Piero sostenía mis piernas mientras Vicco acariciaba mis pechos, ambos tenían la respiración acelerada mientras a mi me faltaba el aire.
-Vuelves a decir que no nos conoces- el rubio que tenia delante me tomo del mentón -y te follare frente a todos...
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Fausto...
-Hadita- pronuncie ese apodo después de mucho tiempo, aunque todavía no me sentía digno de volver a llamarla de esa manera. Me tome el atrevimiento de hacerlo, porque en realidad estaba desesperado por poder hablar con ella y disculparme.
Olivia, quien estaba jugando tiro al blanco, dejo caer la pelota en su mano para voltear a verme -¿Fausto?-
-Hola- levante mi mano sonriendo con nerviosismo.
-Ven no vamos a morderte- Vicco me dio el pie para finalmente poder acércame a donde estaban ellos. Asentí sin decir nada, sintiendo la mirada de ella en mi.
-Llegas tarde Fausto- Piero apareció entre una pila de osos -casi nos acabamos los juegos-
-¿Donde robaste eso?-
-Lo gane de manera honesta-
-Mentiroso- ella rio como un puto ángel.
-Oye- se quejo el rubio -fue honesto-
Olivia rodo los ojos -¿sabes quienes eran sus contrincantes?
Negue.
-Niños-
-¿Jugaron con niños?¿de verdad?- enarque una ceja.
Ambos no dijeron nada, sintiéndose un poco avergonzados mientras Olivia se moría de risa al verlos de esa manera.
-Bueno mientras ustedes siguen riéndose de nosotros, iremos a dejar estas cosas al coche y a buscar un lugar para comer- Piero la miro -¿te quieres quedar con Fausto?-
Ella me observo y luego a él -claro, esta bien.-
Su sola respuesta me hizo sentir aliviado.
-Cuídala- Vicco beso su coronilla -les llamaremos cuando encontremos un sitio para cenar.
-NO ME ROBEN PELUCHES, LOS CONTE- ella les grito mientras se alejaban.
Otra vez, el silencio era lo unico que estábamos compartiendo los dos, mirando la gente pasar y divertirse en la feria.
-Tu quieres..- los dos dijimos al mismo tiempo.
-Continua- me pidió.
-¿Ya jugaste a todo?-
Negó. -este aun no lo pruebo ¿tú?-
Me encogí de hombros -recién llego, no he visto mucho-
Su mirada se ilumino y extendió su mano, la cual no tome al principio. Aun me daba vergüenza que ella tocara las cicatrices que tenia del encuentro con la idiota, en el cual le deje claro que no se le acercara. Ella terminó enlazando nuestros dedos y comenzando a arrastrarme -Vamos, viniste a ver todo, es momento que lo disfrutes como tal-
-Hay mucha gente, ¿no nos perderemos?-
-Si no me sueltas no sucederá- emitió una risilla -además, eres alto. La que tiene mas probabilidades de perderse soy yo-
