7. Interrogatorio

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El sonido de la llave entrando en la perilla de la puerta me hizo espabilar. Levanté la mirada inmediatamente y observé a Taehyung enfundado en un traje formal. Él frunció su ceño en cuanto me vio, en el suelo, en cuclillas, con el rostro lleno de heridas y unas ojeras rodeando mis desorbitados ojos. Pero yo no le preste más atención a él además de esa mirada y su vestimenta, porque me había lanzado al pasillo para tocar la luz del sol chocando contra la alfombra aterciopelada del suelo.

Tal vez él pensó que me iba a lanzar sobre él e iba a tratar de estrangularlo, pero pareció confundido cuando me vio revolcarme en el suelo mientras temblaba y cerraba mis ojos por primera vez en unas largas ocho horas.

—. ¿Qué mierda?—murmuró para sí mismo—. ¿Dormiste?

No le contesté. Creo que era muy obvio que no lo había hecho. ¿Cómo podía? Me había dejado encerrada en una habitación obscura y pasé toda la noche tratando de calmar mi ansiedad mientras me murmuraba a mi misma que todo terminaría rápido.

—. No...no me...no...no me vuelvas a...no vuelvas a encerrarme ahí...—supliqué tartamudeando, le miré a los ojos un momento, recé porque pudiese ver mi miedo y mi falta de sueño en mis ojos y se apiadara de mi. No me importaba que me tuviese encerrada, mientras no me volviese a meter ahí.—. Está muy obscuro...por favor...

Taehyung suspiró antes de tomarme de los brazos y comenzar a jalarme a otra de las habitaciones de la mansión, estaba tan débil y desvelada que no hice fuerzas ni se lo impedí. Cuando me dejó caer contra el suelo me di cuenta que la habitación a la que me había traído era nada más y nada menos que su estudio.

Lo distinguí porque no se parecía a ninguna de las demás habitaciones de huéspedes, todas las paredes eran de madera, sobre todos los entrepaños había varios libros y en los muros desocupados había pinturas rotas, los lienzos habían sido rajados por una navaja o un cuchillo y otros tenían los rostros ocultos debajo de manchas y más rayones de pintura.

Había varios libros y papeles desparramados sobre el suelo de alfombra, a un lado de uno de los grandes ventanales que alimentaban de luz al espacio había un sofá negro, lucia bastante cómodo. Y a lado del sofá, un tocadiscos. Busqué entre los entrepaños y efectivamente, mi vista dio contra un espacio donde Kim guardaba muchos discos de vinilo.

Cuando giré mi cabeza para seguir observando me topé entonces con un pizarrón de corcho colgado en lo alto de uno de los muros del estudio, estaba a rebosar de papeles e hilos que conectaban imágenes, notas de periódicos y otros documentos, muchas hojas estaban rayadas, no tenían coherencia alguna. Después de unos minutos observándola...realmente no tenía idea alguna de lo que el pizarrón trataba de decir, de descifrar. Era la obra de un demente.

Un verdadero reflejo de la mente de Kim Taehyung.

No pude observarlo más, Taehyung me elevó con sus brazos hasta sentarme en una silla, Sang sik entró al estudio cerrando la puerta detrás de él y procediendo a amarrar mis manos con un par de esposas por detrás del respaldo de la silla.

—. Park Ji Eun...—mencionó Kim sentado frente a mi en otra silla y mirándome con sus brazos cruzados—. De verdad me pareces una persona agradable. Pero no puedo confiar en eso...sería tu primer recurso para matarme.

Suspiré pesadamente. Ya no sabía como decirle a Taehyung que yo no era quien buscaba. Tan sólo respondería lo que me preguntara y le probaría que claramente yo no soy lo que quiere encontrar.

—. ¿Donde vives, Ji Eun?—preguntó Taehyung colocando sus codos sobre sus rodillas y observándome fijamente.

—. En Seúl...—murmuré en respuesta, tenía tan poca energía que no podía tan siquiera formular una oración con un tono de voz normal. Gritar me había rasgado las cuerdas bucales y no tenía agua para aclararme la garganta aunque fuera un poco.

A Black Rose ; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora