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Steve fulminó con la mirada al doctor Karev y Samantha siguió apretando la mano del chico –Steve háblame de lo que sea, por favor –dijo en voz baja apretando su mano. Steve se sentó al lado de la camilla y le acarició la mejilla, se acercó hasta sus labios y la besó con ganas, funcionó, vaya que si funcionó Samantha consiguió distraerse lo suficiente para que le doliera, pero no le echara tantas cuentas –Muy bien Steve, te voy a poner como anestesia en mi próxima operación –dijo el doctor Karev colocando una venda encima de la herida, cosida, de bala.

El doctor se mordió el labio inferior mirando a la chica –Cada día te admiro más... A ver, sabéis de sobra qué hacer, qué no hacer y haréis lo que os dé la real gana así que... Sois libre de ir a casa, dormir y descansar al máximo –musitó dando una palmada, le pasó un algodón con alcohol sobre las demás heridas para desinfectarlas de nuevo y Samantha se vistió de nuevo lentamente.

Steve había salido a dar una vuelta para vigilar el hospital, no le daba buena espina que hubiera tanta gente con dinero ahí dentro y tenía razón, cuando volvió a la consulta se encontró a Samantha y a Alex atados a una silla -¿Qué cojones ha pasado? –preguntó Steve, Samantha le hizo gestos para que se callara, pero fue tarde, Steve recibió un golpe en la cabeza y cayó al suelo inconsciente, Samantha miró a Alex y suspiró, la herida le empezaba a doler, quería decir que el poco efecto que los calmantes seguían haciendo en su cuerpo se estaban empezando a pasar.

Respiró hondo y trató de quitarse el pañuelo de la boca, tardó, pero lo consiguió –A ver, yo no puedo moverme pero tú si puedes, puedes acercarte hasta la mesa y coger algo que corte –musitó con toda la calma del mundo, Alex estaba de los nervios y parecía no concentrarse –A ver, yo he conseguido quitarme el pañuelo, lo han atado con prisas y mal, si te concentras vas a poder desatarlo –le tranquilizó Samantha, ella miró hacia Steve, había un pequeño charco de sangre en el suelo –Y luego me vas a decir si que haya tanta sangre es bueno... -murmuró con un suspiro.

Tras muchos intentos Samantha escuchó la voz de Alex -¡Lo conseguiste! –exclamó con tono de burla –Cállate –musitó levantándose, estaban atados a una silla ambos dos, pero no eran demasiado buenos porque no se habían asegurado de atarles los pies, lo que llevaba a pensar que no les interesaba retenerlos, simplemente que no dieran la alarma –Steve está sangrando mucho... -murmuró consiguiendo que a Alex se le cayera el bisturí al suelo -¡Samantha mierda! –exclamó exasperado, Samantha gruñó frustrada –Está bien, yo lo haré, inútil –le dijo a modo de burla, con bastante dolor pero consiguió moverse hasta el lugar donde estaba Alex, se aproximó a la mesa para coger el bisturí con los labios, lo dejó para darle indicaciones a Alex, que no era Steve.

-Bien, vas a tener que ponerte a la altura de mis labios para intentar cortar la cuerda, es más o menos fina y se supone que esto está afilado –musitó, Alex asintió y se pusieron a ello, le hizo una herida en el brazo pero consiguió –Bien, ahora desátame y atiende a Steve –pidió, Alex le hizo caso y ella, se aproximó a Steve, le cogió el arma y salió de allí sigilosamente –Samantha por dios que estás herida, ten cuidado –le pidió antes de que se fuera, Samantha suspiró –No voy a dejar que muera nadie –murmuró cerrando la puerta. Se movió por los pasillos del hospital y llegó a una sala, todas las enfermeras estaban atadas -¿Estáis solas? –preguntó en voz muy baja, todos asintieron y ella, guardando la pistola en su espalda, desató a una –Podéis ir a ayudar a personas, si las hay heridas o a la consulta del doctor Karev, el pasillo está solo y no quiero que hagáis nada de ruido –informó, asintieron agradeciéndole el acto y ella se fue.

Llegó a la planta de quimioterapia y vio a un hombre plantado en la puerta, con una metralleta –No me jodas, ¿una metralleta? –preguntó en voz baja, respiró hondo y volvió a la consulta de Karev –Pensé que eran aficionados pero... No, tienen metralletas –murmuró, Steve seguía en el suelo, le estaba curando la herida y tenía mejor color. –Lo de Steve no parece nada grave, cuando recupere la consciencia lo comprobaré, pero no tiene mala pinta, no te preocupes –le tranquilizó Alex –Voy a llamar a Danny, no puedo yo sola con ellos –murmuró Samantha.

Último disparo (Steve Mcgarrett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora