A Black Rose ; K.th

10. Tres metros bajo tierra

—. ¡Estoy a punto de perder la cabeza!

El siervo entró por detrás de Kim Taehyung al baño de la mansión y lo rebasó un momento para poder abrir las llaves de agua y que esta se acumulara en la tina. Esperó a que el muchacho se despojara de su ropa para doblarla y acomodarla donde no se mojara; después miró atento al joven entrando lentamente al agua mientras soltaba murmullos molestos entre dientes.

No es como que Kim Taehyung estuviera cuerdo, pero debía suceder algo más para que dijese semejante frase.

—. ¿A que se refiere, señor?—preguntó el siervo tomando una pequeña jarra para regar las plantas dentro del espacio.

—. ¿Recuerdas lo que te dije sobre la chica?

—Sang sik hizo memoria y terminó asintiendo con la cabeza, girándose un poco para mirar a Kim metido en la bañera—. ¿Acerca de que ella respondería todas sus preguntas a cambio de poder preguntarle cosas a usted también? Sí lo recuerdo. ¿Cuál es el problema?

—. ¿Cuál es el problema?—repitió con un tono molesto, sarcástico, irónico; de que su propio siervo no pudiera comprender el verdadero problema en el que se había metido al aceptar esa petición, comenzó a reírse por lo mismo, su risa maniática que lo acompañaba siempre—. Estaría dándole la llave de como matarme a mi enemigo, ¿no lo entiendes? ¡No he contestado a ninguna de sus preguntas y por eso ella ha dejado de responder también! Me está sacando canas verdes...

Sang sik continuó con el cuidado de las plantas mientras escuchaba a Kim, arriba había guantes, tijeras y palas para cuidar de la naturaleza que decoraba el baño. Soltó un suspiro mientras cortaba algunas hojas secas y posteriormente dejó todo lo que estaba haciendo un por un momento, para poder hablar con el muchacho.

—. Entiendo como debe sentirse en este momento...pero no debe olvidar, qué hay una muy grande probabilidad de que esa chica no es lo que busca.—mencionó Sang sik de la forma más calmada posible para evitar la furia de su señor, que claramente se veía enfadado por tal deducción.

—. Yo hice mis cálculos, no hay forma de que-

—el siervo lo interrumpió—. ¿Y está completamente seguro de que sus cálculos están hechos cien por ciento de forma objetiva o...su mente los ha alterado?

Taehyung quedó pasmado, pensativo. A pesar de su voluntad inquebrantable, Kim Taehyung no sucumbía a todas sus ideas; el hecho de que estaba enfermo persistía, él lo sabía, pero diferir entre lo que era real y falso era una línea invisible que ni él mismo ni su siervo cuestionaban, generalmente porque su mundo se reducía a ellos dos, pero cuando este incluía a terceros, era Sang sik quien debía marcar con gis la línea de su demencia y su cordura.

El muchacho sollozó cortamente para después sostener el puente de su nariz con sus dedos, era confuso el analizar si debía seguir con su plan hasta ahora o hacer crítica a sus conductas y rendirse. ¿Estaba delirando o estaba diciendo la verdad?

—. ¿Cuando fue la última vez que tuvo compañía en la mansión?—preguntó el siervo entre todo el silencio amortiguado por el sonido del agua acomodando sus moléculas con cada movimiento de Taehyung.

Este mismo bajó su mano para girarse a ver a Sang sik y relamer sus labios tratando de buscar un recuerdo, el recuerdo que le estaba pidiendo su siervo. Pero no lo logró, no lo encontró. Lo había olvidado. Y ante la nula respuesta de Kim, el siervo acercó una toalla a la tina y se acuclilló para quedar frente a frente con su señor.

—. Tal vez tratar amablemente a Park Ji Eun no sea su ruina sino su escape. Piénselo.

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