mis días, no era ostentosa más bien era sencilla y cuando entramos se sentía acogedora - Amor...bebé, vamos al cuarto - me puse rígido ante la propuesta pensando en lo que debía suceder para la marca, pero debía tenerla.

-Lie yo prometí no tocarte sin tu consentimiento y lo cumpliré, solo deseo dormir a tu lado.

-Confío en tí, sé que no me harás daño- No estaba listo para que me tomaran nuevamente pero sentía que era mi única opción por lo que decidí aferrarme a su gentileza para sufrir lo menos posible.

- Sácame el collar.

Y es...EL DOLOR DEL SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora