15. El regalo

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En un minuto, la diversión y el regocijo de una fiesta podía perderse. Y era exactamente lo que acababa de suceder en la mansión de Kim Taehyung. Los invitados ahora presenciaban el silencio absoluto después de tremendo estruendo que provocó el rifle de Taehyung al ser disparado contra aquel muchacho cuyo cuerpo inerte yacía sobre la mesa del comedor, derramando sangre a borbotones a través de la herida en su cráneo.

Todos estaban asustados, con los rostros llenos de confusión, horror...y un poco de sangre.

Todos excepto uno, Park Ji Eun, que no se había inmutado después de ver al chico morir, le sostenía la mirada firmemente al perpetrador del otro lado de la mesa. Y mientras los otros cinco chicos temblaban, Kim y Park hablaban de algo que sólo ellos entendían y podían procesar, pues su conversación se perdió entre los invitados anonadados e incapaces de entender qué estaba sucediendo. Sólo una frase los espabiló finalmente.

—. ¡Váyanse, mierda! ¡Lárguense en este puto momento!

Y eso hicieron. El primer chico que reaccionó corrió lo más rápido que pudo hacia la puerta y los demás le siguieron. Afuera en el patio seguía la limusina donde llegaron, Sang sik la había dejado abierta y con las llaves puestas en su lugar con el objetivo de que pudieran escapar. Adentro del auto sólo quedaban dos chicos y tres chicas, uno de los varones tomó el volante y arrancó el auto.

—. ¡Espera! ¿Qué hay de Ji Eun? ¡No vamos a dejarla!—exclamó Sohyun en un sollozo, terriblemente asustada y temblando de miedo.

—. ¡Ni siquiera se quien es!—reclamó él girándose para ver a la chica.

—. ¡¿Esa es tu excusa?! ¡No conocías a Kim Taehyung, por eso estás aquí! ¡No podemos dejarla allí!—se quejó molesta, ardiendo de la ira.

—. ¿Vas a regresarte tú por ella? Yo no lo haré.—mencionó una de las chicas señalando con su barbilla a Sohyun, tenía las mejillas húmedas por su llanto pero aún así hablaba tan fríamente.—. Yo me iré.

—. ¿Qué sucede con ustedes?—preguntó Sohyun mirando a los cuatro chicos indignada y dolida—. Ustedes debieron haberse quedado, no ella...¡ustedes probablemente hubieran preferido huir que salvar a los demás! ¡Son un montón de cobardes, eso es lo que son!

—. ¡Ajá! ¡¿Y qué piensas que hagamos?! ¡¿Ah?! ¡Mi mejor amigo acaba de ser disparado por un maniaco frente a mis ojos! ¡¿Esperas que me quede a ver su cuerpo?! ¡Tengo que ir a la policía! ¡Tenemos que irnos, no puede morir nadie más!—reclamó el chico sentado sobre el asiento de copiloto.

—. Esa chica decidió salvarnos, tenemos que huir, por eso se quedó...—respondió otra de las chicas, mirando a Sohyun con sus ojos irritados y rojizos por el llanto.

Tal vez tenían razón, si se quedaban y trataban de salvarla podría incluso resultar peor, podrían matar a Ji Eun por el sólo intento; Sohyun prefería ahorrarse ver a Ji Eun morir. Finalmente se rindió y no volvió a decir nada en todo el camino de regreso a Busan. Su cabeza estaba llena, ¿qué iba a hacer con lo que había visto de aquel chico siendo disparado? ¿A quién podía denunciar que Ji Eun está secuestrada, si no conocía a ninguno de sus familiares? ¿Y si Ji Eun nunca regresaba, sería su culpa? ¿Cuando acabaría esta pesadilla?

¿Cuando acabaría esta pesadilla?

Fue probablemente lo que todos estos chicos se habían preguntado cuando regresaron a Busan, y la respuesta es que cuando habían llegado a la ciudad, la pesadilla ya había acabado. Había sido como un sueño y todos lo habían recordado como tal. Nadie dijo nada, ni a la policía, ni a su familia, ni a los demás invitados.

A Black Rose ; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora