Capítulo 19

2.3K 114 3
                                    

Steve miraba de reojo a Samantha durante el camino y ella miraba por la ventana con tranquilidad. En pocos minutos llegaron a casa y Samantha tenía el pelo empapado –Deberías secarte el pelo, a ver si te vas a poner mala – dijo Steve antes de escuchar la risa de Samantha –Ya estoy mala – siguió riendo como una idiota –He pensado que quiero poner una hamaca en la parte de atrás de tu casa, si no te importa claro – dijo de repente tras unos segundos de silencio antes de salir del coche, Steve parpadeó unos segundos –Si quieres ponerla, ponla, yo te ayudo – dijo al entrar en casa y ver a Samantha en la cocina bebiendo agua.

Ambos dos subieron hasta la habitación y cuando Steve fue a comprobar si Samantha estaba bien la vio tumbada en la cama, observando el techo y de una manera u otra supo que esa chica iba a llevarle a la ruina y... Quería comprarse un cinturón para esa montaña rusa, no se cansaría nunca de ella. Se tumbó a su lado, la chica se giró hacia un lado dejando la mano bajo la almohada y cerró los ojos –Descansa, Steve – murmuró en voz baja mirando el reloj –Aunque casi que mejor no dormimos, son las cinco de la mañana... -murmuró tosiendo unas cuantas veces. Steve dejó un beso en su hombro izquierdo y pasó un brazo por su abdomen. Ambos fueron acogidos por los brazos de Morfeo.

El timbre sonaba y sonaba, Samantha abrió los ojos unos segundos y vio que Steve dormía como un tronco, sonrió de lado y se levantó con cuidado para ir a abrir la puerta, cuando se topó con Mary y Joan, abrió mucho los ojos y dibujó una sonrisa en sus labios -¿Qué hacéis aquí? Madre mía que mayor está, que guapa estás, me encanta tu pelo –dijo Samantha abrazando a las dos personitas que tenía en frente con fuerza. -¿Qué haces aquí? ¿En casa de mi hermano? La última noticia tuya que tengo era que no podías estar con él... - murmuró la chica abrazando a Samantha. Samantha cogió a Joan y le dio besos por toda la cara –Bueno, han pasado muchas cosas, ¿tienes tiempo? –preguntó la pelirroja con una sonrisa en los labios. Mary negó –Verás, necesitaba pediros un favor a Steve y... Bueno a ti, ¿os podríais quedar con la niña unas semanas? Tengo que hacer viajes de trabajo y... No puedo llevarla a todos lados, solo serán dos semanas, como mucho tres, lo prometo – pidió juntando las manos mirando a Samantha –Yo... No tengo problema pero tu hermano... - dijo mirando hacia arriba.

Mary se mordió el labio inferior -¿Y si se lo dices tú? Llego muy tarde – dijo metiendo las cosas de la niña –Os he dejado una lista de las cosas que le gustan, las que no y los cuidados que necesita, me voy, tengo prisa, te quiero Sammy – dijo antes de salir por la puerta. Samantha abrió la boca dispuesta a pararla pero cuando se dio cuenta estaba sola con Joan –Tu madre va a conseguir que me maten, ella será la culpable de mi asesinato, ¿verdad que sí? – dijo haciendo cosquillas a la niña.

Se sentó en el sofá pensando cómo narices decírselo a Steve. Joan estaba en su regazo enredando los dedos en su pelo –Bien, ¿qué hacemos? – dijo parada en frente de la escalera, mirando para arriba y mirando a la niña varias veces. Tras coger aire se decidió a subir las escaleras y se quedó unos segundos en la puerta de la habitación con Joan entre sus brazos, miró como Steve dormía y cogió una bocanada de aire, se tumbó en la cama y dejó a Joan entre ella y el chico, la niña le despertó y Steve abrió los ojos mirando primero a la niña y luego a Samantha -¿Qué hace aquí? – preguntó con una sonrisa en los labios, Samantha se mordió el labio inferior unos segundos –Verás... Quiero que esa sonrisa y alegría que sientes ahora dure durante todo lo que tengo que decirte – advirtió, Steve se removió en el lugar algo molesto –Me estás preocupando, ¿está bien mi hermana? –preguntó frunciendo el ceño.

Samntha cogió aire y asintió –Claro que está bien, es Mary... Por eso mismo... - miró a todos lados – Nos ha encasquetado a esta preciosidad un par de semanas o... Tres, no me ha dado casi ninguna explicación me ha dicho que es por... Trabajo – añadió muy deprisa, diciéndolo a toda velocidad. Steve la miró con el ceño fruncido -¿Nos la ha encasquetado? ¿Se ha ido? No está en Hawaii? – preguntó cogiendo a la niña en brazos, Samantha negó –Ya no está en Hawaii, creo que ha cogido un avión, nos ha dejado un montón de pautas para cuidarla yo... Lo siento – murmuró la chica escondiendo la cara en la almohada. Steve negó con un suspiro –No te disculpes... No es tu culpa – murmuró acariciando su brazo izquierdo con suavidad y buscó sus labios con ansias -¿Y esto? – preguntó la chica con una media sonrisa en los labios.

Último disparo (Steve Mcgarrett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora