Dicen que los genios son desordenados porque lo que está en sus mentes es más importante que su espacio físico.Y el genio que ahora mismo estaba desparramado sobre el suelo de mármol blanco de la habitación de rehabilitación del sanatorio de Seúl observaba casi con aburrimiento el ajedrez de piedra caliza a su lado derecho. Cuando era su turno de mover las piezas, lo hacía casi sin observarlas.
La enfermera jugando con él tenía apenas tres años trabajando para el sanatorio, llegó unos meses después de que Taehyung fuera internado. Y a pesar de que hasta ese momento había visto demasiado en el hospital, Kim Taehyung no dejaba de sorprenderla todos los días, había llegado a empatizar con él, incluso le agradaba.
—. Señor Kim, ¿por qué no jugamos encima de la mesa? Apuesto a que sería más cómodo.—trató de convencerlo aquella muchacha.
Taehyung observó la mesa con una mueca y al cabo de unos minutos pensándolo se levantó del suelo y con cuidado de no mover las piezas del juego de ajedrez lo posicionó sobre la mesa de la habitación. La joven se sentó frente a Taehyung en la mesa e hizo su movimiento, provocando un bufido por parte del muchacho.
—. ¿Cometí un error..?—preguntó la enfermera observando el tablero, sin entender muy bien el motivo de la risa de Kim.
—Taehyung dibujó una media sonrisa en su rostro y movió su alfil negro hasta el caballo blanco, comiéndoselo y sacando la pieza del tablero—. Uno muy grande.—se burló.—. Estaba justo frente a ti y no lo viste...
—la joven soltó una pequeña risa e hizo su siguiente movimiento sin importarle haber perdido una pieza importante apenas iniciaba la jugada—. Debo aceptar que no juego ajedrez muy seguido, debe ser por eso...
—. No, no...la práctica no tiene nada que ver. El ajedrez no es más que...un reflejo de la realidad.—Taehyung movió su reina y la posicionó en el medio del tablero.—. Igual que muchas obras que hablan sobre guerra y estrategia...
—. Supongo. Aunque yo no se mucho de eso.—dijo la enfermera encogiéndose de hombros.
Taehyung soltó una pequeña risa y le sonrió a la muchacha.—. Nos gustan las cosas que desconocemos, Jisoo.—y procedió a mover su reina frente al alfil de la muchacha.—. Eso me lo enseñó alguien...hace no mucho tiempo. Y tenía mucha razón.
—. ¿Cuantas de las cosas que te gustan las desconoces?—pregunto con diversión la joven enfermera, las palabras de Taehyung eran confusas y ridículas para ella, pero en la mente brillante de Kim, Jisoo sólo era ingenua y un tanto...descuidada.
—. Todas.—respondió simple con una sonrisa.—. Bueno...hay una, una de ellas...—dijo levantando su dedo índice frente a su rostro—, que no es tan desconocida para mi.
—. ¿Puedo saber cuál es?—Jisoo movió una de sus torres blancas, comiéndose al caballo negro de Taehyung y removiendo la pieza del tablero. La chica festejó cortamente su movida, sin embargo Kim no parecía mínimamente molesto por su movimiento, al contrario, parecía que lo había planeado, pues sonrió casi imperceptiblemente cuando Jisoo mordió el cebo en su táctica.
—. ¿Sabes qué es la clave morse?—contestó con otra pregunta, desplazando uno de sus peones frente al rey de las piezas blancas.
—Jisoo asintió con su cabeza—. Es un alfabeto...son puntos y líneas.—respondió continuando con el juego.—. ¿Te lo sabes de memoria?
—. Así es.—Taehyung movió su peón comiéndose el último peón blanco que protegía al rey de las piezas blancas de Jisoo.—. Cuando acompañaba a mi padre a cazar era muy fácil que la noche nos atrapara en medio del bosque, o a él solo en la montaña en caso de que yo me hubiera quedado en casa. Alumbrábamos una linterna y en clave morse nos enviábamos mensajes, encendiendo y apagando la linterna.—soltó un suspiro—. También era muy útil para comunicarnos con gestos faciales, sin tener que movernos ni hablar para no asustar a los animales.
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A Black Rose ; K.th
FanfictionKim Taehyung, un artista reconocido mundialmente invita a un grupo seleccionado de sus admiradores a su casa para pasar ahí una semana, sin embargo, lo que parecía una alegre fiesta cambia completamente cuando Park Ji Eun, una de las invitadas, se d...