Steve miraba de reojo a Samantha durante el camino y ella miraba por la ventana con tranquilidad. En pocos minutos llegaron a casa y Samantha tenía el pelo empapado –Deberías secarte el pelo, a ver si te vas a poner mala – dijo Steve antes de escuchar la risa de Samantha –Ya estoy mala – siguió riendo como una idiota –He pensado que quiero poner una hamaca en la parte de atrás de tu casa, si no te importa claro – dijo de repente tras unos segundos de silencio antes de salir del coche, Steve parpadeó unos segundos –Si quieres ponerla, ponla, yo te ayudo – dijo al entrar en casa y ver a Samantha en la cocina bebiendo agua.
Ambos dos subieron hasta la habitación y cuando Steve fue a comprobar si Samantha estaba bien la vio tumbada en la cama, observando el techo y de una manera u otra supo que esa chica iba a llevarle a la ruina y... Quería comprarse un cinturón para esa montaña rusa, no se cansaría nunca de ella. Se tumbó a su lado, la chica se giró hacia un lado dejando la mano bajo la almohada y cerró los ojos –Descansa, Steve – murmuró en voz baja mirando el reloj –Aunque casi que mejor no dormimos, son las cinco de la mañana... -murmuró tosiendo unas cuantas veces. Steve dejó un beso en su hombro izquierdo y pasó un brazo por su abdomen. Ambos fueron acogidos por los brazos de Morfeo.
El timbre sonaba y sonaba, Samantha abrió los ojos unos segundos y vio que Steve dormía como un tronco, sonrió de lado y se levantó con cuidado para ir a abrir la puerta, cuando se topó con Mary y Joan, abrió mucho los ojos y dibujó una sonrisa en sus labios -¿Qué hacéis aquí? Madre mía que mayor está, que guapa estás, me encanta tu pelo –dijo Samantha abrazando a las dos personitas que tenía en frente con fuerza. -¿Qué haces aquí? ¿En casa de mi hermano? La última noticia tuya que tengo era que no podías estar con él... - murmuró la chica abrazando a Samantha. Samantha cogió a Joan y le dio besos por toda la cara –Bueno, han pasado muchas cosas, ¿tienes tiempo? –preguntó la pelirroja con una sonrisa en los labios. Mary negó –Verás, necesitaba pediros un favor a Steve y... Bueno a ti, ¿os podríais quedar con la niña unas semanas? Tengo que hacer viajes de trabajo y... No puedo llevarla a todos lados, solo serán dos semanas, como mucho tres, lo prometo – pidió juntando las manos mirando a Samantha –Yo... No tengo problema pero tu hermano... - dijo mirando hacia arriba.
Mary se mordió el labio inferior -¿Y si se lo dices tú? Llego muy tarde – dijo metiendo las cosas de la niña –Os he dejado una lista de las cosas que le gustan, las que no y los cuidados que necesita, me voy, tengo prisa, te quiero Sammy – dijo antes de salir por la puerta. Samantha abrió la boca dispuesta a pararla pero cuando se dio cuenta estaba sola con Joan –Tu madre va a conseguir que me maten, ella será la culpable de mi asesinato, ¿verdad que sí? – dijo haciendo cosquillas a la niña.
Se sentó en el sofá pensando cómo narices decírselo a Steve. Joan estaba en su regazo enredando los dedos en su pelo –Bien, ¿qué hacemos? – dijo parada en frente de la escalera, mirando para arriba y mirando a la niña varias veces. Tras coger aire se decidió a subir las escaleras y se quedó unos segundos en la puerta de la habitación con Joan entre sus brazos, miró como Steve dormía y cogió una bocanada de aire, se tumbó en la cama y dejó a Joan entre ella y el chico, la niña le despertó y Steve abrió los ojos mirando primero a la niña y luego a Samantha -¿Qué hace aquí? – preguntó con una sonrisa en los labios, Samantha se mordió el labio inferior unos segundos –Verás... Quiero que esa sonrisa y alegría que sientes ahora dure durante todo lo que tengo que decirte – advirtió, Steve se removió en el lugar algo molesto –Me estás preocupando, ¿está bien mi hermana? –preguntó frunciendo el ceño.
Samntha cogió aire y asintió –Claro que está bien, es Mary... Por eso mismo... - miró a todos lados – Nos ha encasquetado a esta preciosidad un par de semanas o... Tres, no me ha dado casi ninguna explicación me ha dicho que es por... Trabajo – añadió muy deprisa, diciéndolo a toda velocidad. Steve la miró con el ceño fruncido -¿Nos la ha encasquetado? ¿Se ha ido? No está en Hawaii? – preguntó cogiendo a la niña en brazos, Samantha negó –Ya no está en Hawaii, creo que ha cogido un avión, nos ha dejado un montón de pautas para cuidarla yo... Lo siento – murmuró la chica escondiendo la cara en la almohada. Steve negó con un suspiro –No te disculpes... No es tu culpa – murmuró acariciando su brazo izquierdo con suavidad y buscó sus labios con ansias -¿Y esto? – preguntó la chica con una media sonrisa en los labios.
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Último disparo (Steve Mcgarrett)
FanficElla hace lo que quiere, él impide que acabe muerta día tras día. Esta historia se desarrolla en la pequeña isla de Hawaii. ¿Quieres saber más? Solo tienes que empezar la lectura.