9. Rosales

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Contrario a lo que me pidió Kim mientras cenábamos, no dormí en toda la noche. Pero es que me había dado cuenta que el sueño me lo había quitado el calmante con el que me sedó y debo suponer que pasé mucho tiempo dormida. Tampoco sabía si atribuírselo también al hecho de que estaba durmiendo en una casa que no era mía, bajo el mismo techo de un hombre cuyo primer instinto al dudar de mi sería matarme.

De cualquier forma no eran las únicas razones por las que no pegué un ojo a pesar de que ahora dormía en una habitación que sí tenía luces y poseía una ventana tan grande que dejaba entrar toda la luz de la luna y los faroles que alumbran los jardines por la noche. Pasé las ocho horas que disponía antes del interrogatorio de Kim para pensar en cuál sería mi estrategia para salir de aquí.

No confiaba del todo en que Kim decidiera dejarme libre así como así, está tan ensimismado en sus ideas que me parece algo imposible que simplemente se rinda a la idea de que no soy lo que busca.

Y entonces, decidí jugar con la misma filosofía con la que el juega y llegué a la conclusión de que la única forma en la que podría salir no era dejando desarmadas cámaras de seguridad microscópicas ni abriendo rejas; no, era dejando desarmado a Kim Taehyung.

Para robar una casa cuidada por un perro agresivo no necesitas matar al perro, necesitas hacerlo tu amigo. Y era exactamente lo que iba a hacer.

No iba a robarle sus llaves y quemar sus cámaras, iba a encontrar sus debilidades y escapar mientras duerme. Iba a conocer cada centímetro de su psique mejor que él hasta encontrar el botón que lo apague; iba a hacerme su mejor amiga y después lo apuñalaría por la espalda.

Y antes de que se me ocurriera como iniciaría mi plan, la puerta de la habitación se abrió y me dejó verlo parado en el umbral de la puerta. Yo tallé mis ojos y me reincorporé para poder seguirlo a donde sea que me fuera a interrogar.

—. Buenos días, Ji Eun.







Jimin se levantó de su cama y tomó su teléfono sobre la cómoda. No tenía ninguna llamada perdida de Ji Eun y mucho menos un mensaje. Cosa que lo hizo preocuparse más de lo normal. Aparentemente su desaparición no era la gran cosa para sus padres, su madre no había vuelto a preguntar por ella desde el día anterior y su padre ni siquiera mencionaba el tema.

A su cabeza llegaban muchos escenarios, podrían haberla asaltado, pudo haber sucedido un accidente en el concierto y su cuerpo pudo haber quedado enterrado en una avalancha de gente, qué habría pasado si alguien se hubiera metido a su hotel y la asesinó, qué tal qué conoció a alguien entre la multitud que la ha secuestrado.

Era muy común que su cabeza hiciera esas conjeturas con cualquier cosa, pero esta vez era diferente, su hermana estaba en una ciudad completamente distinta y nadie podría contactarlo si algo le hubiese pasado. Pero como su cabeza no descansaría hasta saber que su hermana estaba bien, Jimin empacó algunas prendas en una bolsa deportiva y tomó dinero en efectivo.

Iría a Busan a buscar a su hermana, la regresaría a casa sana y salva y se olvidaría de este horrible episodio de ansiedad.









El interrogatorio duró diez minutos. En dos minutos estuve sentada frente a Kim, en cinco minutos hizo dos preguntas a las que contesté vagamente porque no tenían sentido, y en los últimos tres minutos me quitó las esposas y me dejó salir de su estudio.

Yo caminé por los pasillos de la mansión confundida y después salí a los jardines. Antes de llegar al laberinto de arbustos frente al bosque había un espacio maravilloso, una mesa con una sombrilla y cuatro sillas y alrededor, rosales.

A Black Rose ; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora