La Noche De Los Asesinos [Serie Foresthell #1]

16. Gabriela

"Prefiero ser vista con odio,
a ser vista con lastima. "

GABRIELA

Me quiebro.

No se oyen los pedazos de mi corazón cayendo, pero lo siento. Está destruido, irreparable y sangrando.

Estar en ese lugar y ser besada por él me hizo recordar cada momento que he vivido en su compañía. Estaba tan profundamente enamorada de él, qué volverme su enemiga me transformó.

Ni siquiera lo que me sucedió dos noches después de que Dylan se fue del campamento me arruinó tanto como él que las cosas entre nosotros cayera en picada y nos transformará en dos personas que se castigan mutuamente.

Me enamoré de él a los ocho años. Creí con vehemencia qué algún día sería mi novio, qué después nos comprometeríamos y nos casaríamos con la aprobación de papá, porque él solo confiaba en Dylan.

Todo está tan arruinado y no hay manera de repararlo.

Debí… Debí decirle la verdad. Contarle lo que sucedió, porque lo hice asesinar. Me tendrá asco, pero supongo que entenderá por qué no asesino a personas inocentes. Me dejará de ver como reina cruel qué asesina por capricho. Pensará de mi como alguien arruinado, pero al menos verá la verdad.

¿Por qué no se lo dije?

Huy.

Corrí igual que lo hice hace seis años. No lo enfrente, no dije nada. Solo corrí para poner distancia entre nosotros.

Una gran parte de mí, sabe que no le dijo nada sobre lo que me sucedió porque sabía que aun con su odio me desearía, me querría solo para él. Pero si sabe la verdad, no me volverá a tocar.

¿Quién querría tocar a alguien que ha sido tocada por tantos?

Una lágrima se escurre por mi mejilla, una muestra de la debilidad qué me persigue desde hace seis años. Puedo soportar el vómito, solo es una reacción a mi trauma, pero no las lágrimas. Esas solo son muestra de que mi debilidad no me abandona.

He aprendido a lidiar con las pesadillas, con la falta de aire cuando me despierto en la madrugada y estoy empapada en sudor mientras mi corazón late demasiado rápido. La soledad se convirtió en una forma de defensa, nadie sabría que me despertaba aterrada de estar nuevamente en esa situación.

Pero esas lágrimas, lo único que ocurre cuando estoy plenamente consiente, es algo que en seis años no he aprendido a controlar. Una muestra de que siempre seré un ser roto y débil.

Mi mente es un lío y mi corazón una tormenta que amenaza con destruirme. Aprendí que bailar alejaba todo eso de mí, cuando bailaba me liberaba, me convertía en Alessandra, la perfecta bailarina.

Cuando perdí mi única salida de escape por esa lesión, pensé en acabar con mi vida, estaba segura de que dejaría todo atrás y me iría al maldito infierno a arder con todos los que me convirtieron en esto. Fue gracias a mi terapeuta que seguí, ella me dio un propósito cuando afirmó con fuerza que algún día volvería a bailar sin dolor.