Capítulo 18

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Samantha llegó a su casa después de que Steve se empeñara en acompañarla con Danny, se bajaron del coche y la acompañaron a la puerta -Creo que sé ir solita a mi apartamento - murmuró notando que tenía a Steve y a Danny como sombra. En cuanto llegaron a la puerta del apartamento Samantha buscó las llaves por los bolsillos -Vaya, no sé dónde están - dijo mientras reía mirando a ambos dos con cara de niña buena -Que bien que sabes ir solita a tu apartamento... Tendrás que cambiar la cerradura y dormir en... La calle - dijo Danny con diversión -O en casa de Steve -añadió señalando a su compañero con una sonrisa cómplice. Samantha rodó los ojos y miró a Steve -¿Puedo dormir en tu sofá? -preguntó en un murmullo - Villa Mcgarrett te espera - murmuró con diversión poniendo rumbo al coche de nuevo.

Llegaron a casa de Steve en poco rato -Ya que nos han mandado un baño, te preparo un baño y ya me doy yo otro luego - murmuró Steve frotando la espalda de la chica. Samantha asintió colocando la manta que le caía por el hombro alrededor del cuerpo, se le había quedado el cuerpo destemplado. Se sentó en el sofá a esperar cuando empezó a estornudar unas cuantas veces seguidas -Te has resfriado - dijo mientras se reía de la chica, Samantha le tiró un cojín -Vete a la mierda -refunfuñó -¡Estoy en ella! - exclamó mientras subía las escaleras -¿Tú? ¿En la mierda? Me pregunto por qué - contestó Samantha cruzándose de brazos y apoyando la espalda en el respaldo -Porque una chica me trae de cabeza - dijo al bajar y encontrársela medio dormida.

-Esa chica debe ser demasiado guapa para que te traiga de cabeza - dijo entre cabezadas -Sí, es preciosa - murmuró colocando un mechón tras su oreja -No puedes dormirte, date el baño y luego duermes -le pidió entre susurros Samantha agarró su mano unos segundos que parecieron días para Steve, a ella se le aceleró ligeramente el pulso -No sé cómo confiar de nuevo en ti... Quiero hacerlo pero... No puedo evitar sentir que cuando ella entre por la puerta yo saldré a escondidas por la ventana - susurró antes de soltar su mano y levantarse. Steve se quedó allí unos segundos digiriendo las palabras dulces pero crueles de la chica. Tragó saliva y fue a la cocina a hacer algo de cena.

En cuanto Samantha salió del baño se encontraba bastante mejor, pero tenía la nariz enrojecida y no paraba de estornudar, lo que provocaba que Steve sonriera cada vez que la oía estornudar -Estornudas como la ratita presumida - eso se ganó una mirada fulminante por parte de Samantha -Ya, sí, déjame alguna camiseta tuya - le espetó desde la escalera, estaba envuelta en una toalla y Steve no pudo evitar recorrer su cuerpo con la mirada -Sé que soy irresistible, pero para - dijo ruborizándose ligeramente. Steve pasó por su lado frenando a su altura y luego se relamió los labios para buscar una camiseta, se la tiró a la cara y Samantha se la puso con algo de ropa que ella había dejado en la casa antes de irse a Georgia -Fíjate, parece que fue ayer cuando estabas intentando cuidar de mí - murmuró la chica tirándose en el sofá.

Steve le llevó un plato de macarrones que había preparado con tomate y queso y una bebida caliente -Sube a bañarte tú, tienes que cuidarte - le espetó Samantha -Estoy bien - rodó los ojos, Samantha se levantó -Hagamos un trato, si subes ahora te devuelvo tu camiseta, la que llevo puesta -añadió en un susurro acercándose a Steve -Se me ocurren algunas maneras de subir mi temperatura mucho más divertidas -respondió Steve cediendo al chantaje y levantándose para subir a la ducha. Para cuando terminó se encontró a Samantha en el sofá más dormida que otra cosa.

La cogió en brazos y la subió hasta la cama dejando un leve beso en sus labios antes de salir -No soy la bella durmiente, no necesitaba un beso para despertarme - dijo Samantha acurrucándose entre las sábanas -Quizás no eres la bella durmiente, pero si era mi última oportunidad de besarte, no podía malgastarla -dijo antes de salir de allí cerrando la puerta. Samantha se quedó mirando al techo durante un tiempo antes de notar como sus ojos se cerraban lentamente.

Último disparo (Steve Mcgarrett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora