Lucía

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Las cosas con el tratamiento no marchaban tan bien como creíamos, tal vez el medicamento si lograba disminuir el dolor y también lograba hacerme dormir y justo eso era el problema. Dormía la mayoría del tiempo y cada vez me sentía más deprimida por aquella situación y lo peor de todo es que tan solo había pasado un mes desde que había iniciado con el tratamiento.

— ¡Cris!, ¡Cariño!, ¡Ya debemos irnos!

La voz de mi madre me hizo volver a la realidad.

— ¡Ya voy!

Mire por última vez mi habitación la cual estaba en un estado deplorable, pues llevaba semanas sin querer salir y por ende tampoco quería hacer absolutamente nada. Salí de mi habitación y baje los escalones uno a uno como solía hacer cuando no quería salir o algo no me tenía de humor.

— Te encanta estorbar ¿Verdad?

La voz de mi hermana me hizo alzar la mirada, encontrándome con ella y con Dennis.

— ¿No sé supone que están castigados?

Ambos alzaron los hombros restándole importancia.

— Mamá se irá contigo así que podemos hacer lo que queramos.

Dennis bajo primero las escaleras logrando esquivarme y seguido de él, también Zoé lo hizo.

Hace algunos días nuestros padres se habían dado cuenta que faltaba una gran cantidad de dinero en su cuenta de ahorros compartida. Llamaron al banco para saber el motivo de la desaparición de aquel dinero y les informaron sobre la compra de una moto, después de eso no les fue tan difícil deducir sobre lo que había pasado.

— Supongo que les avisaré cuando estemos de regreso.

— Ese era el plan.

Dennis alzó los hombros y Zoé asintió ante sus palabras.

No dije nada más y salí de casa. Note que mi madre miraba su celular sin prestar atención a su alrededor, se miraba triste... Tal vez mi problema también la estaba afectando demasiado. Subí al auto sin decir nada y ella rápidamente apartó su mirada de su celular para mirarme a mi.

— ¿Estás lista?

— Quisiera decir que si, pero no estoy de ánimos como para salir.

— Últimamente es así. _dejo una pequeña caricia en mi cabeza y me sonrió_ Te prometo que estarás mejor muy pronto.

Yo simplemente me límite a asentir y me acomode en el asiento, posando mi vista en la ventana del coche.

Al llegar al hospital no me dió ninguna indicación como solía hacer, solo me pidió que no me alejará tanto, que ella volvería pronto. Una vez más nos encontrábamos en este lugar y sinceramente ya no quería volver más.

Por esta vez me permití caminar por tan enorme lugar, pues mi curiosidad no me permitía solo quedarme a mirar, quería saber mucho más. Mi mirada viajaba de un lado a otro, estaba un poco desorientada pues habían muchos pasillos divididos en varias áreas, pero solo una había llamado mi atención. Área psiquiátrica. Me encaminé por el pasillo, las paredes estaban pintadas de color blanco, sin embargo algunas habitaciones tenían dibujos animados pintados en la paredes, otras habitaciones mantenían puertas metálicas con rejas reforzadas, y detrás de ellas se escuchaban ruidos un poco preocupantes.

— No deberías estar aquí.

La voz de aquella persona me tomo desprevenida, lo cual provocó que soltará un grito del susto.

Antes de ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora