Lucia me estaba ignorando. Desde la última vez que habíamos charlado en su habitación y nuestra plática se puso un poco incómoda ella no volvió a dirigirme la palabra más que para despedirse de mi y eso comenzaba a ser un conflicto, pues quería permanecer cerca de ella porque mi curiosidad era mucho más fuerte que cualquier otra cosa. Sin embargo no iba a forzarla a hablarme, no quería incomodarla más de lo que ya lo había hecho así que solo me resignaria a seguir mirándola de lejos, como ahora mismo lo estaba haciendo.
— Ojalá tus ojos los tuvieras puestos en mi.
— ¡Dios!
Di un brinco de la impresión al escuchar aquella voz tan cerca de mi oído.
— Hola guapa.
Me sonrió y en serio solo eso bastó para que pusiera toda mi atención en ella, pues su sonrisa era bastante bonita y contagiosa.
— Si tú forma de llamar mi atención es asustarme cada que me ves, déjame decirte que lo estás consiguiendo.
— Me doy por bien servida entonces.
Desvío su mirada hacia donde yo estaba mirando y abrió sus ojos con sorpresa, logrando que yo también mirara hacia donde ella estaba mirando, encontrándome con la sorpresa de que Lucia nos miraba fijamente.
Esa expresión en su rostro ya la había visto antes. Pensé.
— ¿Está enojada?
Solté la pregunta al aire, sin saber que ahora la que me observaba con cierto interés era Anna.
— No lo sé. Bueno ella siempre es asi.
— ¿Así como?
— Siempre tiene ese mismo rostro inexpresivo. Jamás la he visto sonreír y mira que llevó años viniendo a este hospital.
Una sonrisa apareció en mi rostro al escucharla decir eso. Me sentía especial por ser una de las primeras personas que la había visto sonreír. Bueno al menos eso quería pensar.
— ¿Que tanto sabes de ella?
— No mucho. Es la única hija del dueño del hospital así que eso la hacé heredera de este lugar.
— Al parecer el que se case con ella será muy afortunado. Literalmente.
Ella alzó los hombros y poso su vista en dónde se encontraba Lucía, sin embargo ella ya no estaba.
— El dinero no compra la felicidad.
— Quizás.
Ambas nos quedamos en silencio por algunos segundos, pero nuevamente ella hablo.
— ¿Que haces aquí hoy?
— Sesión con mi psicólogo.
— ¿Las voces de tu mente te lo pidieron?
Le di un leve empujón con mi hombro fingiendo molestia, provocando una pequeña risita por su parte.
— Muy graciosa Anna.
— ¡Oh! ¡Es la primera vez que dices mi nombre!
— ¿Y esa reacción?. No sabía tu nombre hasta hace poco.
— Lo sé pero es especial. Mi nombre suena lindo cuando lo dices tú.
El color de sus ojos era simplemente hermoso, su sonrisa siempre parecía relucir, al parecer es dos centímetros más alta que yo. Aunque eso apenas lo iba descubriendo.
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Antes de ella.
Teen FictionAclaraciones: No es necesario leer "A través de cristal" Para entender esta nueva historia, son los mismos personajes, pero diferente historia Síntesis: Algunas veces creemos que nos podemos comer el mundo de un bocado, pero claro eso solo es una m...