La Noche De Los Asesinos [Serie Foresthell #1]

4. Gabriela

"Las presas siempre son asediadas, incluso de lejos"

GABRIELA

Papá me trajo muy temprano a mi apartamento y me sentí agobiada en cuanto llegue. Aún estoy un poco débil, pero no me falto la energía cuando empecé a empacar mis documentos para salir de viaje.

Solo dos personas saben lo que realmente sucedió aquella noche hace seis años y aunque adoro a mi hermana menor, ella también ama a Dylan y eso me pone en desventaja. Así que prácticamente he decidido correr hacia mi mejor amiga.

Es por eso que prácticamente me escape a las dos de la mañana. Me puse una sudadera para que mis vecinos no me vieran bajar las escaleras de servicio a esa hora. Ya es extraño que me vean bajar casi veinte pisos todos los días, sin duda se quejarían si me vieran hacerlo en la madrugada.

No tengo nada en contra de las personas que usan el ascensor, es lógico. Pero mi cuerpo prácticamente convulsiona si lo obligó a entrar en una de esas cosas.

No me demoro en llegar a la pista privada de nuestro avión. Le avisé apenas hace unos treinta minutos a papá que iría a visitar a mi mejor amiga y creo que se lo tomo bien o eso parecía decir su mensaje.

Gabriela: Me siento un poco mal. Así que Isla me hará mimos.

Reginald: Bien. Me alegra que ella esté para ti. No creí que viniera hasta Italia por ti.

Gabriela: No lo hizo.

Gabriela: Voy a ella hasta Inglaterra. En nuestro avión.

Reginald: ¡¿Qué?!

Gabriela: El piloto por suerte estaba despierto. Así que no te preocupes.

Reginald: Solo porque casi mueres no significa que puedes hacer estas cosas. Te amo pero eres imposible.

Solo preste atención a la parte en la que dijo que me amaba así que tome ese avión sin ningún tipo de preocupación. Dormí un poco en el viaje y rápidamente llegué a ver a Isla en su universidad.

Isla es hija de reconocidos actores y ahora se está preparando para ser una increíble diseñadora de modas. La conocí en el instituto y a pesar de su escalofriante mirada de psicópata, es encantadora.

—Como mierdas es que a decidió volver después de tantos años —me tiro sobre la cama de Isla después de contarle lo de Dylan—. Pudiste morir ahí.

—Nah. Solo fue su manera dramática de entrar —Isla levanta una de sus cejas—. Ninguna bomba estaba lo suficiente cerca como para hacerme volar en pedazos.

—Es solo el inicio de una cesión interminable de tortura. Elimínalo antes de que te elimine a ti —cierro mis ojos mientras reproduzco sus palabras.