Capitulo 1

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Shion: ¿Qué ha ocurrido Afrodita? - hablo con total preocupación al verlo con la chica - ¿Quién es ella?
Afrodita: Se lo explicaré, pero primero... Sus heridas deben ser atendidas.

Era casi las cinco de la mañana y el patriarca ya estaba despierto, al igual que algunas doncellas, a quienes mando llamar para que se llevarán a Aome y la atendieran.

Después de todo eso y de que DeathMask llegará, le contaron lo sucedido y que tenían a un hombre encerrado en los calabozos, pues era quien pretendía matar a la chica.

Shion: Llevenme ante él. (Serio)
Afrodita: Como ordene.

Shion se dirigió con ellos a los calabozos, no sin antes tomar algunos sellos con la sangre de Athena, su intuición y sentido del peligro le decían que probablemente serían útiles.

En efecto, los sellos fueron utilizados, despues de que Naraku intentará atacarlos escapar, lograron inmovilizarlo, pero era evidente que se negaba a hablar.

Shion: ¿Me vas a responder o no? Creeme que puedo usar la violencia también.
???: Vete al infierno.
DeathMask: Te puedo mandar ahí si así lo quieres.
Shion: Afrodita.
Afrodita: Entiendo lo que quiere maestro.

Puso una rosa en su boca y atacó el sistema nervioso central de Naraku, obteniendo toda la información que necesitaba, y hasta más.
Todo esto transmitiendocelo al patriarca.

Shion: Así que te llamas Naraku. ¿De casualidad no eres tú ese sujeto que provocó tanto daño por la perla de Shikon?
Naraku: ¡Muérete!
Shion: Es evidente que viajaste en el tiempo y la señorita a la que intentaste matar está involucrada de cierta forma.
Naraku: ¿Viajar en el tiempo?

Ahora sí tenían toda la atención de Naraku, lo que los ayudo a poner los sellos de Athena en él y que estos se volvieran invisibles a sus ojos, para dejarlo ahí y salir, no sin antes también poner sellos en toda la celda y fuera de esta, ordenado que nadie más que el patriarca, la misma Athena o los caballeros dorados tenían permitido entrar ahí.

En el bosque

La pregunta de Shippo los hizo darse cuenta de que era verdad, Aome no estaba con ellos, porque incluso Sesshomaru estaba ahí, aunque era algo lógico, tenía poco tiempo que los grupos se habían unido.

Estuvieron buscando por todas partes, pero no la encontraban, parecía que no había rastro, decidieron entonces buscar la dirección había el pozo devorador de huesos, pero tampoco lo encontraron, a cambio, encontraron un pequeño pueblo.

Inuyasha: Las personas en la época de Aome visten así.
Sesshomaru: ¿Estás diciendo que viajamos a la época de la Miko?
Kykyo: Pero eso es imposible, la única que puede hacer eso es la misma Aome y tú Inuyasha.

Kohaku, Sango, Miroku y Kykyo no llamaban la atención tanto como Inuyasha y Sesshomaru, así que ellos fueron quienes se dedicaron a buscar a Aome por todo el lugar y preguntarle a los habitantes si la habían visto.

Alrededor de las tres de la tarde ya se habían cansado de buscar, hasta que un hombre mayor en una florería les dijo que si habían perdido a alguien importante podían pedirle ayuda a los caballeros.

Sango: ¿Los caballeros dice?
Viejito: Así es, ellos podrían ayudarlos.
Miroku: ¿Sabe dónde podríamos encontrarlos?
Viejito: Así es, en el santuario de la diosa Athena.
Kykyo: ¿La diosa Athena dice?
Viejito: Si, a las afueras del pueblo, sigan el sendero de rocas, el acceso es un poco difícil entre más se adentran en el santuario, pero ahí los pueden encontrar.
Sango: Se lo agaredecemos, esta información es de mucha ayuda.

Tras hacer una leve reverencia corrieron hacia donde estaban Inuyasha y Sesshomaru junto a Rin, Jaken y Ah Un.
Les contaron todo y decidieron que irian cuando el sol se metiera para no llamar la atención.

En el santuario

Athena: Creo que lo ideal es que se quede en tu casa hasta que despierte.
Afrodita: Yo no tengo problema alguno.
Shion: Te encargarás de cuidarla hasta que despierte y nos informaras de cualquier cosa.

Días después

Los rumores de que había una chica quedándose con Afrodita en la doceava casa no se hicieron esperar, y los chismes tampoco.

Afrodita se vio obligado a decirle a más de uno que eran asuntos que no les interesaban y que dejarán de meterse.
Aunque sólo él, y los demás caballeros dorados sabían lo que estaba pasando.

Por otro lado, los caballeros estaban tratando de obtener más información de Naraku, necesitaban saber si la perla había desaparecido o aún existía.

Por otro lado... Inuyasha y los demás ya habían llegado a la cuidad, dándose cuenta de que habían seguido el camino equivocado, pues Inuyasha, Sesshomaru y hasta Shippo tenían sus sentidos un tanto confundidos.

Inuyasha: Debemos volver.
Sango: ¡No me digas! (Sarcástica)
Kykyo: Hasta Sesshomaru te dijo que estabas equivocado.
Sesshomaru: Está vez guiare yo.
Inuyasha: Tus sentidos están igual de confundidos que los míos.
Miroku: Yo confío más en él en estos momentos.

Santuario de Athena (casa de Piscis)

Se encontraba limpiando su rostro y peinando su cabello, ya llevaba casi una semana y no despertaba.

Afrodita: No es que no me agrade que estés aquí, pero... Me gustaría escuchar tu voz, se que sonara como la de un ángel. - dejo de cepillar su cabello y fue a abrir las cortinas - ¿Sabes rosa? No puedo seguir llamándote así. - suspirando - eres tan bella como mis rosas, pero se que tienes un nombre. No sé si eres Aome, Sango o Kykyo, pero ese tal Naraku le tenía miedo a las tres.
Ponte bien Rosa, despierta y hablemos, aunque se que después te puedes ir, y me dolerá cuando eso pase.

Los gritos afuera de su templo llamaron su atención.
Había visto al patriarca pasar por su casa hace unos minutos atrás, pero cuando salió lo pudo ver tratando de detener a dos extraños sujetos, aunque los demás no se quedaban atrás, dos de ellos eran los que más resaltaban.

???: Inuyasha no, probablemente él no sabe nada.
Inuyasha: ¿En dónde tienes a Aome, maldito?
Afrodita: ¿Aome?
Inuyasha: No te hagas el tonto conmigo, está ahí adentro, puedo olerlo, aunque trates de disfrazar su olor con flores, se que tienes a Aome ahí adentro.

Amor, Rosas y RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora