20. Descubierta

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Ossian

Las cosas escalaron tan de repente que no lo podía creer. No solo se había atrevido a tocarme, sino que estaba reaccionando a mis provocaciones. Me cuesta creer lo que mi trasero ha sentido.

Prometí ser paciente, ir despacio y ser bueno con él, pero no pude evitarlo. Esas manos inexpertas, que me tocaban con tanta suavidad y calma, han provocado un gran problema en mi pantalón. No sé por qué me enciende tanto verlo nervioso, sobre todo, aspirar esa colonia tan varonil.

—Espera un momento— se apartó, dando un reversazo que lo encontré demasiado gracioso—. Programa una cita con el técnico y que revise ese aire lo más pronto posible.

—El aire no tiene nada que ver con lo que te está ocurriendo, así que no lo culpes a el.

—¿Por qué hiciste eso de repente?

—¿Dirás qué no te gustó? Alguien te está contradiciendo — fijé la mirada en su pantalón.

—Deja de mirarme así. Voy a darme un ligero baño.

La prisa que llevaba me causó gracia. Tropezaba con sus propios pies. ¿Será que esto era lo que le hacía falta para desenvolverse y soltarse? ¿Este tipo de situaciones ayudan a su recuperación o solo la empeora? Su nivel de estrés se elevó de repente. Tengo que aprender a controlarme, es solo que me pone como una roca su modo tímido y nervioso.

No tengo idea de en qué momento en el camino me perdí, me dejé llevar por esas emociones y sensaciones que experimento cuando lo tengo cerca. Siento esa necesidad de tenerlo más cerca aún. ¿Seré capaz de soportar esa necesidad por más tiempo?  

Alcancé a ver la mitad del rostro de una compañera a través de la vitrina y casi me da un paro cardíaco. Tras haber sido descubierta por mí, se alejó apresuradamente y fui detrás de ella como si de eso dependiera mi vida.

—¡Detente ahí!

Tenía su teléfono en la mano, por eso me llenó el doble de malicia. Si captó algo inapropiado, Tom y yo nos veríamos en serios problemas. Ella dobló hacia la izquierda del pasillo con intenciones de seguir corriendo, pero la alcancé justo cuando lo hizo, llevándola casi arrastrada al cuarto de mantenimiento. Sé que todos estaban alarmados y curiosos por habernos visto corriendo en pleno pasillo.

—¡No vi nada, te juro que no vi nada!

—En mis tiempos fui atleta. Ni pienses que podrías contra mí en una carrera. Veo que lo eficiente no es solo en el trabajo, pareces a la típica vecina chismosa del barrio. ¿Es un pasatiempo o una afición? — le arrebaté el teléfono de las manos.

Por fortuna estaba desbloqueado, pues la pantalla todavía se encontraba encendida, por esa razón no fue difícil entrar a su galería y apreciar ese jugoso contenido que en el había.

—Si esto es “no ver nada”, ¿qué sería de mí si vieras?

No solo había grabado lo que hicimos Tom y yo en su oficina, sino que también tenía muchas imágenes de hombres desnudos, sobre todo, capturas de yaoi insanos y extremos.

—Oh, tienes buen contenido. Ese me lo leí y es muy bueno— seguí pasando las imágenes, cada una se ponía mejor que la anterior—. Este también me lo leí. Por propósitos de seguridad, me pasaré estas imágenes a mi teléfono — saqué el teléfono de mi bolsillo para pasarme todo el contenido, especialmente el vídeo que tomó entre Tom y yo.

—Lo siento, yo solo no había visto algo así en persona. Por favor, no le cuente nada al vicepresidente.

—No le diré nada, siempre y cuando tú elimines este video de tu galería y hagas de cuenta que aquí no pasó nada. Si te atreves a abrir el hocico, te aseguro que te lo dejaré caer con todo el peso de la ley.

Si No Puedo Tocarte [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora