19. Siervo

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Taehyung no volvió a caer en mi trampa. Para empezar porque no sabía que era mía.
No reclamó nada sobre el medicamento en su comida, pero ahora podía detectarlo con el olfato, devolvía el plato en cuanto olía el medicamento y no se lo comía. Pensó que Sang sik había intentado medicarlo de nuevo y no dijo nada, no supo nunca que yo fui quien lo había hecho.

Pero ya no podíamos truquearlo. Ya no sería tan fácil. Y al mismo tiempo, las alucinaciones sin sus medicamentos empezaron a empeorar.

Pasaron días enteros en los que Taehyung no dejaba de ver sombras, dondequiera que estuviera, haciendo lo que fuese, no pasaban diez minutos sin que gritara aterrorizado mi nombre o el de Sang sik; cuando alguno de nosotros acudía para ver qué sucedía, Taehyung ya se encontraba escondido en alguna parte y abrazando sus rodillas a su pecho en el suelo en posición fetal. No siempre eran sombras, a veces volvía a gritarle a la nada absoluta, en otras ocasiones escuchaba voces y en menor medida también sentía que lo tocaban o empujaban.

Taehyung la estaba pasando muy mal. Pero no había una forma en la cual Sang sik y yo lográramos medicarlo para parar sus brotes psicóticos, tan sólo podíamos sedarlo por unas horas, pero eso no lograba que Tae mejorase, todo lo contrario, cada día estaba más en la mierda, dormido la mayor parte del día y despierto toda la noche por las alucinaciones.

Nada de lo que yo tratase de hacer para animarlo funcionaba tampoco, intenté volver a nuestra rutina habitual, antes de estos incidentes, el leerle en el comedor o escuchar un par de discos, pero Taehyung se quedaba dormido apenas terminaba el primer capítulo de cualquier novela y cuando quería que bailáramos no conseguía pararlo del sofá del salón.

Lo único que podía hacer al final del día, era recostarme a su lado y hacerle compañía, acariciar sus rizos entre mis manos mientras mi respiración lo arrullaba y prometerle ilusamente que todo su dolor era temporal.

Es algo que yo misma me decía en mis peores noches. El dolor es temporal. Pero siendo honestos, tanto Taehyung como yo, somos expertos en el dolor y debo decir, que el dolor es todo menos temporal.

Taehyung me había compartido su tristeza tarde o temprano, porque yo misma no soportaba verlo en la cama todo el día por temor a salir de la habitación y encontrarse con sus peores miedos materializados en una alucinación, tampoco me agradaba verlo dormido tantas horas, temía que si dormía tanto, un día simplemente no despertaría más.

Temía también que un día, su peor miedo materializado en una alucinación, fuese yo.

Así que, cansada de todo esto, salí de la habitación una vez me aseguré que Taehyung estaba dormido de nuevo, y fui a buscar a Sang sik. Cuando llegué por primera vez a la casa, ahogada entre tantas habitaciones, supuse que alguna de ellas debía ser donde Sang sik durmiera, con tanto espacio él mismo podría elegir un cuarto distinto todos los días para quedarse a dormir ahí, y aún con este pensamiento, no me sorprendió saber que en realidad Sang sik tenía su habitación detrás de la cocina de la mansión. Escondida entre las baldosas, igual a muchas otras habitaciones ocultas en la mansión, había una puerta que daba a un pequeño cuarto. Ahí habitaba Sang sik.

Y bueno, pequeño es relativo con el tamaño de la casa donde vivo ahora. La habitación de Sang sik era incluso más grande que el cuarto donde solía dormir cuando vivía en casa de mis padres, hace tan sólo unos meses. Era probablemente el tamaño resultante de unir la habitación de Jimin y la mía.

Fuera como fuese, entré al cuarto sin anunciarme primero, estaba perdiendo mi cabeza poco a poco. Al entrar me encontré al hombre sentado sobre su cama juntando un montón de documentos sobre su regazo, me resultó extraño a primera vista, no se que sostenía ni por qué, pero preguntar significaba desviarme del tema y ya no podía aguantar más.

A Black Rose ; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora