La música

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Me desperté de un salto en la mañana, de nuevo con la misma pesadilla, al ver a mi alrededor aún estaba en mi mente la imagen vívida de mi padre tirado en la calle desangrándose, casi podía escuchar los gritos de la gente alrededor.

~

Estaba sentada junto a Eddie intentando comer un waffle que me hizo agarrar a la fuerza, y pensando en Max.
Era casi la una de la tarde y no habíamos recibido noticias de los chicos, sentía ganas de gritar, romper todo y luego salir corriendo a la calle. ¿Cómo era posible que estuviera ahí sentada sin hacer nada mientras los demás buscaban soluciones?
Miré a Eddie, que también parecía muy ansioso.

–¿Estás bien?– preguntó serio.
–Tan bien como se puede estar cuando tienes dolor de cabeza por una maldición que pronto acabará con tu vida.– dije con voz queda.

Me lanzó una mirada que era una mezcla de ira y tristeza.
–Lo siento, Eddie.– dije viendo al suelo– Es solo que quisiera estar afuera, estar aquí encerrada esperando solo hace que mi miedo y mi ansiedad empeoren.
–¿Quieres ir a la casa?– dijo señalándola con la cabeza– Podemos ver si hay un libro o algo para entretenernos.

~

Revisé una habitación que era más o menos una oficina, pero no había ningún libro que captara realmente mi atención, mis amados libros yacían en mi casa, abandonados en mi habitación, al igual que mi violín. ¿Volvería a tocarlo algún día?
En la oficina habían solo libros que parecían aburridos y un montón de papeles, todo cubierto de polvo, como si Rick no hubiera pasado sus manos por ahí en años.

–¿Dibujas bien estando ansiosa?– dijo Eddie entrando a la oficina, puso sobre el escritorio un cuaderno y algunos lápices de colores a medio uso, sonreí y los tomé.
–Entonces ¿tiene todo esto pero no un libro decente?– dije con los ojos entrecerrados y Eddie se limitó a encoger los hombros.

~

Volvimos a la bodega y me senté en la orilla del canal, para ver lo que dibujaba con la luz que se filtraba desde el lago.
Eddie se sentó dentro del bote a ver hacia afuera mientras comía cereal de la caja que había traído Dustin.
Yo estaba pensando en qué dibujar, pero en un momento vi a Eddie haciendo una de sus caras bonitas, así que me dispuse a dibujarlo a él. Estaba viendo su nariz cuando lo notó.

–Al menos deja que pose bien.– dijo con una media sonrisa.
–Olvídalo, ya tengo la imagen en mi mente.– dije y seguí trazando algunas líneas.

Se me fue toda la tarde en ello, dibujé y pinté intentando ignorar el insistente dolor de cabeza y los pensamientos oscuros que llegaban por momentos a mi mente. Pero cuando llegó la luz del atardecer sentí que no podía más y dejé el dibujo a un lado. Si los chicos no estaban equivocados Max ya habría... estaba muerta o había sido salvada, sea como sea necesitaba saberlo, así que me levanté dispuesta a hablarle a los chicos cuando...
–Andrea, Eddie, aquí Dustin. Cambio.

Eddie fue a tomar el radio antes que yo.
–¿Qué pasa?– preguntó ansioso.
–Buenas noticias, lo logramos, Max está a salvo.
Eddie y yo nos vimos sonrientes.
–Andrea, es muy simple, solo necesitas escuchar música, tu canción favorita.– continuó Dustin.

Caminé hasta Eddie y tomé el radio creyendo haber escuchado mal.
–¿La música es la salvación?– pregunté incrédula.
–Sí, es una larga historia, pero Nancy y Robin lo descubrieron, la música llega a una parte del cerebro y hace que...
–Andrea, Vecna manipula tus recuerdos y tus pensamientos...–dijo Max–... hace que te deprimas, y la música actúa como...
–...como generadora de serotonina.– dije.
–Exacto.– dijo Dustin emocionado, también me sentí algo emocionada.

Eddie tomó el radio de mis manos y le dijo a Dustin:
–¿Entonces debemos conseguir un casete y todo estará bien?
–Sí...– escuché decir a Dustin, pero su voz sonó lejana, como un eco– ...nosotros vamos a...

Wake me up [Eddie Munson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora