17. Las marcas de un tirano

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Me sentí despertar. Por un momento mi corazón se aceleró más de lo normal, un miedo creciente se apoderó de mi, bajo la idea de que al abrir los ojos estaría en mi habitación, en mi casa, y todo lo qué pasó con Taehyung fue un sueño.

Pero no pasó. Abrí mis ojos poco a poco, lo encontré frente a mi, abrazándome todavía por debajo de las sábanas, dormido tranquilamente. Sonreí levemente y saqué mi brazo para acariciar su mejilla. En cuanto lo rocé, Taehyung abrió sus ojos abruptamente, sin embargo no se veía molesto por interrumpir su sueño, al contrario, tal vez él también encontraba un alivio interno por no haber despertado en otro lugar que le cause pesadillas, por poder verme frente a él y saber que los últimos meses no habían sido un sueño.

—. ¿Estás bien?—preguntó él, con la voz más profunda que de costumbre, en un tono de clara preocupación. Por un momento dudé si se refería a la pesadilla o al hecho de que tuvimos sexo. Sin embargo, me di cuenta que se refería a la primera opción, después de todo no tenía de qué preocuparme, yo no era virgen. Pero, desde que lo conocí, ni una sola vez, le he mentido.

—. No. No estoy bien.

Y claramente Taehyung no podía arreglarme, él estaba igual o incluso más roto que yo como para juntar mis pedazos y unirlos. Pero a pesar de que no me sintiera bien, él sabía como reconfortarme, me apretó más en su abrazo y besó mis labios con cariño.

No tenía ganas de levantarme, y no lo hice, y aparentemente a Taehyung no le molestaba. Se quedó y me acompañó, no paré de dormir excepto para comer, Sang sik nos había traído a ambos comida durante el día; aunque nunca me di cuenta de la hora en que lo traía porque las cortinas de la habitación permanecían cerradas y el candelabro encendido.

Sin percatarme, pasé un día entero echada en la cama de Taehyung. Y aunque él no tenía ninguna prisa para levantarse, no podía pasarme toda la vida así. Al día siguiente fui yo quien se levantó de la cama, abrí las cortinas y me vestí. Sang sik me sirvió el desayuno y yo comí en el gran salón. Un momento después, Taehyung se unió a mi para comer conmigo.

Bajamos algunos libros y el tocadiscos, leímos mientras yo organizaba mis ideas en mi cabeza para contarle a Taehyung lo que me había pasado, la razón por la que había tenido esa pesadilla. Tenía que decírselo, no podía guardármelo más tiempo. Cuando finalmente me decidí, cerré el libro entre mis manos, lo dejé a un lado y observé atentamente a Taehyung. Probablemente él supo inmediatamente que ya estaba lista para hablar, porque hizo lo mismo que yo.

—. Taehyung-ah...—él me miró con sus ojos de cachorro—. Yo...nunca te he mentido, ¿lo sabes?—asintió, confirmando mis palabras—. Y tampoco quiero hacerlo...

—. ¿Qué fue lo que soñaste?—respondió casi interrumpiéndome, tal vez pensando que si no me animaba, nunca empezaría a contarle todo.

—solté un suspiro, guardé silencio sólo por unos segundos, juntando un poco de valor y después hablé, en el volumen más bajo que podía articular, pero es que no me gustaba hablar de cosas similares en voz demasiado alta—. Estaba devuelta en mi casa.—comencé a explicarle—. Mi padre entró a mi habitación...—sentí el nudo en mi garganta formándose, de pronto las palabras no me salían, dejaron de fluir, no supe cómo continuar.—. Y...y...

—sentí algo cálido en mis manos, Taehyung las había tomado para tratar de tranquilizarme—. ¿Qué fue lo que te hizo?

Le miré a los ojos, los ojos almendrados de Taehyung, color avellana, profundos y a la vez cálidos. Y me encontré a mi misma en ellos, y el hecho de que no podía mentirle. Así que rompí en llanto, poco a poco mi rostro se fue comprimiendo en una mueca triste y las lágrimas empezaron a brotar de mis orbes recorriendo mis mejillas. Sollocé cortamente antes de tomar aire y soltar por fin lo que traía adentro.

A Black Rose ; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora