Steve suspiró escuchando las palabras de Samantha, Doris la miraba con las cejas alzadas y los brazos cruzados sin quitarle la vista de encima, la pelirroja abrió los ojos y la miró un tanto desafiante –Steve, me gusta esta chica –murmuró Doris examinándola, Samantha rodó los ojos suspirando –Mejor os dejo solos, no quiero decir nada de lo que luego me arrepienta, luego vengo a verte Steve –dijo Samantha cogiendo su bolso y encaminándose a la puerta –No, Samantha no te vayas, quédate aquí –le pidió Steve, Samantha suspiró negando con la cabeza para no mirarle a los ojos, pero al final acabó cayendo y sabía de sobra que acabaría soltando alguna burrada. Se sentó en la silla y comenzó a enredar con su móvil, el silencio estaba bastante presente en esa habitación.
Doris paseaba la mirada de la chica hasta Steve y de Steve hasta la chica –Y contadme, ¿cómo empezasteis a salir? –preguntó curiosa sentándose encima de una mesita que había en el lugar, Samantha bufó por lo bajo y luego rodó los ojos mientras seguía mirando cosas en su teléfono móvil con tranquilidad –Si le soy sincera Steve nunca ha llegado a pedirme salir –murmuró sin levantar la mirada, Steve la miró casi perplejo por oír aquellas palabras de sus labios, acto seguido suspiró, era totalmente cierto que nunca le había pedido salir pero... No se esperaba para nada aquellas palabras.
Doris miró a su hijo y luego negó -¿No le has pedido salir? –preguntó prácticamente perpleja, Steve gruñó y un médico entró en la sala –La hora de visitas se ha terminado ya, me temo que solo se puede quedar una de vosotras aquí a pasar la noche –informó comprobando las constantes de Steve, Samantha levantó la mirada y Doris parecía no querer moverse de la habitación –Está bien, yo me iré doctor –aseguró la pelirroja levantándose a coger sus cosas y colocarse bien la sudadera que llevaba puesta –Doris, ¿te importa salir un momento? –le pidió Steve sujetando la mano de Samantha, Doris asintió saliendo del lugar junto al doctor, Samantha se aseguró de mirar el nombre en su placa para poder hablar luego con él.
Steve tiró de Samantha, con el brazo bueno, hacia él -¿Cómo estás? –preguntó acariciando su mejilla con suavidad, Samantha asintió –Bien, he conocido a mis sobrinos, son geniales –musita con una media sonrisa -¿Por qué ha venido tu madre? ¿Has conseguido hablar tú con ella? –acabó preguntando tras unos segundos de silencio apartando la mirada de la de Steve, éste negó y se encogió de hombros poniendo una mueca de dolor –Ha aparecido sin más, de repente... -murmura con un suspiro bajando la mano de su mejilla hasta su cintura acariciándola suavemente, Samantha relajó el gesto –No me apetece estar mucho con ella –murmuró acercándose hacia el chico para besar su mejilla –Lo entiendo, no creo que esté mucho tiempo rondando por aquí, intenta no perder los nervios, ¿vale? –dijo con un tono suave subiendo la mano hacia su mejilla y acercando a la chica hasta sus labios, Samantha le besó cerrando los ojos, echaba tanto de menos sus labios.
Cuando se fue a separar Steve volvió a juntar sus labios con los de ella, ella le acarició el pecho y dejó besos cortos en sus labios y llegó hasta su cuello, enterrando la cabeza en él y sentándose en la camilla junto a él. Steve la rodeó con el brazo y cerró los ojos disfrutando del momento, acariciando su espalda, Samantha quería quedarse ahí, con él, pero Doris era la que se iba a quedar con él y lo dejó claro cuando acabó entrando en la habitación de nuevo, Samantha gruñó –Me voy que he dejado a Danny con mis sobrinos –musitó rodando los ojos, dejó un beso rápido en los labios de Steve y él la pegó a su cuerpo dejando un beso en su frente, susurró que la quería y Samantha salió de allí sin despedirse de su "suegra".
La pelirroja fue a buscar al médico de Steve de nuevo y tuvo que esperar a que terminara la revisión que estaba haciendo para charlar con él. El médico la observó con una media sonrisa un tanto coqueta y se acercó -¿Puedo ayudarte preciosa? –preguntó mirándola a los ojos y acercándose a ella, Samantha sonrió –Quería saber que pautas tiene que seguir Steve Mcgarrett de rehabilitación y cuidados, sé que usted se lo va a explicar pero sé que se lo va a saltar para ir a trabajar –murmuró con una media sonrisa, el doctor buscó el informe de Steve –Hum... Está bien, tu hermano va a tener que estar sin mover el brazo durante un par de semanas y haciendo algo de ejercicio, nada exagerado porque se le podría encharcar el pulmón pero si tiene que salir a caminar lentamente e incluso correr si se ve con fuerzas, no debe quedarse quieto pero debe no mover el brazo –musitó acercándose un poco más a Samantha –Perfecto, ah, por cierto, Steve no es mi hermano es mi... No es mi hermano –acabó diciendo separándose de él y yendo hacia el ascensor.
ESTÁS LEYENDO
Último disparo (Steve Mcgarrett)
Fiksi PenggemarElla hace lo que quiere, él impide que acabe muerta día tras día. Esta historia se desarrolla en la pequeña isla de Hawaii. ¿Quieres saber más? Solo tienes que empezar la lectura.