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Steve pensó unos minutos y negó –No, no me fío de esos cacharros, toma un arma y vas detrás de mí todo el tiempo, Kono lo mismo te digo –dijo firmemente, se giró de nuevo a Samantha –Sam detrás de mí, en serio, todo el tiempo –dijo muy serio, Samantha cargó el arma y asintió mirándole –Te prometo que no me muevo de detrás de ti –dijo seria agarrando el arma con sus manos, hacía tanto tiempo que no tenía una que se le hacía demasiado extraño. Samantha esperó detrás a que Kono le hiciera la seña. Steve y ella salieron primero y se escucharon dos tiros, aún no veía la puñetera señal y se estaba poniendo nerviosa porque no sabía que estaba pasando, sin pensar apenas y poniéndose bien el chaleco antibalas de Steve salió del habitáculo.

Al salir vio a un hombre que se iba a abalanzar sobre ella, apretó el gatillo y la bala entró en el abdomen del agresor, Steve se asomó por el pasillo apuntando a Samantha –Mierda, te dije que salieras cuando te avisara –dijo Steve bajando el arma –No, pretendes dejarme ahí para que no me ataquen sin protección en la puerta por miedo a que no sepa hacer mi trabajo por estar embarazada –dijo en voz baja comenzando a caminar hacia él –Camina, vamos, iré detrás –dijo vigilando la espalda, Kono asintió sonriente y avanzaron hasta la salida del cuartel, Samantha salió la primera y detrás Kono –Están todos abatidos, creo que no hay ninguna baja nuestra, no estoy segura –informó Samantha jadeando, habían corrido bastante y no estaba acostumbrada, hacía poco ejercicio porque Steve no la dejaba salir a correr o a andar.

Danny la rodeó en un abrazo -¿Estás bien? ¿Te han hecho daño? Vamos al hospital a que te miren, por favor –pidió Danny agarrando sus manos mirándola a los ojos, Samantha rodó los ojos y asintió –Bien, que Steve me lleve al puto hospital –dijo soltando un gran suspiro y esperando a que todos los tiradores estuvieran esposados y estaban siendo trasladados a la prisión de Hawaii. Steve, tras un par de horas se acercó al coche para ver a Samantha -¿Cómo estás? –preguntó dejando un beso en su cabeza y abrazándola. Samantha pasó los brazos por su espalda y apoyó la cabeza en su pecho

–Danny se ha puesto histérico, quiere que me lleves al hospital –murmuró besando sus labios, Steve asintió –He pensado que... Podrías ir a la base de tu padre hasta que nazca el bebé, yo me encargaría de tus sobrinos –murmuró Steve esperando que no se cabreara -¿Qué? ¿Por qué? –preguntó frunciendo el ceño –Porque me volvería loco si te pasara algo sin estar embarazada pero que le pueda pasar algo al pequeñín me... Mata por dentro Samantha, no soy capaz de pensar si estás en peligro –añadió mirándola a los ojos, alejándose de ella un poco.

Samantha estaba sentada en la sala de espera con los ojos cerrados meditando las palabras de Steve, ¿debería hacerle caso e irse a la base? Así podría recoger todas las cosas de su padre, pero... Aquello era peor de lo que parecía estaría totalmente sola, sin ningún tipo de apoyo emocional y... Steve se perdería mucho de lo que significaba la paternidad, el camino, se llevó las manos a la cara y apartó el pelo y notó a Steve a su lado –Cielo... Me estoy pensando lo de irme a Georgia hasta dentro de unos meses y que se calmen las cosas pero... Voy a estar sola allí y no estarás tú, falta el padre y... Te perderás muchas cosas –murmuró apoyando la cabeza en su hombro, Steve besó su cabeza -¿Quién te dice que no me vaya a ir contigo unos cuantos meses? Quizás no todos pero si alguno, Samantha necesito que estés bien y segura, por favor –suplicó agarrando su mano. Samantha asintió y acarició el dorso de su mano de manera despreocupada hasta que escuchó su nombre.

Después de que la revisaran y le curaran el corte de la cara ella y Steve fueron a casa con pasividad -¿Y bien? ¿Qué vas a querer hacer? –preguntó Steve mientras conducía, Samantha suspiró –Bien, si es lo que quieres me iré allí, pero... No sé cómo de cabreada estaré en unos meses cuando la barriga no me deje verme los pies –dijo muy seria, Steve soltó una carcajada –Tranquila, le diré a Tucker que te haga compañía y te cuide por mí cuando no esté yo allí, ¿sí? –aseguró Steve, Samantha asintió no muy convencida y le seguiría dando vueltas hasta que se tumbó en su cama y se quedó dormida.

Último disparo (Steve Mcgarrett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora