Capítulo 35

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Vicco

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Vicco...

Finalmente había llegado el día de la ejecución, por la mañana me levante temprano y salí a correr por las calles de Berlín, pase frente al complejo privado donde el ministro vivía y según lo que habíamos estado investigando, los guardias de seguridad cambiaban cerca de las 5 p.m., en ese momento teníamos una ventana de cerca de 3 minutos para entrar.

Seguí mi camino, revisando si la ruta de escape que usaríamos estaba liberada y así lo era, el callejón que daba una bodega no se encontraba obstruido. Para cuando regrese al hotel, el reloj marcaba cerca de las 9 por lo que Olivia ya debía estar levantada.

Marque su numero y la llame. No habíamos recibido otro mensaje sobre que ella estuviera mal, por lo que me sentía tranquilo, pero no del todo.

-Buenos días Osita- no espere a que ella hablara primero.

-Buenos días amor-escuche una pequeña risilla.

-¿Cómo has dormido?- 

-Bien y ustedes

-Yo bien ¿ya desayunaste?- 

-mhm-hizo una pausa -¿saliste a correr?- 

-Sip- sentí que golpeaban mi puerta -Osita llamaba para saludarte, Piero llego, tenemos que hacer algo. En la noche te llamare- 

-Okay, te amo- el sonido de su beso me hizo reír.

-Te amo mas- 

El rubio entro en cuanto le abrí la puerta -¿la llamaste?- 

Asentí. 

-Yo lo hice antes- se burlo -siempre segundo hermano- 

Pase por alto su provocación y me metí al baño a tomar una ducha ligera para quitarme el sudor, cuando salí, los planos estaban sobre una mesa y él estaba ocupado en otra cosa. Me vestí con algo cómodo pero negro y busque mi tablet para ver las cámaras de seguridad.

-¿Estas listo?- Piero a mi lado ordenaba nuestras armas sobre la cama. 

-Si- me coloque el auricular. 

-Esto sera limpio, recuerda que pidieron que fuera un suicidio.- me recordó. 

-Claro, entendido, suicidio- 

El rubio carraspeo la garganta -¿la escuchaste bien? quiero decir, ¿no se notaba triste?- 

-No para nada- sonreí transmitiéndole tranquilidad -hasta se rio cuando me contesto.-

-Que bueno, no me deja tranquilo si no se que esta bien- 

Cerca del mediodía nos llego un aviso que el ministro esa misma noche tendría un vuelo de emergencia por lo que debíamos adelantar la muerte. -Mierda y mas mierda- tomamos todo rápidamente -te dije que algo no iba bien- gruñí mientras bajábamos al lobby.

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