La Noche De Los Asesinos [Serie Foresthell #1]

21. Dylan

"Él la sumergió en un abismo
De irá que no pudo
Contener "

DYLAN

Planee el viaje a última hora. Solo fue un pensamiento que tuve y luego arregle todo para tener a Gabriela solo para mi. Nadie podrá saber que estamos en Francia, ni siquiera Reginald qué está a punto de perder la cabeza porque su hija desapareció.

Somos gente con dinero, pero no somos famosos, hacemos parte de ese porcentaje de personas que tiene un gran nivel adquisitivo, pero que no es reconocido por cualquiera. Ninguno paparazzi entrometido nos seguirá hasta aquí. Puede que esa vez en el hospital hayan acaparado a Gabriela, pero solo es porque los italianos se obsesionaron con la idea de tener a una chica linda y relevante, aquí nadie le pondrá atención o eso espero.

Hoy llevo a Gabriela al arco del triunfo. El arco fue creado como una especie de reconocimiento para todos los soldados caídos durante la guerra, pero yo la traje aquí como un propio reconocimiento a que triunfe con ella. Esta mañana, luego de casi quedar inconsciente por follarla le pedí que fuera mi novia. Gabriela se echó a reír y lo tomé como un sí.

Ella lleva un pantalón de cuerina blanco y un corset naranja, así que decidí hacer match con ella. Me puse un camuflado blanco y una camisa naranja. No me importa mucho él como me visto, pero sí me importa él hacerla sonreír. Y por alguna razón infantil, Gabriela sonríe cuando me ve combinado con ella.

Recorremos el lugar y de nuevo le pago a un guía para que nos explique este lugar. A Gabriela le encanta escuchar historias y a mí me encanta verla. El recorrido acaba y cuando se va el guía agarro su suave mano y hago que se acerque a mí, antes de decirle:

—Se supone que en este momento debería hacerte mi novia. Estamos en París y es martes ¿Recuerdas la canción? —Sus ojitos brillan y se mantiene en silencio—. ¿Qué sucede?

—No me has hecho la propuesta —suelta su mano de la mía y se cruza de brazos—. La estoy esperando —suelto un respiro y le hago una reverencia burlona.

—Tú, dama hermosa de cabello color chocolate y ojos verdes, me harías el increíble honor de ser mi novia —Gabriela entrecierra sus ojos—. ¿Sí?

—Te ves adorable cuando no eres un imbécil —me despeina el cabello con sus manos—. Obviamente, diré que sí, pero el honor es que te permita ser mi novio, no al contrario.

—Siempre tienes la razón —le aseguro mientras dejo de hacer la estúpida reverencia.

—Y tú siempre triunfas —me agarra por el cuello y besa mis labios con ternura.

—Eso espero —Gabriela sigue besándome.

Ella no entiende la profundidad de mis palabras, pero estoy en problemas que no sé si sea capaz de resolver. Esta burbuja de felicidad se romperá en algún momento y todas las promesas que hice sobre venganza volverán a mí.