Ella está en todas partes.

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Pasar mi fin de semana en el auto de mi madre viajando a visitar a los abuelos no era el mejor plan que se me hubiera ocurrido, pero era una costumbre visitarlos cada mes así que no podía quejarme. De lo que si podía quejarme era de la persona extra que nos acompañaba.

— Muchas gracias por invitarme a venir señora Clara.

Mis hermanos seguían molestos por la elección de mi madre al invitar a Diego. Yo también estaba molesta, pero debía fingir que no.

— No agradezcas. Estoy segura que tú compañía le hará bien a Cris.

Ay ma. Si querías hacerle un bien a Cristal hubieras invitado a Lucia.

Diego desvío su mirada hacia mi y yo hacía mi hermano, el cuál me sonrió satisfecho al ver el rostro molesto de Diego.

— Anna también era buena opción. Esa chica es divertida y amable.

Ahora nuestra atención estaba puesta en Zoé, la cual simplemente alzó los hombros restándole importancia a lo que había dicho.

— A Lucía la conozco.

— Es un buen partido. Hija del dueño de un hospital, tiene dinero y ha defendido a Cristal de un idiota sin educación.

El día que Lucía me llevó a casa por primera vez Dennis fue el que nos recibió. Él no se sorprendió para nada al verme llegar sin Diego pues sabía que yo no soportaba estar mucho tiempo con él, quien si comenzó a cuestionarme fue mi madre, por supuesto no le dije la verdad y Lucía fue de ayuda para hacer más creíble las cosas. Cuando ella se marchó mis hermanos entraron a mi habitación para preguntarme por ella por lo cual tuve que contarles lo que había sucedido.

— Pero Anna es educada, amable, el color de sus ojos es muy bonito y su sonrisa... Su sonrisa es muy linda.

Dennis y yo miramos a Zoé. La forma en la que se expresaba de Anna daba mucho en que pensar, incluso me pareció haberle escuchado suspirar.

— ¡No puede ser! ¡Eres gay!

— ¡Dennis!

Mi madre grito logrando que todos nos quedáramos en silencio.

— Ambos hablan maravillas de esas chicas. Le dan mucha importancia a dos personas insignificantes.

— Ese par de insignificantes como tú las llamas han hecho sentir más cosas a Cristal de lo que tú lo has hecho.

Mi mirada se mantuvo en la ventana del auto. Mi madre se miraba molesta, los comentarios de mis hermanos no le habían agradado para nada. De verdad deseaba que el resto del camino se mantuvieran en silencio y que por un momento dejarán de mencionar sus nombres. No quería volver a discutir.

Después de aquello el camino fue en completo silencio. La música de mi madre sonaba a un volumen moderado, yo me mantenía en el asiento del copiloto haciéndole compañía pues mis hermanos iban durmiendo y Diego... Bueno el solo existía.

— Deberíamos hacer una parada. _sugeri_   Quiero estirar un poco los pies.

— En la siguiente gasolinera podremos hacer una. _guardo silencio por un momento y volvió a hablar_ ¿Te sientes bien?

— Estoy bien. Solo necesito comer algo dulce o tener un poco de señal, es un poco aburrido viajar en auto y no tener nada que hacer.

— Puedes tener una charla con tu madre.

La mire de reojo y asentí resignada. No quería hacerlo, no quería volver a discutir con ella por cosas sin importancia. Siempre pasaba.

— ¿Cómo van las cosas con el psicólogo?

Antes de ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora