Capitulo 4

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Un mes después

Habían buscado por todo el pueblo y sus alrededores sin encontrar un sólo rastro de la perla, incluso habían ido a los calabozos a ver a Naraku y así obtener algo de información, pero fue inútil.

Sin poder volver a casa, decidieron descansar un poco y esperar en el santuario a qué los caballeros de plata que Shion y Athena habían enviado a buscar la perla, regresaran, pero parecía que entre más esperaban por ellos, más tardaban.

......

Athena había ido a ver a Aome, esto después de que Tatsumi investigará todo lo que pudiera sobre Aome.

Ese día, Athena, Aome y Afrodita estuvieron encerrados en la casa de Piscis por un buen rato, mientras Saori le decía toda la información sobre ella.

Saori: ¿No recuerdas nada?
Aome: No, lo siento.
Saori: Bueno, al menos ya sabes que te llamas Aome Higurashi, tienes 17 años y estudias la preparatoria.
Afrodita: Su amiga Sango también le contó algunas cosas de... Ese lugar y como se conocieron.
Saori: No te sientas mal. - dijo mientras tocaba su hombro - poco a poco irás recordando.
Aome: Gracias.
Saori: Me retiro.
Afrodita: Llevaré a Aome al pueblo.
Saori: ¿No crees que puede ser peligroso?
Afrodita: Necesita salir, ver a las personas y no sólo a los caballeros - hablo tratando de no sonar irritado - además, no puede seguir usando vestidos casi iguales que los que usan las doncellas. Y no la van a secuestrar sólo porque la lleve a comprar algo de ropa y cosas que ella necesita.
Saori: Está bien, sólo... Sólo lleven a alguien más con ustedes.

.....

Por extraño que pareciera, Sango y DeathMask habían coincidido en querer golpear a Inuyasha cada que este trataba de presionar a Aome.
Pero también se había formado una especie de amistad entre ellos dos.

DeathMask: ¿Tú y ella eran buenas amigas?
Sango: Es como mi hermana.
DeathMask: Eso explica porque la defiendes tanto de ese tal Inuyasha.
Sango: Eso no es todo... Inuyasha, él... Antes de lo que nosotros creímos era la batalla final contra Naraku, Inuyasha le rompió el corazón a Aome.
DeathMask: Problemas amorosos. (Suspirando)
Sango: Él muy infeliz creyó que Aome y Sesshomaru tenían algo, y le restregó en la cara que nunca la iba a querer como a Kykyo, que a final de cuentas era una simple reencarnación.
DeathMask: Vaya pero que idiota.

......

Otro que también había hecho "amistad" con alguien del santuario, fue Miroku, quien por andar curiosiando por el lugar, termino chocando con una chica de cabellos verdosos, y ese accidente provocó que se le cayera la máscara que en ese momento llevaba puesta.

Shina estuvo todos esos días tratando de matarlo, y vaya que Miroku contaba con buenos reflejos y una muy buena suerte como para que la amazona no terminara lastimandolo.

Miroku: Te juro que eso para mí no tiene significado. - dijo mientras estaba tirado en el suelo - es más, ya no recuerdo lo bonita que eres sin esa máscara.
Shina: ¿Qué es lo que estás diciendo? (Molesto)
Miroku: Digo que... Que... - comenzó a titubear evidenciando su nerviosismo - Que creo que es algo estúpido que tengas que hacer eso, sólo tú decides a quien amar, vea o no vea tu rostro.
Shina: Levántate monje.
Miroku: ¿Qué? (Confundido)
Shina: Que te levantes, no vine a intentar asesinarte, al parecer tienes más vidas que un gato.
Miroku: ¿Entonces? (Confundido)
Shina: Me pidieron que te vigilará, al parecer has estado molestando a las saintias y algunas doncellas del santuario.

Miroku trago grueso, si, las había molestado, para que Sango le prestará un poco de atención, sin embargo dejo de hacerlo cuando conoció a Shina y empezó esa rara "amistad", la había visto sin su máscara, y tenía que admitir que era bastante bonita, incluso en ese momento estuvo tentado a pedirle lo mismo que le pedía a todas las mujeres, que tuviera un hijo suyo, aún quería decirle, pero se detenían, sabía perfectamente que bien podía matarlo si hacía algo así. Además, había algo que lo hacía detenerse, algo más que no sabía como explicar.

......

Sango: ¿Quieres que yo vaya con ustedes? - preguntó mientras se señalaba a si misma - ¿De verdad?
Aome: Por favor. (Apenada)
Sango: Está bien, iré con ustedes al pueblo.
Afrodita: Vamos, muévete Angelo. - exclamo mientras pasaba a lado de Aome y Sango con DeathMask, jalandolo de la oreja - no tenemos todo el día así que apresúrate.

Afrodita había decidido llevar a Aome a comprar ropa, algo que no le incomodara, pues podía ver su cara de desagrado al usar esos vestidos tan parecidos a los Saori y las doncellas.

En el proceso, Aome le dijo que quería que Sango la acompañara, pues ya se sentía a gusto con ella, y Afrodita le había pedido lo mismo a DeathMask.
Se lo hubiera pedido a Miroku, quien también se había vuelto a ganar la confianza de Aome, pero ya se había dado cuenta de que el monje podía llegar a ser un pervertido, por eso no le dijo nada.

Afrodita y Aome habían estado tan inmersos en su propia burbuja, que no se dieron cuenta cuando DeathMask se desapareció de la tienda, no lo habían notado, hasta que llegó a lado de Sango, y el guardián de la cuarta casa tenía algunos chichones en la cabeza.

Afrodita: Quiero, pero prefiero no preguntar que pasó. - dijo al ver que estaban sólos - aunque me cuesta creer que la chica que está en ese momento jugueteando con Aome es la misma que te pudo haber golpeado. (Mirandolas)
DeathMask: Sólo te diré que esa chica puede verse frágil, pero no lo es.
Afrodita: Me estoy dando cuenta de eso. (Riendo)
DeathMask: Ella te gusta no es así. - sorprendiendo a su amigo -e refiero a Aome.
Afrodita: Puede sonar loco, pero... Siento cosas por ella desde ese momento en que la encontramos.
DeathMask: ¿Y por qué no se lo dices o intentas enamorarla?
Afrodita: No quiero que piense que me estoy aprovechando de ella porque no recuerda nada. - suspiro al verla reír con Sango - ¿Qué me dices tú de su amiga, Sango?
DeathMask: No hay mucho que decir.
Afrodita: Sólo te he visto comportarte así una sola vez y fue con...
DeathMask: Con Elena, lo sé. - suspirando - Esto es muy diferente.
Afrodita: Si tú lo dices.

Después de estar un rato más en el centro del pueblo, regresaron al santuario, Aome iba en la espalda de Afrodita, quien se ofreció a cargarla al ver que estaba cansada, pues sus heridas apenas y habían terminado de sanar y según las palabras de Afrodita, aún debía tener especial cuidado y no hacer nada con lo que pudiera lastimarse.




Escribí esto de camino al trabajo, espero les guste.
Estuve ausente unos días pero fue porque pasaron algunas cosas, también tenía pendientes y no pude escribir.

Les mando un beso y un abrazo.

Amor, Rosas y RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora