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Cuando Samantha consiguió relajarse levantó la mirada, era de noche, se sorprendió a sí misma, no había hecho nada en todo el día, había estado ahí sentada, sin comer ni beber nada, sin ir a trabajar, suspiró, se limpió los ojos, la nariz y se levantó. Estiró las piernas y caminó hasta su coche -Pequeñín, me hubiera encantado que hubieras nacido, que no se te olvide -susurró mirando al cielo, aquello la había marcado. Caminó todo o que había corrido antes, se montó en su coche tras una media hora y paró en una tienda de perritos calientes para comprarse su cena y poder tomarla en casa tranquila viendo la televisión. Sí, no había hecho nada todo el día, pero al haber explotado no podría haber trabajado de todos modos.

Al aparcar el coche en frente de su apartamento, plazas disponibles para los vecinos le pareció ver un coche conocido aparcado en frente de su portal, frunció el ceño -¿Steve? -preguntó en voz baja, negó, serían imaginaciones suyas no creía que fuera a ir hasta su casa para darle cuatro voces, esperaba que no tuviera la desfachatez de hacer eso. Entró en su portal tranquilamente y cuando entró en casa se dio el susto de su vida al encender la luz -¡Steve un poco más y me provocas un dichoso infarto! -exclamó al verle tumbado en su sofá -Dios mío apaga esa luz, has tardado un montón en venir -dijo girándose en el sofá, Samantha encendió la luz de la lámpara y apagó la del techo para no molestarle -¿Pero qué diablos hago? ¿Qué haces en mi casa? -preguntó cruzándose de brazos tras dejar sus cosas sobre la mesa del comedor.

Steve gruñó por lo bajo -Quería disculparme por las voces que te di, por haberte dejado sola aquí durante tres semanas enteras, a pesar de que deberías haber llamado a alguien... Y eso que lo siento por irme como me fui -dijo sentándose en el sofá mirando a la chica a los ojos, Samantha negó -Si así te sientes bien contigo mismo, estás perdonado -dijo yendo hacia su habitación, Steve sabía de sobra que ella estaba mintiendo. Se levantó con pesadez para ir hacia la habitación de Samantha, ésta se estaba cambiando de ropa -Llama antes de entrar -musitó la chica poniéndose la camiseta -¿Cómo llevas la cicatriz? -preguntó Steve acercándose a ella para comprobarla -Vaya como vaya no será gracias a tu ayuda -se apartó bruscamente para ir al salón, se sentó en el sofá y cogió su cena.

Steve se quedó pensando unos segundos y cerró los ojos -Te he dicho que me perdonaras, ¿qué más quieres? Samantha siento haber pensado que fuiste allí sabiendo que estabas embarazada, siento haberte llamado asesina en cierto modo, de verdad, lo siento... -murmuró volviendo al salón, Samantha se giró -No sé si quiero algo más de ti, Steve si crees que podría haber hecho todo eso sin si quiera tener que preguntarme... No sé qué pensar de ti -murmuró llevándose el perrito a la boca y dando un mordisco. Steve la miró y ella suspiró -Es peor, no sé qué imagen tienes de mí y... Que sea tan mala me duele, me ha dolido -murmuró echándose hacia un lado para que Steve se sentara.

Steve suspiró -Samantha, yéndote así, sin más... Me asustaste mucho, me decepcionaste en parte, fuiste de cabeza a algo que te advertí que no hicieras, te rendiste ante él... Pensé que te ibas a morir en mis brazos Samantha, eso no es algo que se olvide fácilmente y... Saber que además estabas embarazada fue un golpe que no supe recibir y mira que he recibido bastantes golpes... -añadió con una media sonrisa colocando el brazo sobre el respaldo del sofá. Samantha dejó la comida sobre la mesa -Vale, creo que estamos de acuerdo en que ambos la hemos cagado repetidas veces... -musitó rascándose la nuca, Steve asintió y se acercó a ella con disimulo, Samantha no le echó cuentas al movimiento -Y yo estoy seguro de que ya has pensado en esta conversación durante estas semanas y estás segura de lo que quieres hacer... -murmuró acariciando su brazo con suavidad.

Samantha asintió, pensó en un segundo lo que había estado pensando durante semanas, lo que había temido y lo que había llorado -Steve, no ha sido fácil este tiempo, entre las heridas y que no estabas... Joder creo que he llorado por todo lo pasado desde que te he conocido y... No quiero volver a pasar por eso yo sola pero... Quiero que seas sincero en lo que piensas sobre mí, quiero saber si de verdad me verías capaz para acabar de esa manera con la vida de algo que crece, si me ves capaz de acabar con la vida de un posible hijo sin pensarlo, sin sentirme mal -murmuró sin apartar la mirada de Steve, él suspiró y negó -Te dije que me ofusqué no pensé, me superó, todo esto me superó, ¿vale? Sé perfectamente cómo eres y sé lo mucho que te quiero y todo lo que siento por ti -agarró las manos de la chica con suavidad y depositó un beso en su frente, Samantha se mordió el labio inferior, sabía que Steve no le iba a mentir directamente a la cara, no sabiendo lo que ella odiaba las mentiras.

Último disparo (Steve Mcgarrett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora