Capitulo 21

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Habían hablado sobre la situación, se suponía que una vez destruida la perla, el pozo los llevaría hasta su época, pero no, seguían ahí y no sabía si el pozo seguia funcionando.

DeathMask: Veámoslo de este modo, aún así ganamos. - dijo mientras abrazaba a Sango - Estamos con las personas que queremos.
Shina: Buen punto. - apoyo lo que el canceriano había dicho - Ya no tendré que usar la máscara y podre estar todo el tiempo con Miroku.

Aome era la única que no había dicho nada, pues ella si extrañaba a su familia, y en el fondo, si quería regresar.
Afrodita se dió cuenta de que ella estaba un poco decaída y le dió un suave apretón en su mano a modo de apoyo.

El resto del grupo sólo escuchaba lo que las parejas decían, incluso sobre que pensaban construir una cabaña para cada uno, hasta que Shippo les pregunto a Aome y Afrodita si pronto tendría hermanos.

Afrodita: Bueno Shippo. - comenzó a hablar un poco nervioso - Un hermanito o hermanita no es algo que va a llegar de la noche a la mañana.
Shippo: ¿Entonces?
Aome: Tenemos que escribirle una carta a la cigüeña y esperar un tiempo para que responda y así saber en cuanto tiempo llegará un bebé.
Shippo: ¿Y por qué no lo hacen ahora?  - pregunto con algo de inocencia. -
Afrodita: Porque eso lo tenemos que hacer solo Aome y yo... Solos.

Las risas no se hicieron esperar, sin embargo, se vieron interrumpidos por una luz que apareció en el lugar, se trataba de una teletransportación, y en pocos segundos, vieron que ahi, frente a ellos, estaban los dioses Hades y Athena, al igual que Shion y una mujer que no reconocieron en su momento.

Shion: Trío de imprudentes. - dirigiéndose a los caballeros y la amazona - Desobedecer una orden directa de Athena es una gran falta como santos.
Athena: Shion... Déjalos, tuvieron un gran motivo para hacerlo. - tranqulizando al patriarca - Además... Tú también estabas preocupado por ellos.

Shion ya no dijo nada, simplemente dejo que la diosa y la otra mujer se acercarán al grupo, pues, las dos tenían cosas que hablar.

Cuándo la mujer desconocida estuvo cara a cara con Aome, para ella fue como verse al espejo por un breve instante, entonces la reconoció, su alma se sintió cálida al estar frente a ella.

Aome: ¡Midoriko! - exclamó con sorpresa -
Midoriko: Te he causado algunos problemas, lo siento. - comenzó a hablar, dejando ver un toque de ternura en su voz - Te pido una disculpa, nunca quise que mi reencarnación de ocupará de algo que debí hacer yo.

Las palabras de la sacerdotisa dejaron sorprendido a más de uno, lo intuian, pero creyeron que era algo imposible, después de todo, Aome y Kykyo compartían más rasgos físicos entre ellas.

Midoriko: Se me ha permitido venir a verte, porque la perla te debe un deseó.
Aome: Pero yo....
Midoriko: Le ordenaste a la perla que desapareciera.  - interrumpió para poder explicar - Algo que, como su guardiana, estabas en todo tu derecho de hacer, pero no fue un deseo.
Aome: Entiendo.
Midoriko: ¿Qué es lo que quieres? - pregunto con algo de seriedad - Con la ayuda de los dioses, puedo darte poder, riquezas, una vida casi inmortal si así lo quieres, solo tienes que pedirlo.

Aome se quedó pensando, poco o mucho, ella lo tenía todo, su mayor riqueza era su familia, sus amigos, y había sido testigo de como Sango y Miroku se habían enamorado perdidamente de DeathMask y Shina, si pedía algo, no sería para ella.

Aome: Quiero que mis amigos puedan venir con nosotros. - dijo mientras se acercaba a ellos - Si están aquí es para llevarnos de regreso, he sido testigo del gran amor que le tienen a sus respectivas parejas, y... Yo no podría ser del todo feliz sabiendo que ellos se separaron de las personas que aman.
Hades: ¿Estás segura? - pregunto está vez el dios del Inframundo, tratando de ponerla a prueba - El deseo es para ti, no para ellos.
Aome: Estoy segura, quiero que ellos puedan venir con nosotros, sin que se altere el orden que hay.
Athena: Los que quieran venir, son bienvenidos. - llamando la atención de todos - Los que no... Les daremos un momento para que se despidan.

Los cuatro visitantes se alejaron un poco, les darían el espacio que necesitaban para poder tomar la decisión de irse o quedarse y despedirse también.

Sesshomaru, Rin y Kohaku fueron los primeros en negarse a irse, Koga simplemente se despidió de Aome y después se fue de ahí con Ginta y Hakkaku siguiéndolo.

Inuyasha: Cuídate. - mirando a Aome - Se feliz.
Aome: Podrías venir con nosotros.
Inuyasha: Tengo que aceptar que no eres para mí, y viéndote con él será más difícil. - refiriéndose a Afrodita - Espero que en alguna otra vida nos volvamos a ver, y ahora sí poder estar juntos.

Afrodita miraba de lejos la escena, estaba alzando a Shippo, pero no pudo evitar tensarse un poco al ver cómo Inuyasha abrazaba a Aome.

Athena: Es hora de irnos. - llamando la atención de todos -
Aome: Kykyo. - viéndola con amabilidad - Cuida de Inuyasha.
Kykyo: Puedes estar tranquila.
Aome: Sesshomaru... Nos veremos pronto.
Sesshomaru: Hmp.
Aome: Te voy a extrañar, mamá.

Sin darle tiempo a reaccionar, Shippo salto de los brazos de Afrodita para abrazar a Aome, y después ir directamente hacia dónde estaba Inuyasha, subiéndose en uno de sus hombros.

A Aome le dolió ver todo eso, pero entendió que Shippo, en el fondo, también vio en Inuyasha a una figura paterna, y no se atrevía a dejarlo sólo.

Inuyasha y Aome se dieron una última mirada, el peliplateado asintió, dándole a entender que cuidaría de Shippo, mientras veía cómo desaparecían los demás.

Santuario de Athena, época actual

Aparecieron justo frente a la estatua de Athena, bajo la atenta mirada del resto de los caballeros, quienes los recibieron gustosos.

Horas después

Se encontraban en la casa de Piscis, en la habitación para ser más exactos, las cosas que Aome tenía en la otra habitación, las había pasado a la de Afrodita.

Aome: Tengo que ir a Japón. - llamando su atención - Más bien, tenemos que ir a hablar con mi madre.
Afrodita: ¿Cuándo quieres ir?  - abrazandola por la espalda -
Aome: Vayamos en una semana.

Amor, Rosas y RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora