Capítulo 6.

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El siguiente contrato hace constar que la Señorita Kim Daesun actualmente de dieciocho años de edad, renuncia al apellido Kim para regresar a su apellido original. Esto quiere decir que por lo tanto la señorita a partir de este momento vuelve a ser Moon Daesun y que todo parentesco con el señor Kim Namjoon de 38 años de edad, desaparecerá.

Sí firma ahora, Usted señorita Daesun. Dejará de ser la hija adoptiva del señor Kim y pasará a convertirse en su concubina, por así decirlo...

Daesun aún podía recordar muy bien las palabras del abogado, así como todo lo estipulado en el contrato pese a tener una copia de este... Y sentía que había tomado la mejor decisión de su vida.

Habían pasado ya varios días desde la firma del contrato. Sus pertenencias importantes como ropa o joyería habían sido mudadas a la habitación de su ahora amo. Para la joven no había mejor sensación que la de despertar por las mañanas y escuchar los latidos del único hombre para el cual ella tenía ojos.

Justo en ese momento la chica se encontraba sentada esperando pacientemente en la Oficina de Namjoon... No era de extrañar que ahora fueran como uña y cutícula.

Principalmente porque ella debía estar siempre a su disposición y preparada para la acción.

La Elegante Secretaria de Namjoon pasa sin tocar la puerta, llevándole como siempre su americano bien frío. — Aquí está su café, Señor Kim. Como tanto le gusta. — Dice la mujer de manera coqueta que había parecido no notar a Dae pues esta parecía un mueble más de la decoración al mantenerse tan estática y silenciosa. — ¿Hay algo más que yo pueda hacer por usted? — Pregunta de manera sugerente.

Modo que no pasa desapercibido ni por el hombre ni por la menor que levanta una ceja.

Namjoon sonríe dejando de lado su papeleo y mirando con intensidad a su secretaria. Las comisuras de sus labios se curvan formando una sonrisa encantadora. — Claro que hay algo que podrías hacer por mi... — Menciona con su masculina voz, pero después desvía la mirada para recaer sobre Daesun. —Cariño ¿Tú quieres algo de beber? — Pregunta a la chica.

Se secretaria frunce el entrecejo, pero al voltear sus ojos se abren un poco. Pese a intentar disimular su sorpresa, Dae puede darse cuenta de eso por lo que sonríe. — No, muchas gracias... — Dice simple.

— De acuerdo. — Al mirar a su secretaria su sonrisa desaparece. — Señorita Yoo... Por favor regrese a su trabajo y cancele el resto de mis citas del día. No quiero que nadie entre a mi Oficina sin antes tocar. — Menciona y dedica otra mirada, aunque está un poco más severa. — Envíele también estos documentos al señor Min... — Entrega algunos contratos.

Apenada solo se limita a asentir para salir inmediatamente del lugar.

Daesun sonríe levemente pero fuera de las acciones anteriormente descritas, regresa a su posición y su postura habitual. Era tan hermosa que parecía una muñeca de porcelana tamaño real hecha con lujo de detalle. Namjoon suspira y echa la cabeza hacia atrás. — Cariño, me duele un poco el cuello... ¿Crees que podrías darme un masaje, por favor? — Dice mientras se retira el saco y después toma de su vaso para poder darle el primer sorbo.

Dae voltea a verlo y asiente. — Lo que tu me pidas, Papi... estoy siempre para ti. — Dice con tono suave para después levantarse y caminar hasta quedar detrás de su amor. Sus pequeñas y cálidas manos se colocan sobre los anchos hombros del mayor siendo separados únicamente por la tela blanca de la camisa de Namjoon. Inmediatamente ella comienza a amasar sus músculos, lo que se encontraban realmente rígidos y tensos.

Namjoon cierra los ojos sintiendo como su nena hacia maravillas con sus manos. — Justo ahí... joder, eres tan buena en esto. — Dice permitiéndose disfrutar sin prisa de aquello.

Dae sonríe emocionada. — Estoy segura de que he resultado ser muy buena en muchas cosas últimamente...— Se atreve a mencionar a modo de broma.

Aquello no hace mas que aumentar la satisfacción del hombre quien alza una ceja. — En eso tienes mucha razón...— Admite. A decir verdad, acostumbrarse había resultado mucho mas sencillo, Dae era increíblemente sumisa y aprendía rápido; Sin importar lo que él quisiera hacer o que tan bizarro resultara, su chica nunca lo detenía ni se echaba para atrás. No había noche en la que no disfrutara de ese hermoso cuerpo ni momento en el que ella no estuviera dispuesta a complacerlo. No importaba la hora o el lugar.

— Papi...realmente estas muy tenso. ¿Has pasado por mucho estrés el día de hoy? — Dae se inclina para depositar suaves besitos por su cuello. — Yo... creo que puedo ayudarte de otra forma...—

— Estoy seguro que puedes...— Menciona Namjoon. — Ven, siéntate aquí y demuéstrame lo que has aprendido. — Ni lenta ni negada, la chica obedece. El regazo de papi era la mejor silla que podía existir, ella completa podría caber en un solo muslo sin exagerar. Ella suelta una pequeña risita mientras siente como la mano libre de Nam se introduce en la falda de su vestido. Había optado por ahora usar ropa que le facilitara el acceso a su amo para no perder el tiempo teniendo que desnudarse. — ¿Qué planeas hacer, Cariño? — Se anima a preguntar.

— Primero... quiero muchos besos, Papi. — Responde ella jugando con los botones sueltos de su camisa. — Después... quiero ponerme de rodillas debajo de tu escritorio y que me des un poco de ti. — Comenta acariciándole el rostro con ambas manos y Namjoon podría jurar que nunca había escuchado una forma tan elegante de decir que le harían una buena mamada. — Y por último...quiero que me lo hagas sobre este escritorio. Tanto trabajo no es bueno, mereces diversión. — Dicho eso ella lo atrae para poder besarlo, había aprendido a dar besos mas atrevidos como tanto le gustaban a su hombre, besos húmedos y apasionados donde ambas lenguas se encontraban en una batalla campal. También había aprendido muchas otras cosas... como hacerle un buen sexo oral a Namjoon, las primeras veces habían sido un poco complicadas ya que el pene de este era demasiado grande y mas grueso de lo que una boca como la de ella podría soportar, había tenido demasiadas arcadas y en más de una ocasión sus dientes lo habían rosado pero su amado era tan bueno con ella que lejos de molestarse solo gemía y la ayudaba. Poco a poco ella se estaba convirtiendo en la mujer que tanto deseaba ser.

La mejor esclava sexual para Kim Namjoon.

"Oh, Daddy!" © [Kim Namjoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora