Amor, Rosas y Recuerdos

Capitulo 18

Se había dejado dominar por lo que quedaba de Magatsuhi, y Aome y Kykyo lo sintieron, sintieron como la perla reaccionó ante la parte maligna.

Los dos caballeros y la amazona sintieron también la enorme explosión de cosmos.

Aome: Magatsuhi. - susurro, aún así logrando capturar la atención de todos -
Kykyo: No tardará en llegar. - preparando arco y flechas - Hay que estar preparados.

Fue cuestión de minutos, y Naraku hizo su aparición frente al grupo, su aspecto parecía ser el mismo, pero esa aura negra que lo rodeaba, y ese peculiar color rojo brillante de sus ojos, era el claro indicativo de que ahora él y Magatsuhi eran la misma persona.

Cuando estaba frente a todos, su mirada de inmediato se poso en Aome, y esa tétrica sonrisa que le dió, le causó escalofríos a la azabache.

Naraku: Aome, Aome, Aome. - dijo mientras descendía hasta tocar el suelo. - He venido por lo que me pertenece.
Aome: Yo no tengo nada que te pertenezca. - replicó al instante -
Naraku: La perla es mía.

Tras esas palabras, atacó directamente a la azabache, mientras que de él salían cientos de extensiones, los cuales tenían como propósito alejar a los demás de ella, incluyendo a Afrodita.

Sin embargo, el guardian de la casa de Piscis se las arregló para permanecer todo el tiempo a lado de Aome, sabía que ella era fuerte, pero pelearia a su lado.

DeathMask: A este paso terminaremos dejándola sola. - espeto mientras se deshacía de un demonio. -  Y el monje está a su límite.
Inuyasha: Si Miroku usa de ese modo el agujero en su mano... - dejo la oración a medias en cuanto vio que el monje estaba por colapsar. -

Sango fue a cubrir la espalda de Shina y Miroku, esto en cuanto vió que el monje había caído rendido mientras sujetaba su mano.

Todo esto mientras DeathMask, Inuyasha, Koga y Sesshomaru peleaban a la par.
Kohaku peleaba junto a Kykyo, mientras que Jaken y Ah Un protegían a los dos pequeños.

Aome: Afrodita... Tengo un plan. - llamo su atención, mientras le lanzaba algunas flechas a Naraku - Pero... Necesito que uses tus rosas.
Afrodita: Se que tus planes son arriesgados. - respondió de inmediato - También se que tienes contigo la daga dorada.
Aome: Pero....
Afrodita: Te ví. - respondiendo a la pregunta sin formular - Cuando la veías, y pensabas que hacer con ella. ¿Qué es lo que necesitas que haga?

Mientras peleaban, Aome le explicó su plan a Afrodita, el cual consistía en que él lanzará sus rosas para confundir a Naraku, para que después, ella lanzará la daga dorada junto a una flecha purificadora.

El plan parecía estar funcionando, sin embargo, los dos tuvieron un descuido, en ningún momento vieron aparecer esa marioneta de Naraku, la cuál, había dirigido su ataque directamente a Aome.

Cuando Afrodita vio algo así, no lo dudo,  empujó a Aome y fue él quien recibió el ataque, el cuál, lo mando a estrellarse contra varios árboles, y en el proceso, arrasar también con las rosas que había hecho crecer para proteger a Aome.

Todo paso en cámara lenta para Aome, y para todos los que estaban peleando, Afrodita se había puesto de pie, y volvió a usar las espinas carmesí, pero está vez, DeathMask se dió cuenta de algo, pensaba hacer lo mismo que su antecesor había hecho, cubrir una rosa sangrienta, con su propia sangre y usarla con el enemigo.

DeathMask: ¡No lo hagas Afrodita! - grito y corrió a detenerlo, pero al ver que ya era tarde, fue a cubrir a Sango y Aome, que en ese momento estaban juntas. -

Grito su ataque, con todas sus fuerzas, y cuando logro su objetivo, cayó al suelo, inconsciente, pero Aome abrió sus ojos con sorpresa, pues escucho lo que DeathMask había susurrado, pues claramente escucho un reproche por poner su vida en un ataque de ese nivel.