20. El príncipe de la muerte

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Taehyung abrió los ojos lentamente, le había costado porque un rayito de luz se colaba por las cortinas que no cerré completamente. Él batió sus largas pestañas hasta acostumbrarse a la luz y abrió completamente sus ojos color avellana. Observó cortamente la habitación para ubicarse y después, sus ojos cayeron sobre mi, sentada en el suelo a cinco metros de él con mi espalda pegada a la puerta cerrada detrás de mi.

Todavía tenía pequeños orgasmos post llanto y las mejillas y la nariz rojas por mis lágrimas. Mis cejas se fruncieron en preocupación al darme cuenta que había despertado por completo. En cuanto él recobró conciencia, estuvo apunto de decirme algo y levantarse de la cama, pero no pudo, se percató inmediatamente de que sus muñecas estaban atadas con un cordón grueso a la cabecera de la extensa cama. Taehyung me miró confundido, extrañado, incluso un poco ofendido y molesto.

—. Ji Eun-ah...

—. Perdóname.—murmuré con un hilo de voz. Tenía la garganta seca y destrozada de tanto gritar y llorar toda la noche.—. Tuve que atarte.

—. Pero...—balbuceó jalando sus brazos y después siseando pues el contacto le dolía. Claro, había estado jalando sus muñecas toda la noche, obviamente estarían magulladas ahora.

—. Tae...¿recuerdas qué pasó antier?—pregunté sintiendo las lágrimas formarse en mis orbes, recordando la espantosa tumba improvisada en mitad del jardín.—. ¿Del todo?

—. Creo...—apretó sus párpados con fuerza, recibiendo tal vez ráfagas de recuerdos que no tenían sentido—. Salí al frío...en el jardín, y luego...me dormí antes de llegar al salón.

—. ¿Sabes qué fuiste a hacer al jardín?—Taehyung negó con la cabeza. Yo sollocé en silencio e hice una mueca mientras aclaraba mi garganta—. ¿Y sabes qué has hecho hasta ahora?—él volvió a negar. No podía sacarle ningún recuerdo.—. ¿Qué es lo último que recuerdas realmente...con claridad?

—Taehyung entonces parpadea varias veces y haciendo memoria menciona mirándome a los ojos—. Te enseñé mis cicatrices.—su rostro se irguió y sus ojos vagaron por toda la habitación—. En esta misma habitación.

Comprimí mi rostro en una mueca de tristeza ante su respuesta. Cubrí mi boca con mis manos por un corto momento mientras sollozaba, no podía aceptarlo, no podía dejar de sentir mi corazón apretándose al escuchar aquello. Cuando finalmente recuperé el aliento, volví a mirar a Taehyung a la cara y le solté la verdad.

—. Taehyung...eso fue hace dos meses.—dije apretando mi quijada, con furia en mis palabras—-. Mañana se cumplen tres.

Su rostro perplejo me lo dijo todo, él no recordaba nada a partir de qué aparecieron sus brotes psicóticos, su enfermedad le estaba creando lagunas mentales. Es como si hubiese dormido durante tres meses, sin poder controlar su conducta ni sus pensamientos.

—. Eso no es verdad...—se quejó frunciendo los labios, sus ojos se habían cristalizado, era la misma expresión de un niño encaprichado, cuando se siente molesto y al mismo tiempo está a punto de soltarse a llorar de frustración.—. No es verdad...—sollozó, mirándome igual de furioso que como yo lo miraba a él—, porque si fuera verdad...si fuera verdad...—tartamudeó sin saber que decir ni donde mirar, tan sólo había agachado un poco su cabeza, no quería que tuviera razón. Entonces, una lágrima cae de sus ojos, involuntariamente, contra las sábanas de la cama. Taehyung levanta bruscamente su cabeza para verme y demanda—. ¿Donde está Sang sik?

—tragué pesadamente, apreté mi mandíbula y levanté mi barbilla, tratando inútilmente que las lágrimas se regresaran a su lugar para poder decirle en un murmullo lleno de cólera—. Lo mataste...

A Black Rose ; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora