Piero sostenía mis piernas mientras Vicco acariciaba mis pechos, ambos tenían la respiración acelerada mientras a mi me faltaba el aire.
-Vuelves a decir que no nos conoces- el rubio que tenia delante me tomo del mentón -y te follare frente a todos...
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Olivia...
-Chicos- salí del cuarto de Vicco con una de sus camisetas y descalza.
-Osita- él me regaño y vino a cargarme -no puedes estar así, vas a enfermarte y recién sales del hospital-
-Estoy bien, no hace frio aquí- sonreí escondiéndome en su cuello.
-Igual amor- Piero me esperaba en el sillón con una manta -ven aquí pequeña-
Ellos colocaron una película que estaba bastante buena, mientras comíamos. Bufe al verme envuelta entre mantas con los dos a mi lado, Piero estaba solo con un pantaloncillo para dormir dejando su abdomen descubierto. Vicco al otro lado reposaba su brazo en la parte posterior de su cuello con los ojos cerrados.
Trague saliva viéndome envuelta por sus perfumes y respiraciones pesadas, sin pensarlo mi mano se deslizo por la mejilla del rubio. Él se removió un poco soltando un quejido ronco y abrio los ojos, su sonrisa de lado casi me llevo a las nubes.
-¿Te duele algo amor?- refregó sus ojos.
Negue.
-¿La peli ya acabo?-
-sip- mi mano bajo un poco mas a su abdomen.
-Oly- frunció el ceño.
-¿Si?- lo mire inocente.
-¿Qué estas haciendo?-
Mordí mi labio -Yo solo...- sentí que alguien me abrazaba por detrás.
-Nuestra hadita quiere jugar- Vicco mordisqueo mi lóbulo -¿verdad?-
No respondí.
-Dilo Osita, y tu deseo será cumplido- susurro -solo debes pedirlo y lo tendrás-
Piero me tomo de la cintura mientras nos acomodaba de manera que mi espalda quedara sobre el pecho de su hermano, su sonrisa lasciva me hizo sonrojar mientras se acercaba a mi boca. -Nuestra niña es traviesa Vicco-
-Creo que debemos castigarla, hermano-
-¿Qué piensas hadita?- beso mi cuello -deberíamos castigarte por salir sola a buscar comida- mordió mi piel -por hablar con extraños-
El pelinegro a mi espalda me tomo del mentón, haciendo que lo viera -¿Te comieron la lengua los ratones? O tal vez, le temes a los monstruos que acabas de incitar-
-Yo...- jadee cuando los labios del rubio succionaron mis pezones sobre la tela de la camiseta.
-Lo siento ¿no debí hacer eso?- sonrió arrogante.
Piero me quito la ropa y mis pechos quedaron expuestos, los dos tomaron aire como si se hubieran quedado alucinados. El pelinegro no perdió oportunidad en reclamar mi boca y besarme posesivamente mientras su hermano masajeaba mis pechos y los besaba. Primero llevo uno a su boca y jugueteo como le dio la gana.
Me removí entre ambos sintiendo como mi centro se calentaba y aun peor, comenzaba a humedecerse por el roce de una de las rodillas del rubio. Mi pelvis se movió pidiendo mas y él se separo sonriendo de nuevo. -Creo que no te estamos dando toda la atención que quieres amor-
-Me hare responsable por ello- la jodida voz ronca de Vicco me seguía estremeciendo. u mano libre que se mantenía en mi cintura, bajo trazando un camino hasta mis bragas, sus dedos jugaron con el borde de esta y por encima acariciaron mi centro que se había hinchado un poco por la necesidad de tenerlos.
-Vicco- clave mi mano en su muñeca cuando entro en la prenda y sus yemas tocaron mis pliegues.
-Aquí esta mojado- saco la mano mostrando el liquido brillante. Se los llevo a la boca chupándolos -tan delicioso como pensaba.-
Volví a ponerme aun mas roja.
-Tiene vergüenza- el rubio movió las cejas divertido -me encanta cuando te sonrojas-beso mi mejilla.
-Idiotas- bufe un poco molesta.
Los ojos de Piero se oscurecieron, su rostro llego a mi oído y susurro -Abre las piernas hadita-
Trague saliva. -Te vamos a comer hasta saciarnos osita- Vicco me cargo y con Piero nos dirigimos a la habitación del pelinegro. Me dejo tendida en la cama y ambos me observaron por unos minutos.
El pelinegro relamió sus labios sonriendo de lado -No sabes cuantas veces imagine tenerte así- camino hacia mi, subió al colchón gateando hasta donde estaba. Su cuerpo estaba entre mis piernas mientras se inclinaba a besarme.
La mano de su hermano se deslizaba por mi pierna desnuda -eres tan perfecta y te volverás tan nuestra-
Vicco dejo mis labios que fueron tomados por Piero al segundo, mientras él bajaba con mas besos sobre mi cuerpo. Estando cerca de mi ropa interior, me elevo un poco de las caderas y m e saco la braga. La vergüenza aun estaba un poco presente en mi, y quise cerrar las piernas.
Él gruño haciendo que el rubio me terminara cargando en su regazo, su pecho choco contra mi espalda, al igual que su erección se sentía en mi trasero. -Vamos hadita- beso mi cuello -deja que comamos un poco de ti- con un poco de fuerza, logro abrir mis piernas y exponerme completa ante el pelinegro.
-Joder- gruño, primero me beso con dureza y luego bajo a chupar y lamer como le plació.
Apenas su lengua hizo contacto con mis pliegues, un gemido sonoro abandono mi garganta y lleve mi cabeza hacia atrás. Piero soltó mis muslos y volvió a masajear mis tetas mientras dejaba marcas en mi piel.
Al sexo oral que me estaba dando Vicco, le sumo dos de sus dedos -estas muy apretada osita, cuando entre en ti romperás mi polla- continuo bombeando, mientras mi respiración se volvía un jodido lio. Iba a correrme solo con su boca y su mano.
-Vicco- gemí cuando el primer espasmo se apodero de mi.
-Córrete para nosotros- el susurro de su hermano fue mi punto de quiebre. Me deje llevar mientras ellos me tocaban.
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