27. Una pérdida repentina

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1 de octubre de 1980

Habían pasado casi dos meses desde el nacimiento de Harry, y todos estábamos muy felices con su llegada, era un niño bastante tranquilo, además de que era demasiado hermoso y no me cansaba de verlo dormir. 

James y yo teníamos una fuerte debilidad con él y eso todo el mundo lo sabía, es que no podíamos negarnos. Además de que era igualito a James, seguramente todas las chicas irían a por él y yo como la mamá celosa que era, las alejaría de él.

Los padres de James se habían ido a unas pequeñas vacaciones, alejados de todo esto, ellos se lo merecían sin duda. Los demás también estaban bastante bien con sus familias, así que me alegraba tremendamente por ellos.

Aunque me doliera dejar a Harry sabia que estaba en buenas manos con mi madre, quería seguir trabajando en San Mungo y James no se opuso a eso, es más me apoyo en todo.

James había decidido reducir sus misiones porque quería pasar más tiempo con Harry y dejarme a mí ir a San Mungo a trabajar junto a Mary y Mack, aunque es verdad que habíamos reducido nuestras horas para estar con nuestras familias. Me encantaba poder ayudar a la gente que lo necesitaba, era una sensación inexplicable.

—Así que James está cuidando de los niños, ¿verdad? —asentí mientras estábamos tomando un café en la Sala de descanso del hospital— ¿Qué tal Peter?

—Está bien supongo, bueno su madre se enfermo así que suele ir a visitarla de vez en cuando, pero por lo demás está todo bien o eso quiero creer.

—Sí, estoy segura de que él solo está cansado —eso quería creer, quería creer que él solo estaba estresado y cansado por su madre, pero me lo dejaba muy difícil. Era mi mejor amigo y siempre lo protegería y apoyaría en cualquier decisión que tomará.

—¿Te ocurre algo Mary? —le pregunto esta vez Mack, ultimamente Mary estaba un poco rara. 

—Bueno no se lo he dicho a nadie, ni a Peter porque no encuentro el momento, pero hace unos días me di cuenta de que estaba embarazada —Mack y yo vimos a Mary emocionadas.

—¡Felicidades! —tanto Mack como yo la felicitamos y la abrazamos.

—Gracias chicas —nos regalo una pequeña sonrisa.

—Bueno ya que estamos de confesiones, quiero confesar que yo también estoy embarazada —nos dijo Mack emocionada—. Me enteré ayer.

—Por Merlín Mack felicidades —la abracé con una gran sonrisa—. Sin duda alguna seréis las mejores madres del mundo.

—Gracias Leah —las tres seguimos en la Sala hablando emocionadas de nuestros pequeños, la verdad es que seguro o al menos esperaba que los niños fueran unidos entre sí, al igual que lo éramos nosotros.

De pronto una compañera entró rápidamente y me miró asustada.

—Leah... Tus suegros acaban de llegar y están muy mal —Mary. Mack y yo nos levantamos rápidamente y seguimos a Lisa. Al llegar nos contó Lisa que los dos habían cogido la viruela del Dragón y que ya estaban en la última fase, así que mucho no se podría hacer.

Entre y los vi en un estado moribundo que hizo que se me pusieran los pelos de gallina y comenzara a llorar, no quería perderlos no a ellos. James, Sirius y Lea no podían perderlos, ellos debían seguir viviendo para ver a sus nietos.

Euphemia se dio cuenta de mi presencia y me regaló una pequeña sonrisa.

—Querida —me acerqué a ella y ella me dio su mano— No llores hermosa, todo está bien, de todas formas algún día debía pasar.

—No ahora, James, Sirius y Lea os necesitan... Por favor resistir, aún tenéis que vivir mucho más —ella comenzó a toser y me gire para ver a Mary y a Mack.

—Llamar a James, Lea y Sirius —ellas asintieron y salieron rápidamente de allí para avisarlos.

—Por favor cuida de mi hijo Leah y cuídate tú también. Él puede vivir con nuestra partida porque te tendrá a ti, pero si te pierde a ti no le quedará nada, porque tú para él eres su mundo... Siempre supe que mi niño te seguiría a todas partes, él siempre quiso ser la mejor persona del mundo por ti —las lágrimas caían por mis mejillas mientras le agarraba con cuidado la mano.

—Él siempre lo ha sido y no quiero que cambie por mí porque él ya es una increíble persona que se merece lo mejor del mundo, pero por favor no le hagáis esto... Encontraremos una manera de salvaros, pero tenéis que aguantar. Por favor un último esfuerzo —susurré.

—Cariño, la viruela de dragón cuando está tan avanzada es imposible de curar —murmuro ella.

La puerta se abrió dejándome ver a James, Sirius y Lea llorando.

—Mamá —James y Lea se acercaron a ella.

—Mis niños no lloréis, estoy bien, estaremos bien... Necesito que me prometáis que seréis fuertes por vuestras familias y por vosotros mis tesoros... Quiero que sepáis que sois mi mundo entero... Tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti.

—Mamá por favor no te vayas, todavía te necesito —ver a James llorando me mataba, no quería que él perdiera a sus padres, porque yo sabía cómo era esa sensación.

Lea llorando se fue a con su padre y lo abrazo muy fuerte.

—Mamá, por favor James, Lea y yo te seguimos necesitando —Sirius estaba al otro lado y yo estaba un poco más alejada llorando, pero este tenía los ojos cerrados, se notaba que no tenía fuerzas, pero pudo darle un último abrazo a su hija y dedicarle algunas palabras.

—Mis niños, no sabéis cuánto os quiero... Eso también te incluye a ti —Euphemia me miro con una pequeña sonrisa. Yo me coloqué detrás de James y coloqué mi mano en su hombro haciendo que él colocara su cabeza. 

—James, estaremos bien, ya hemos vivido lo suficiente... Os vimos creer, os vimos cumplir todas tus metas, os vimos encontrando al amor de vuestras vidas y os vimos formando una familia... Es algo con lo que siempre estaré agradecida... Así que mis niños seguir adelante y luchar por vuestra familia, demostrarles lo valientes que son los Potter... Nosotros estaremos allí siempre aunque no nos veáis siempre estaremos allí para vosotros —comenzó a toser.

—Mamá, os quiero —James se levantó y me agarró de la mano.

—Nosotros también os queremos mucho... Sé fuerte mi vida —ella comenzó a cerrar los ojos porque estaba demasiado débil.

De pronto los dos habían caído, se habían ido y nosotros estábamos allí llorando a su lado.

Los señores Potter no se merecían esto ni mucho menos, ellos debían haber seguido vivos, compartiendo mas momentos con sus hijos.

Odiaba todo esto, ellos no lo merecían.

Sirius se acerco a Lea devastado y la abrazo muy fuerte al igual que ella. 

James también estaba devastado al igual que Lea. Él me estaba abrazándome mientras lloraba, siempre odie ver de esta manera a James, siempre había intentado que él fuera feliz, pero cada vez que conseguíamos ser felices llegaba algo que nos derrumbaba, pero yo me encargaría de que fuera feliz. Porque se lo prometí, yo siempre estaría allí para él tanto en las buenas como en las malas y yo no rompería mi promesa.







NOTA DE AUTORA

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Hold You ||James Potter|| [Saga Secrets] (Wattys2022)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora