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Samantha se despertó por culpa del grito de una mujer, abrió los ojos molesta y se encontró con la mano de Steve sobre sus labios –Sh, cállate –le espetó muy lentamente, Samantha se incorporó y asintió a modo de "lo he entendido", Steve retiró la mano muy despacio y le señaló el final del avión, un hombre con un pasamontañas y un arma estaba apuntando a una niña y su madre, la que parecía haber pegado el grito. Samantha suspiró, Steve le hizo otro gesto hacia el frente del avión, otro hombre con pasamontañas con un arma en las manos mandando silencio –No queremos hacer daño a nadie –dijo uno de ellos pasando por el pasillo cerca de los asientos de Samantha y Steve. Ella se sentó correctamente y echó un vistazo, eran cuatro hombres, los cuatro estaban armados y estaban en las esquinas correspondientes del avión.

-Son cuatro, tres chicos y una chica, todos con la cara tapada –murmuró Samantha apoyando la cabeza en su hombro, escondiéndose para poder hablar, fingiendo llorar con los correspondiente hipos del cuerpo cuando una persona llora -¡Silencio! ¿Qué le pasa? –preguntó apuntando a Samantha, Steve carraspeó –Está asustada –respondió en un tono sumiso, con miedo para que no lo vieran como a una amenaza, el hombre siguió caminando –Buena esa –dijo Samantha -¿Qué plan tienes? –preguntó cerrando los ojos e impregnándose del olor de Steve –Buena pregunta –murmuró contra su cabello dejando un beso en su cabeza. Samantha se volvió a sentar normal y escuchó un tiro. –No jodas, ¿ha disparado a la niña? –preguntó tratando de observar que había pasado.

Steve la volvió a colocar en su sitio haciendo fuerza contra su cuerpo –Samantha, ¿podrías estarte quieta? Hay cuatro personas con armas han disparado no quiero que seas la siguien... -escuchó a una niña llorar y acto seguido un "mami". Samantha suspiró aliviada, por unos segundos creyó que había disparado a la niña y no podría haberse contenido -¿Algún médico en el avión? –preguntó un pasajero intentando taponar la herida –Yo, no soy médico pero sé bastante de heridas de bala –dijo Samantha alzando la mano Steve la fulminó con la mirada –Bien, pelirroja bonita levántate y ayuda a la mujer –espetó apuntándola con el arma, asintió y se levantó apretando la mano de Steve con fuerza, éste la miró y suspiró, se agachó junto a la mujer y taponó la herida, se quitó la sudadera y la ató con fuerza alrededor –Te va a doler cuando apriete pero... Espero parar la hemorragia no tengo instrumental para sacarte la bala así que pretendo taponar la herida, ¿vale? –dijo muy lentamente, con una lentitud que ella no solía tener, la mujer, con lágrimas en los ojos asintió.

Agarró un extremo de la sudadera y dejó que un hombre agarrara el otro –A la de tres tira –espetó haciendo gestos, cuando llegaron a tres la mujer gritó y Steve miró a Samantha, temía que fuera ella la que gritara, suspiró –Ya pasó cielo, ya pasó –dijo ella apartándole el pelo de la cara -¿Quieres que te sentemos o te ponemos mantas como almohadas? –preguntó suavemente, prefirieron no moverla y la acomodaron en el lugar, Samantha volvió a su asiento agarrando la mano de Steve con fuerza y se acomodó –Están nerviosos, no querían disparar a nadie, parece que quieren controlar el avión para cambiar el rumbo o algo así, quizás estrellarlo –murmuró en voz baja suspirando, Steve la miró –Me puedo encargar de dos fácilmente y lo sabes, el problema es que no sabemos si los pilotos están bien –murmuró Steve, Samantha asintió –Bueno, estén vivos o no, por lo menos no tendremos a cuatro personas armadas, ¿no? –preguntó en voz baja, Steve asintió –Tú a por la chica y el del otro lado, di que necesitas ir al baño y arréglatelas, yo iré lo mismo –murmuró Steve dándole al botón una azafata apareció, muerta de miedo –Verás, llevo queriendo ir al baño desde hace un rato y mi chica... Está embarazada y necesita ir al baño a... Bueno ya sabes a qué, ¿podríamos ir? –preguntó en voz baja Steve, la chica asintió y los dejó pasar con rapidez. Samantha entró en el baño lentamente y esperó los cinco minutos pertinentes, se escabulló hacia la zona trasera del avión y pilló a la chica desprevenida, perfecto, pasó un brazo por su cuello y apretó, con ello se llevó unos cuantos golpes en el estómago pero... se había asegurado de taparle la boca para que no gritara, la chica perdió la consciencia en poco, la metió en el baño, le quitó la sudadera y el pasamontañas y le cogió el arma.

Último disparo (Steve Mcgarrett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora