Sus ojos estaban puestos en mi, ella se miraba realmente molesta y era entendible. Al parecer se la había pasando buscándome por un buen rato. Ya decía yo que no podía tardar tanto pagando una consulta.
— Te dije que te perderías.
Le sonreí. Sinceramente no sabía que responderle.
— Ni siquiera me aleje tanto. Estaba en la sala de espera.
Ella suspiro y negó al volver su mirada en la carretera.
Ya hace como diez minutos que habíamos salido de la consulta y de cierta forma eso la mantenía de malas, pues no nos habían dado alguna respuesta sobre mis síntomas. Habían realizado un par de estudios y nos recomendaron volver en un par de días para tener un mejor diagnóstico. ¿Estaba aterrada?. Por supuesto que sí, pero no era momento de pensar en lo peor.
— Diego no ha ido a casa.
Esa conversación.
— Quizás está ocupado.
— Ni siquiera te visito en el hospital y yo que creía que era un buen novio.
¿Buen novio?. Lo único bueno que tiene es que sabe jugar básquetbol y ser el capitán del equipo del colegio, porque de ahí en fuera el era un imbecil y yo lo era aún más por seguir con él.
— Es un buen novio.
Mentirosa.
— ¿Él te hace feliz?
— ¿Enserio quieres tener está conversación?
Mi mirada se fijo en ella. Sabía que no podíamos hablarlo, ella sabía mi secreto y aún así prefería fingir que no lo sabía y que siguiera con esa farsa.
— ¿Por qué no?. Tenemos un buen rato por camino.
Suspiré resignada. Era inevitable volver a tener está conversación.
— Lo odio. Odio tener que soportar fingir estar enamorada de él, odio sentir como me toma de la cintura con brusquedad, odio el como me hace sentir con mi cuerpo, odio el como me besa. Odio que no sea una mujer.
El auto se quedó en completo silencio. En ningún momento volteo a verme, solo mantenía sus manos en el volante, el cual al parecer apretaba con fuerza.
— Creí que te habías olvidado de esa absurda idea.
Una risa amarga escapó de mis labios. Sabía que ella no cambiaría de parecer, que para ella ser homosexual era algo realmente repugnante, algo que dios no deseaba.
— El que tú no quieras hablar sobre ello no significa que yo lo haya olvidado. Soy así mamá y es algo que no puedo cambiar.
— Solo estás confundida.
Negué y no dije ni una sola palabra más.
No quería discutir, no quería seguir con aquel tema. Sabía que era inútil intentarlo, ellos jamás lo aceptarían.
El resto del camino fue en completo silencio, el ambiente era incómodo y tenso, enserio lo único que deseaba era llegar a casa y no salir de mi habitación por el resto del día.
...
Al llegar no volvimos a dirigirnos la palabra, ignore por completo a mis hermanos y subí a mi habitación, cerré mi puerta con seguro y ahí fue donde me permití derrumbarme.
Odiaba sentirme de esta forma, odiaba llorar por cosas así, pero no podía evitarlo, no podía dejar de sentir porque para mí mala suerte soy una persona, una persona que está destrozada por dentro.
— ¡Tu hija es una puta enferma!
Los gritos de mis padres se escuchaban hasta mi habitación. No sabía el por qué de su discusión, no estaba entendiendo absolutamente nada.
— ¡Es una niña Arturo!
— ¡Pues una niña de su edad no anda besando a sus compañeras de clases!
— ¡Solo está confundida! ¡Tiene diez año, todos a esa edad cometemos estupideces!
— ¡Todo esto es tu culpa!
Gritos e insultos era lo único que podía escuchar. Luego de aquella discusión comenzaron a llevarme a la iglesia. Para ellos dios era la solución.
— ¿Por qué justo ahora tengo que recordar esto?
Susurré entre lágrimas.
Las reglas en mi familia son importantes para todos. Mis padres siempre nos dicen que debemos ser los mejores en cualquier aspecto, los debíamos hacer sentir orgullosos. Debíamos acatar sus reglas y respetar sus decisiones respecto a nuestras vidas, con mis hermanos ese era un tema un tanto complicado para ellos, pues mis hermanos siempre han sido rebeldes, un par de almas libres que aman salir de fiesta y llevarle la contraria a nuestros padres, sin embargo conmigo era diferente. Desde aquella vez que mis padres discutieron por mi culpa comencé a hacer todo lo que ellos me pedían. Ir a la iglesia, tomar clases de baile, jugar con muñecas, usar vestidos, clases de repostería y muchas más actividades que no me permitieron tener una infancia feliz. Era injusto vivir de esa manera, era injusto escuchar aquellas amenazas de ya no permanecer a la familia si me volvia a equivocar como en esa ocasión.
— Cris mamá dice que bajes a cenar.
La voz de mi hermana me hizo volver a la realidad. La mire con molestia y negué.
— ¿A caso no te enseñaron a tocar la puerta?
Ella me sonrió y alzó los hombros con desinterés.
— Estuve tocando y no atendias, así que decidí entrar.
— No tengo apetito.
Deje de mirarla.
— Quiero descansar.
Ella tomo asiento a un costado de mi cama y tampoco me miró, se mantuvo en silencio un par de minutos y luego hablo.
— Volvieron a tener esa plática ¿Verdad?
Me límite a asentir.
— Aún no entiendo cual es el problema, besaste a una niña cuando tenías diez años ¿Y?. Eso fue hace mucho.
— Ese no es el problema. El problema es que soy... _negue_ Bueno no se realmente que soy.
— Eres el títere de nuestros padres.
Ella me sonrió y dejo una pequeña caricia en mi cabello.
— Le diré a mamá que estás dormida, pero debes bajar a cenar más tarde.
Tome su mano antes de que se levantará de mi cama.
— Gracias.
— Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo.
Le sonreí antes de que saliera de mi habitación.
Una vez más estaba completamente sola en mi habitación, sin duda alguna había sido un día lleno de emociones, lo cual no era muy bueno para mí, estaba cansada, mi cabeza dolía, quería vomitar y sumándole a eso no tenía apetito. Todos aquellos putos recuerdos me estaban sofocando, de pronto mi habitación se sentía más pequeña y se me dificultaba respirar, no quería lidiar con un ataque, sin embargo sabía que no podía evitarlo.
Estoy cansada de esta situación, desearía no ser yo, desearía poder ser Normal...
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Antes de ella.
Teen FictionAclaraciones: No es necesario leer "A través de cristal" Para entender esta nueva historia, son los mismos personajes, pero diferente historia Síntesis: Algunas veces creemos que nos podemos comer el mundo de un bocado, pero claro eso solo es una m...